viernes, 19 de abril de 2024
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Medicina de Rehabilitación BIOMECÁNICA


Fisiología de la contracción muscular

Sobre la fisiología de la contracción

 El tejido muscular es en extremo importante para la vida del hombre. Este tejido brinda la posibilidad de realizar los movimientos que sirvan para la ejecución de las actividades diarias, el trabajo y la vida de relación. Como todo tejido está compuesto por células, las que constituyen su unidad fundamental. Estas células tienen la facultad de producir un acortamiento conocido con el nombre de contracción, pero, a su vez, también es  elástica, lo que permite el estiramiento, y es a lo que se le llama relajación. Para lograr estas reacciones musculares, el organismo ha creado su propio sistema de reacciones químicas, que son las que de acuerdo a su existencia en el interior de las células, provocan dichas acciones.

La presencia de diferentes componentes químicos en las células musculares y su vinculación con el oxígeno, es lo que se conoce como metabolismo muscular y en este capítulo estudiaremos aquellos componentes químicos que originan la contracción muscular y las manifestaciones de los mismos. No obstante, debemos  señalar que el sistema nervioso juega un papel preponderante, pues gracias a los estímulos recibidos del medio ambiente y de forma voluntaria, es llevado el impulso nervioso para producir la respuesta muscular y, por tanto, el movimiento.

El niño al nacer en la inervación musculares, polineuronal, pero gradualmente esta manifestación comienza a desaparecer, para definitivamente quedar inervada la musculatura por una neurona, que será la responsable de garantizar la unidad motora en cada músculo.

Al necesitar el hombre de la ejecución de un movimiento, los cambios bioquímicos que se producen en las células musculares son muy variados y complejos, más no imposibles de comprender. Este capítulo trata precisamente de llevar a los estudiantes de  forma sencilla la contracción muscular,  las modificaciones y cambios que se producen en los elementos que se encuentran dentro de la célula, al ser estimuladas por un impulso  nervioso.

La contracción muscular siempre es un acto voluntario, que se ejecuta cuando el hombre tiene necesidad de tomar o acercarse a un objeto o por una reacción defensiva. En muchas ocasiones, cuando la reacción es  defensiva, el acto se reduce a la acción de los mecanismos reflejos; pero cuando la acción muscular se realiza por el deseo o la necesidad de tomar o acercarse a objetos, personas o por motivos de trabajo, esta actividad es dirigida y controlada por el cerebro. Cuando se realizan actos repetitivos, como por ejemplo, al manejar, al caminar o simplemente en un trabajo que requiere la misma actividad, estos movimientos pueden llegar a automatizarse;  no obstante, la energía nerviosa del estímulo para la respuesta, estará siempre presente.

Los cambios bioquímicos que se producen en la musculatura son precisamente estimulados y controlados por la acción  nerviosa. Es por ello, que la unidad motora tiene gran importancia en el desarrollo de los  movimientos. Por otra parte, la coordinación de la actividad, requiere de la participación activa del cerebelo, que garantiza la velocidad, la dirección y la distancia a recorrer. Si el cerebelo se encuentra lesionado, los elementos del movimiento anteriormente mencionados, no estarán presentes y entonces, se produce un  gasto de energía muy por encima del que realmente se necesita. Incluso, cuando el niño se encuentra en el período de aprendizaje de la escritura, consume mucha más energía que cuando ya realiza esta actividad con fluidez, pues los mecanismos nerviosos se encuentran regulados y controlados teniendo como resultante un ahorro sustancial de la misma.

En todos los procesos de la vida del hombre, está presente como principio básico, el ahorro de energía y para ello, la coordinación en la actividad motora es un factor imprescindible. Una de las sustancias más importantes para el logro de la actividad muscular, es el Adenosin Trisfosfato (ATP), pues en correspondencia con las modificaciones del mismo en el proceso del metabolismo celular a nivel del  músculo, así será de eficiente la función muscular.

