1-Reivindicación
El doctor Carlos J. Finlay consagró
la mayor parte de su vida a descifrar el enigma de la fiebre amarilla.
En ese contexto no sólo encontró
la clave de tan alucinante misterio, sino también ideó
las medidas sanitarias que luego se adoptaron al nivel universal
para combatir el flagelo e inició las investigaciones que
condujeron años después al descubrimiento de la vacuna
contra el mal. Estos servicios prestados a la humanidad, le debían
reservar, por derecho propio, un merecido lugar entre sus grandes
benefactores.
Sin embargo, prácticamente desde el mismo momento de la
confirmación de su teoría, representantes del sector
reaccionario se han empeñado en escamotear su gloria científica,
o bien en ignorar o minimizar, tanto el significado teórico,
como el valor práctico de su descubrimiento, orientado desde
un principio a preservar y a mejorar la salud del hombre. Actualmente,
al cabo de los 170 años del natalicio del sabio, existen
textos en libros, enciclopedias y hasta en sitios web, que todavía
lo niegan u omiten. Incluso hay obras que falsean la historia y
atribuyen la prioridad del descubrimiento del agente transmisor
de la fiebre amarilla al doctor Walter Reed, a cuya comisión
únicamente corresponde el mérito de haber confirmado
los postulados finlaístas.
En todo caso, la participación del científico cubano
y del presidente de la comisión estadounidense en la conquista
de la fiebre amarilla se pudiera parafrasear con la existencia de
una magna sinfonía histórico-médica, en la
que durante casi 20 años fue Finlay un solista poco escuchado,
aunque perseverante y convencido del valor de su melodía.
Por su parte Reed y su comisión integraron luego la orquesta,
de la que Finlay era el director, pues a él acudieron para
nutrirse de sus experiencias y de él tuvieron asesoramiento
durante el tiempo que se dedicaron a llevar a cabo sus experimentos.
En esta sección se podrá
pasar la vista a los textos de varios documentos, en los que se
reconoce de manera oficial la primacía de Finlay como el
verdadero y único descubridor del vector amarílico.
2- ACUERDO DEL
X CONGRESO INTERNACIONAL DE HISTORIA DE LA MEDICINA
El X Congreso Internacional de Historia de la Medicina celebrado
en al mes de septiembre de 1935, en la ciudad de Madrid, España
bajo la presidencia del profesor doctor Gregorio Marañón
y actuando de Secretario el doctor Francisco Oliver, conoció
de una moción presentada por la delegación oficial
de la República de Cuba, que integraban los profesores doctores
Sergio García Marruz y Rafael Menocal, que dice así:
Primero: Que Finlay dio con
noble desinterés a la comisión americana, por el contrario
de lo que sucede generalmente, todo su rico manantial de observación
científica y, sobre todo, le dio el pensamiento directo de
sus trabajos, no pudiendo presentir, al promover en torno suyo una
nueva gloria, que ésta se utilizaría un día
en eclipse de la propia.
Segundo: Que el 4 de febrero
de 1901 comenzaron los trabajos de saneamiento de la isla de Cuba,
conforme a los principios establecidos por Finlay y con su más
constante colaboración, llegando por este camino a obtenerse
en menos de un año el más resonante resultado sanitario
de que se tienen noticias.
Tercero: Que el Mayor Gorgas
dio forma eficiente a esta brillante campaña higienista de
la que fue celoso y muy notable director y que luego con la experiencia
acumulada y creyendo -con criterio tomista- en la doctrina de Finlay,
quien había dado tan amplia prueba, pasó a Panamá,
logrando el saneamiento de la zona del Canal con el aumento de actividades,
impuesto por las características del nuevo medio, cuya gestión
se considera como su obra princeps por su peculiar trascendencia
en el orden político y económico, pero la cual no
se hubiera podido intentar sin Finlay.
Cuarto: Que la memorable comisión
sanitaria militar norteamericana, digna del mayor encomio que no
osaríamos regatearle, fue esencialmente una comisión
verificadora de otras experiencias fracasadas y, en último
término, de la doctrina de Finlay.
Quinto: Que Finlay fue el primero
en establecer científicamente el principio de la transmisibilidad
de las enfermedades infecciosas del hombre atacado al hombre sano
no inmune por insectos chupadores intermediarios, el 14 de agosto
de 1881.
Sexto: Que también fue
el primero en formular los principios sanitarios capaces de librar
del "vómito negro" a los países y de preservarlos
en el futuro de esta mortífera pestilencia.
