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Biografía
Carlos J. Finlay nació
en la ciudad de Camagüey el 3 de diciembre de 1833, fruto del
matrimonio integrado por el doctor Edward Finlay, natural de Escocia,
médico graduado de las Universidades de La Habana y Lima, y
de Elizabeth de Barrés, nacida en Puerto España, Trinidad
Tobago.
Hizo sus estudios secundarios en Rouen, Francia y se graduó
de Doctor en Medicina en 1855 en el Jefferson Medical College de Filadelfia.
Incorporó su título a la Universidad de La Habana en
1857.
Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas
y Naturales y el Secretario de su Sección de Ciencias. En esta
corporación ocupo muchos cargos y recibió varias distinciones
y honores por su trabajo científico.
En 1881 dio a conocer en la Conferencia Sanitaria Internacional de
Washington su teoría sobre el contagio
de enfermedades, con la cual resolvió de manera
admirable las pugnas y contradicciones entre los defensores del contagionismo
y del anticontagionismo.
Allí se refirió a la existencia de una corriente demostrable
científicamente, diferente al contagionismo y al anticontagionismo,
y basada en la transmisión de enfermedades de un individuo
enfermo a otro sano por conducto de vectores biológicos.
Mediante la aplicación de esta teoría a la propagación
de la fiebre amarilla, descubrió que el mosquito
Aedes Aegypti era el único agente
capaz de transmitirla.
Finlay creó el método experimental
de producir formas atenuadas de la fiebre amarilla en los seres humanos,
lo que no sólo le permitió comprobar la veracidad de
sus concepciones y descubrimientos, sino también iniciar el
estudio de los mecanismos inmunológicos de las enfermedades
infecto contagiosas.
Formuló las reglas básicas
para la erradicación del mosquito, con lo que dio
inicio al método sanitario-social conocido como lucha antivectorial
que aún se practica.
Finlay fue un científico integral
pues, a su trascendental obra en relación con la
fiebre amarilla, unió su dedicación al estudio de otras
dolencias como la lepra, las enfermedades de la visión, la
malaria, el beriberi, la corea, la tuberculosis y el absceso hepático.
Fue él incluso quien primero descubrió la existencia
en Cuba de enfermedades como el bocio exoftálmico, la filariasis
y la triquinosis; se adelantó a Carl von Rokitansky en la afirmación
del origen hídrico del cólera y su observación
sobre el tétanos infantil posibilitó hacer descender
la mortalidad por dicha causa.
Su gran contribución para liberar al género humano de
los terribles estragos de la fiebre amarilla y erradicar otras enfermedades,
lo convirtieron en benefactor de la humanidad.
Tras haber fundado y dirigido la organización de la salud pública
cubana en los inicios del período republicano en Cuba, falleció
en La Habana el 20 de agosto de 1915, a la edad de 82 años.
En el aniversario 170 de su natalicio, el
nombre de Carlos J. Finlay permanece vigente, en virtud de los nuevos
cauces que abrió al desarrollo de la Biología, la Medicina
Tropical, la Epidemiología y la Entomología. |
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