Los cambios bioquímicos que se producen en las células musculares, son dirigidos y controlados por impulsos bioeléctricos y por efectos bioquímicos. Cuando queremos preparar físicamente a un deportista de alto rendimiento, además de preparar y desarrollar sus capacidades físicas en función de la  actividad programada, (DEPORTES), el sujeto ha de estar sometido a un régimen alimentario que se corresponde con los intereses de la actividad muscular que realizará, para obtener un equilibrio protéico adecuado a las exigencias de esa actividad física.

En cuanto a la rehabilitación, podemos señalar que también es necesario establecer un régimen dietético que se corresponda con la patología, para evitar trastornos o complicaciones producto de ciertas deficiencias funcionales que caracterizan a dicha patología.

Factores químicos que participan en la liberación de la energía muscular.

Uno de los elementos más importantes para la creación y depósito de la  energía muscular, es una alimentación correcta y adecuada. Sin ella, el hombre no puede garantizar la cantidad de proteínas necesarias para tal fin; pero no sólo de proteínas se compone la energía, es preciso que existan vitaminas y otros elementos que contribuyan a la creación y la liberación de dicha energía.

La alimentación ha de ser balanceada, para que la sangre transporte al  organismo y en este caso al músculo, aquellos elementos imprescindibles para que los mismos realicen la actividad para la que han sido creados y especializados.

Como se obtiene la energía.

Uno de los factores más importantes en la obtención de energía son las enzimas. Su papel es primordial, pues actúan como catalizadores para las reacciones químicas en las células. Ellas son imprescindibles, no sólo para las células musculares, sino también, para todas las células de nuestro organismo. Cuando las células tienen un trabajo activo, las enzimas se concentran en mayor o menor cantidad, siempre en correspondencia con el trabajo celular. Las enzimas (aeróbicas) u oxidativas necesitan oxígeno, mientras que las (anaeróbicas), no necesitan de este elemento. Cuando existe un nivel equilibrado de oxígeno, con relación al trabajo de las células musculares, se forma una mayor cantidad de enzimas oxidativas, y según aumenta la capacidad muscular, se eleva la producción de dichas enzimas; de este modo,  se eleva la capacidad de rendimiento del trabajo muscular. Cuando se producen esfuerzos musculares breves, pero intensos, ocurre un aumento en la inducción de enzimas glucolíticas, lo que facilita la  capacidad de producir fuerza con una mayor rapidez.

En la composición de las enzimas, se observa la existencia de un grupo protéico, conocido con el nombre de (Apoenzima) y otro prostético, que se denomina (coenzima) vitaminas u oligoelementos.

El grupo protéico se puede formar por la producción de aminoácidos en el organismo, pero las vitaminas y los oligoelementos con frecuencia no son suficientes. En este caso, la posibilidad de aumentar la concentración de enzimas vitaminas y oligoelementos no se obtiene a través del entrenamiento, de lo que se deduce, la importancia de una alimentación donde estén presente en cantidades suficientes los vegetales y las frutas, para garantizar la presencia de vitaminas y minerales en el organismo. Cuando hablamos de enzima, nos referimos a: enzima es = coenzima + apoenzima.

El efecto de las enzimas musculares se manifiestan en el interior de las células, por ejemplo: (la Creatisinasa). Cuando se produce un aumento de estas enzimas en la sangre, estamos frente a una fatiga muscular o simplemente ante una lesión de la célula muscular.

Las enzimas de la digestión tienen por el contrario un efecto extracelular y se segregan por las glándulas del tracto digestivo (por ejemplo el páncreas) y su acumulación en la sangre o la orina, nos indica la presencia de una enfermedad, que puede ser: una pancreatitis.

La energía del ATP se debe a la energía solar, es decir, que la energía química del trabajo muscular está bajo la influencia solar. Las plantas verdes tienen la posibilidad de transformar esta energía química a través del proceso de asimilación y esta energía se almacena en los nutrientes (Hidratos de Carbono, Lípidos y Proteínas). Todos los alimentos a través del metabolismo son convertidos en la misma sustancia, precisamente en ATP. La energía de las moléculas de ATP se encuentra precisamente en las moléculas de fosfato intramusculares y cuando estas son catabolizadas, se libera energía. Este catabolismo se realiza precisamente por la enzima Atpasa.