Séptimo: Que la construcción
del Canal de Panamá, obra atrevida y gigantesca del inteligente
esfuerzo humano, sólo fue posible después de comprobados
y establecidos esos principios, bajo la meritísima y loable
organización de Gorgas, que allí como en Cuba aplicara
en gran escala el genial descubrimiento de Finlay, viabilizado en
la práctica por la comisión americana.
Esta proposición de la delegación de la República
de Cuba fue aprobada por unanimidad en una sesión plenaria
convocada con carácter extraordinario, que votó
la siguiente conclusión:
"Respecto a la proposición
de los delegados de Cuba, fue aceptada por todos los otros delegados
de las repúblicas americanas, así como por el Congreso
que aplaudió el papel primordial de Finlay en el descubrimiento
de la transmisión de la fiebre amarilla".
Madrid, septiembre de 1935.
ACUERDOS DEL XIV CONGRESO
INTERNACIONAL DE LA HISTORIA DE LA MEDICINA
El Presidente del XIV Congreso Internacional
de Historia de la Medicina, Prof. Adalberto Pazzini, certifica
que en la Asamblea Plenaria del 16 del corriente mes se aprobó
por unanimidad la siguiente Resolución:
"El XIV Congreso Internacional de Historia de la Medicina con
sede en Roma-Salerno, Italia, ratifica una vez más que sólo
Carlos J. Finlay de Cuba es el único y sólo a él
corresponde el descubrimiento del agente transmisor de la fiebre
amarilla y a la aplicación de su doctrina el saneamiento
del trópico"
Roma-Salerno, 20 de septiembre de 1954.
ACUERDO DEL XV CONGRESO INTERNACIONAL DE
HISTORIA DE LA MEDICINA
El XV Congreso Internacional de Historia de la Medicina con sede
en Madrid-Alcalá de Henares, España
ACUERDA
Primero: Confirmar la Resolución
aprobada por unanimidad en la sesión plenaria del XIV Congreso
Internacional de Historia de la Medicina, celebrado en Roma-Salerno
en septiembre de 1954, por la cual "se ratifica una vez más
que sólo a Carlos J. Finlay de Cuba, y sólo a él,
corresponde el descubrimiento del agente transmisor de la fiebre
amarilla y a la aplicación de su doctrina el saneamiento
del trópico.
Segundo: Que la Sociedad Internacional
de Historia de la Medicina realice una campaña intensa a
fin de que los libros de texto, diccionarios, enciclopedias y medios
de divulgación no atribuyan a otras personas la gloria que
por derecho propio pertenece a Finlay.
Madrid, 29 de septiembre de 1956.
3-Carta
de Henry E. Sigerist, M.D.
Casa Serena, Pura, Ticino, Suiza, 24 de marzo de 1955
Señor César Rodríguez Expósito
Apartado 97, La Habana
Cuba.
Querido Sr. y colega:
Le agradezco sinceramente que me haya enviado el último número
de los Cuadernos de Historia Sanitaria intitulado La obra y la gloria
de Finlay reconocidas por el XIV Congreso Internacional de Historia
de la Medicina, que me ha reintegrado a los días soleados
de Roma y de Salerno.
Usted me ha convencido de que es a Finlay y no a Walter Reed a quien
se debe el descubrimiento del modo de la transmisión de la
fiebre amarilla.
Reciba, querido señor y colega, la expresión de mis
sentimientos más devotos.
Henry E. Sigerist, M.D.
4-Declaración
del General Leonard Wood
"La confirmación de la doctrina del doctor Finlay es
el paso más grande que se ha dado en ciencias médicas
después del descubrimiento de la vacuna de Jenner, y este
solo hecho basta para justificar la guerra contra España."
General Leonard Wood
Doctor en Medicina
Gobernador Militar de la Isla de Cuba.
El General Leonard Wood llegó a Cuba como Coronel adscrito
al regimiento de los Rough Riders, comandado por el Teniente Coronel
Theodor Roosevelt, años después Presidente de los
Estados Unidos, quien lo consideraba un gran médico y que
con ese título pidió que fuese puesto a sus órdenes.
En esta declaración, tomada del informe que hiciera a su
Gobierno cuando se desempeñaba como Gobernador Militar de
la Isla de Cuba durante la intervención estadounidense (1899-1902),
Wood fue bien explícito al manifestar: confirmación
de la doctrina del doctor Finlay, lo que excluía toda idea
de que alguien fuera del sabio cubano pudiera ser autor del descubrimiento.
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