viernes, 26 de abril de 2024
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Titulares

¿Mucosas hídricas?

Por: Dr.C. Julio César Hernández Perera.

Una de las primeras cosas que se aprende en la carrera de medicina, es saber valorar bien las características de las mucosas y de la piel. Por lo tanto, es familiar para los médicos la descripción de las mucosas como «húmedas». Pero recientemente durante un pase de visita escuché a un alumno describir en su presentación a las mucosas como «hídricas», en alusión a la característica que tenía esta estructura en un enfermo, que evidentemente no estaban secas.

¿Estará bien empleada la terminología «hídrica» para describir la humedad de las mucosas?

Primeramente nos remitiremos a las definiciones encontradas en el diccionario de la RAE. Húmedo, da -del latín Hum?dus-, es un adjetivo que se emplea para designar a aquellas cosas que están ligeramente impregnadas de agua o de otro líquido. También tiene como acepción la designación del ambiente que está cargado de vapor de agua, o para señalar una región o país que tiene como principal característica tener un clima donde llueve mucho o que tiene el aire cargado de humedad.

En el caso de hídrico, ca -del griego ???? e ??ico-, es un adjetivo empleado para referir que es perteneciente o relativo al agua.

Por lo tanto, estamos en condiciones de llegar a una conclusión inicial:

«Lo correcto es continuar designando a las mucosas como "húmedas"». Así queda más clara la idea de lo que realmente se aspira a describir en la semiología médica, y que es lo opuesto a las mucosas secas.

Otras ideas relacionadas con el empleo de la palabra «húmeda» en medicina.

Al adentrarnos en la semiología médica, la humedad es una característica que no solo es exclusiva de las mucosas. También son importantes en el examen físico de la piel, los ojos, la lengua, entre otros.

En la piel, el examen de la humedad se realiza mediante la inspección y la palpación. Vemos así, que generalmente la humedad de la piel es consecuencia de la actividad de las glándulas sudoríparas, fenómeno que se conoce como sudoración. Normalmente la piel es seca al tacto, sobre todo la que esta bajo la acción directa del aire y del frío exterior. El calor puede provocar como respuesta una sudoración más o menos abundante, y por eso, la humedad puede encontrarse principalmente en los pliegues cutáneos, y ser mayor si la persona se encuentra en un ambiente cálido, y durante el ejercicio o en su recuperación. La ansiedad también puede provocar mayor humedad, sobre todo en las palmas de las manos, en las axilas y en la frente.

En estados patológicos, la secreción de sudor puede estar aumentada, constituyendo lo que se denomina como hiperhidrosis -del griego hiper: aumento o exceso; hidro: agua-; o disminuida, hipohidrosis; o ausente, anhidrosis.

También el examen de la piel sirve para conocer si una persona se encuentra bien hidratada, y en este caso nos auxiliamos de algunas maniobras como pellizcar la piel y demostrar si tiene o no la presencia de un pliegue cutáneo prolongado. Si este signo no está presente, podemos referir que la persona puede estar hidratada.

Algo similar sucede con el examen de los ojos y la superficie de la lengua en cuanto a la exploración de la humedad. En todos ellos referiremos mejor su estado como húmedas o secas.

Desde el punto de vista semiológico, podemos también denominar como «húmeda», la tos que logra movilizar secreciones traqueobornquiales, que también se puede mencionar como «tos útil».

Empleo de la palabra «hídrica» en medicina.

La palabra «hídrica» se puede emplear en medicina en diferentes circunstancias. Como por ejemplo en el examen físico del tórax y del abdomen.

En la percusión del tórax podemos percibir en ocasiones una zona de matidez, que puede aparecer en grandes derrames, lo que se puede describir también como «matidez hídrica». Recordemos que en el diagnóstico diferencial de la matidez torácica podemos encontrar las grandes condensaciones pulmonares como consecuencia de una neumonía, los bloques caseosos tuberculosos y la paquipleuritis.

También en la percusión del abdomen se puede demostrar en determinadas situaciones matidez en las zonas declives que varía con la posición del enfermo, que demuestra así la presencia de ascitis libre. En este caso, desde el punto de vista semiológico se puede denominar también como «matidez hídrica».

En el síndrome de insuficiencia cardiaca, que constituye un síndrome multisistémico generado por una anomalía primaria de la función cardiaca. Se pueden presentar con frecuencia manifestaciones clínicas y signos físicos relacionados principalmente con la «retención hídrica». Así denominamos el exceso de agua en diferentes órganos y tejidos, como los pulmones, hígado y tejido celular subcutáneo.

Fuentes:

Diccionario de la Lengua Española. Vigésima segunda edición.

Llanio Navarro R, Perdomo González G. Propedéutica Clínica y Semiología Médica. Editorial Ciencias Médicas, 2003; La Habana.


 
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