Las enzimas son compuestos protéicos extremadamente imprescindibles para todas las reacciones químicas que se desarrollan en las células y la concentración de las mismas depende, fundamentalmente, del tipo y el grado del esfuerzo. La eficacia de las enzimas está también determinada por parte de la acidez de las células, es decir, no todo depende de esta acidez, pero la misma, tiene un papel importante en la acción enzimática y esta concentración depende también, de la concentración de iones de Hidrógeno, lo que se conoce como (nivel de pH) en la célula. Una parte de los iones de Hidrógeno se forma en el catabolismo del ATP, debido a que en la reacción participan moléculas de agua. Para que no existan dificultades con los iones de Hidrógeno, es necesario que en las células exista buena cantidad de iones de oxígeno, pues estos serán utilizados en otra reacción donde son necesarios los iones de oxígeno.

Sin embargo, cuando el esfuerzo es muy intenso, la llegada de oxígeno a las células no es suficiente, es decir, no cubre las necesidades de las mismas, entonces, parte de los iones de Hidrógeno liberados durante la desintegración del ATP, se quedan retenidos en las células musculares. El citoplasma se vuelve ácido, su nivel de (pH) baja y la actividad de la  Atpasa es más lenta. La producción de energía se detiene y el músculo se fatiga lo que produce una disminución de la capacidad de rendimiento, cuando el esfuerzo es excesivo.

El oxígeno no sólo es importante para la desintegración del ATP, sino que determina también en su síntesis y cuando el aporte de oxígeno es suficiente, los sustratos nutritivos de las mitocondrias de las células musculares se transforman en ATP.  A este proceso algunos autores le denominan, respiración celular.

En la respiración celular, de una molécula de azúcar (glucosa), se forman 26 moléculas de ATP; de una molécula de grasa (trigliceridos), 436 moléculas de ATP; de una molécula de aminoácidos, (los aminoácidos componen las proteínas) corresponde  la misma cantidad que a la de glucosa.

Las proteínas son fuentes de energía sólo cuando el esfuerzo se prolonga en un largo lapso de tiempo. Para que se produzca esta acción, deben cumplirse las siguientes condiciones: que la producción de enzimas musculares y hepáticas sean suficientes, para que puedan producirse las reacciones que liberan la energía. Para la formación de ATP, sólo un 40 % de la producción de ATP, es aprovechable; la otra parte, el 60 % se libera en forma de calor.

En las mitocondrias, cuando se produce la síntesis de ATP, se manifiesta una producción aeróbica de energía, pues este proceso no puede desarrollarse sin la presencia del oxígeno. Este proceso también se denomina ciclo de ácido o ciclo de (Kerbes) (Hans Kerbes). Cuando el músculo realiza un gran esfuerzo, el aporte de oxígeno es insuficiente para cubrir sus necesidades, el trabajo muscular, sin embargo, no se interrumpe inevitablemente y el esfuerzo puede prolongarse formando el ATP necesario para la contracción muscular en forma glucolítica, debido a la descomposición de azúcar y en forma anaeróbica, sin oxígeno. Gracias a la ayuda de las enzimas, se puede realizar la producción anaeróbica de energía;  estas enzimas son citoplasmáticas, es decir, que se encuentran en el interior del citoplasma. Cuando se produce el trabajo muscular anaeróbico, de una molécula de glucosa sólo se pueden formar 3 moléculas de ATP (mientras que si la producción de energía es aeróbica se podrán obtener 36).

Al obtener energía glucolítica, una parte de la energía se transforma en ácido láctico, pasando por el ácido pirúvico. El ácido láctico es un ácido bastante fuerte y una gran parte de este ácido se disuelve en el líquido citoplásmatico, lo que libera iones de Hidrógeno del ácido láctico.

Por esta acción, disminuye el nivel de pH del citoplasma y este nivel baja también, por la descomposición de iones de hidrógeno en la composición de iones del ATP; este proceso pudiera ser el más importante para la aparición de la fatiga muscular, también depende mucho de las posibilidades que tenga el organismo para unir los iones de hidrógeno que se liberan.

En el líquido extracelular, en la sangre y en las propias células musculares, existen sustancias (TAMPON) que están preparadas para la captación de iones de hidrógeno. Estas sustancias pueden considerarse como amortiguadoras y ellas pueden lograr a través de su actuar, que la acidez del  músculo se produzca más lentamente y con ello, retrasar  su fatiga. Se puede lograr que estas sustancias amortiguadoras aumenten precisamente a través del entrenamiento, lo que explica que las personas que realizan actividades físicas sistemáticas, se sientan siempre con disposición para el trabajo.

El ácido láctico que se forma por el trabajo anaeróbico del músculo y que se conoce en su forma de sal como (Lactato) se cataboliza con relativa rapidez, incluso una parte, mientras se realiza el movimiento o esfuerzo.

Los depósitos de ATP o musculares de fosfato, en las células musculares, no son muy grandes y se calcula que en una persona de 75 kg de peso, con 20 kilogramos de masa muscular, tienen depósito celulares de 100 mmol esta cantidad de energía corresponde a unos 4 kilojulios o un kilocaloría, suficiente sólo para 2 segundos  como máximo de trabajo muscular. Estos depósitos de ATP pueden aumentar cuando la persona realiza un  entrenamiento de fuerza aproximadamente 5 meses.

La fosfocreatina es otro depósito de fosfato del que disponen las células musculares y la misma se desintegra al comienzo de un esfuerzo en las articulaciones de Miosina. Esta reacción se desarrolla con la ayuda de la enzima (Creaticinasa) y al realizarse este proceso, se produce la liberación de ATP (CKOCPK) esta es la forma de abreviatura de esta sustancia Se supone que hay 340 mmol de Creatincinasa por cada 20 kilogramos de masa muscular. Esta cantidad de Creatincinasa corresponde a 3,6 kilocalorías. Cuando se realiza un esfuerzo máximo, los depósitos de Creatincinasa pueden mantener el trabajo muscular durante 6 segundos. Si la persona realiza un entrenamiento de cinco meses, los depósitos de creatinfosfato pueden aumentar hasta en un 22 por ciento.

La creatincinasa no sólo es imprescindible para la descomposición de la fosfocreatina y la síntesis de ATP, sino que con su ayuda, se pueden medir el cansancio de los músculos, el dolor y la recuperación después del esfuerzo. Cuando se produce el trabajo muscular, siempre se afectan algunas células musculares, pero no necesariamente se destruyen, más la permeabilidad a la Creatinsinasa y otros elementos aumentan. Esta se difunde desde el líquido intercelular a la sangre  pudiendo ser medida en esta última.

Después de todo lo antes expuesto, podemos resumir que las células musculares obtienen la energía química  del ATP y está se transforma en una energía mecánica (fuerza muscular), en los filamentos de actina y miosina propios de las células musculares. Para lograr la ejecución de la contracción muscular, no sólo es necesaria las transformaciones químicas que se producen en la célula muscular, sino que se hace necesaria la participación de otro sistema aún más complejo, el Sistema Nervioso. Una contracción muscular se alcanza, cuando el sistema Nervioso ha  liberado un estímulo que se convierte en un impulso capaz de provocar la excitabilidad de la célula muscular.

Si el impulso nervioso es suficiente, nos encontramos ante un estímulo adecuado, es decir, que este impulso nervioso ha sido lo suficientemente necesario para producir la excitación celular. Cuando un impulso mínimo del sistema nervioso logra excitar la célula muscular, nos encontramos frente a un estímulo capaz de producir la contracción muscular, (umbral de excitabilidad), mas si el impulso es menor que la posibilidad de excitación de la célula muscular, estamos entonces, ante un estímulo subumbral y las mismas no producen contracción. Cuando el sistema nervioso produce una excitación más intensa que el umbral de excitabilidad de un músculo, la misma se denomina (sobre umbrales).

Partiendo de lo anteriormente expuesto, se puede afirmar que el grado de excitación de un músculo depende, hasta ciertos límites de la intensidad de la excitación. Esto tiene su explicación basado en que las fibras musculares que se estimulan en cada movimiento poseen distinto grado de excitabilidad; por esta razón, unas se contraen en respuesta a pequeñas intensidades de excitación, mientras que las otras lo hacen ante intensidades más altas.

Podemos diferenciar entonces grados de excitabilidad, cuando las células musculares son fácilmente excitables, estamos ante células de (excitabilidad débil), por el contrario, cuando las células responden a un estímulo muy bajo, hablamos de excitabilidad elevada (umbral de excitación alto).  Cuando se produce un estímulo por encima del umbral de excitación, es  decir, el estímulo es de intensidad elevada, se produce un aumento de la intensidad de la contracción muscular, pero la misma será hasta un límite. Cuando se habla de los músculos esqueléticos, (de fibras estriadas), se acepta la definición de contracciones musculares únicas y prolongadas.

Las contracciones prolongadas se conocen también, como contracciones sumarias o tétanos.

Las contracciones únicas son el producto del trabajo de laboratorio, las mismas se obtienen como respuesta de una excitación breve, (un impulso), y en la misma se distinguen tres momentos:

El músculo se contrae después de transcurrido un tiempo del recibo de la excitación y los autores le han denominado como período de excitación latente y el mismo se puede medir empleando el sistema de milésimas de segundos.

A continuación comienza el segundo período, al que se le llama, período de contracción o acortamiento muscular y el tercer período, que es cuando se produce la relajación muscular. Como se puede comprender, en estos tres momentos de la contracción muscular, por la excitación, se manifiesta un proceso variable en la misma, que en correspondencia con los períodos se definen de la siguiente forma: Excitación latente, en el primer período, en el segundo, se produce la fase de exaltación, debido precisamente a que el estímulo crece y en el momento de la relajación, el estímulo se manifiesta en descenso, hasta alcanzar la relajación original, donde la excitabilidad recupera nuevamente su nivel normal. Como dijimos anteriormente, las contracciones únicas sólo se pueden alcanzar en un laboratorio especializado de neurofisiología, porque en los músculos esqueléticos si se realiza una contracción única, el hombre no puede realizar los movimientos necesarios para la vida. Generalmente, los músculos son sometidos a estimulaciones de impulsos sucesivos, lo que origina la contracción prolongada o tetánica.

La frecuencia de los impulsos, por tanto, determinan en la forma de contracción muscular, en consecuencia, se puede afirmar que nuestro sistema nervioso central  envía a los músculos una cantidad de impulsos suficiente, para lograr una contracción muscular prolongada. Por tanto, cuando la frecuencia del impulso es la necesaria para el músculo, se produce una contracción continua.

En este caso, la frecuencia es tan elevada, que llega al músculo, antes de haber concluido la contracción provocada por el impulso anterior, por tanto, podemos resumir que: la forma de contracción muscular depende de los impulsos que el músculo reciba.

Por otra parte, la magnitud de la contracción está vinculada no sólo a la frecuencia del impulso, sino que depende también de la intensidad del estímulo o impulso. Para lograr una excitación adecuada a los músculos del hombre, se necesita de 100 a 200 impulsos por segundo.

El tono muscular es mantenido a través de impulsos muy diferenciados que se producen en el sistema nervioso central y que están diseñados precisamente para mantener este tipo de contracción muscular, conocida con el nombre de (tono muscular). Cuando los músculos se encuentran en la contracción para mantener el tono muscular, el metabolismo de los mismos no se manifiesta  a plenitud y gracias al tono muscular, se logra mantener la figura de nuestro cuerpo.

Otro aspecto de gran importancia, es que precisamente a través del tono muscular, se logra conservar la postura, que no es responsabilidad directa de la musculatura, pero ésta  contribuye a organizar y dirigir las fuerzas para que el trabajo de los ligamentos y demás elementos de las articulaciones cumplan su misión.

Hasta el momento hemos realizado una explicación de los cambios bioquímicos que se producen en el músculo para la ejecución de los movimientos.

A través de las investigaciones y de la observación diaria, se ha podido comprobar que no sólo los cambios bioquímicos son los responsables de esta actividad, que es indispensable la participación del sistema nervioso como agente estimulador para que se produzcan estos cambios y para que la actividad motora tenga un objetivo y una significación en la vida de cualquier persona.

El Sistema Nervioso tiene la función de excitabilidad, es decir, que está preparado para recibir un estímulo y transmitirlo a las zonas cerebrales correspondientes y a través del mecanismo de selección del Sistema Nervioso Superior, convertir este estímulo en impulsos nerviosos que llegan al órgano efector para emitir una respuesta.

Los impulsos nerviosos provenientes del cerebro, son la fuente principal, (el estímulo para la ejecución de una respuesta motora).

Los impulsos nerviosos, no se producen aislados, sino que forman  una cadena  de impulsos que viajan a gran velocidad a través de los axones, por tanto, se podría considerar que éstos se manifiestan en forma de trenes de impulsos o de impulsos sucesivos, con pequeños intervalos entre uno y otro, dando origen de este modo a la contracción muscular.

En el estado de reposo, los músculos son potentes máquinas de concentración de energía, pero la misma se consume con gran rapidez al ejecutar un movimiento por lo que la acción metabólica de la musculatura es más eficaz, en el período de contracción.

No obstante, los músculos tienen la propiedad de acumular cierta energía de reserva para dar respuesta al primer impulso y comenzar la acción metabólica en el período de contracción.

Partiendo de estas investigaciones es de suponer que exista una actividad funcional nerviosa que garantice la actividad motora y esta unidad se conoce con el nombre de Motoneurona.

La Motoneurona está compuesta por la neurona motora, el axón y sus ramificaciones en el interior del músculo y así, se constituye integralmente la Unidad Motora.

Todos los nervios están constituidos por gran cantidad de fibras nerviosas, las que  se encuentran protegidas por una vaina conocida con el nombre de Neurilema. Esta estructura constituye una unidad funcional y en el caso de los nervios motores, la integridad de esta estructura es indispensable para garantizar el  movimiento. Esta integridad anatómica determina la posibilidad de excitabilidad y conductividad del nervio.

Cuando se produce un estímulo en una determinada zona del  nervio no se observa ninguna alteración en dicha zona estimulada, pero fracciones de segundos posteriores al estímulo, el músculo inervado produce una contracción. Esto nos demuestra que el nervio tiene la capacidad de excitarse y, a su vez, de conducir esa excitación hasta el músculo, en este caso, el órgano efector da la respuesta. Como señalamos anteriormente, para que un estímulo tenga eficacia, el mismo ha de tener una determinada intensidad necesaria para provocar la contracción.

Es bueno reflexionar sobre las estructuras musculares esqueléticas; las mismas conforman aproximadamente la mitad de su peso.

Según (ELSTMAN), los músculos están compuestos por 250 millones de fibras musculares, pero en el organismo no existe la misma cantidad de nervios para alcanzar una inervación de cada fibra por el axón, ya que sólo existen 240 mil fibras nerviosas, de tipo mielínicas, que parten de las astas anteriores de la médula, por lo que no puede bajo ningún concepto, cada fibra muscular tener su fibra nerviosa.

La naturaleza es muy pródiga, como expresa el dicho y por ello, los axones, antes de entrar en el músculo e inmediatamente después, realizan una ramificación, varias veces, inervando cada ramificación una cantidad de fibras musculares.

La Motoneurona, su cilindroeje y las fibras musculares que éste inerva, conforman una estructura  funcional conocida como Unidad Motora. (SHERRINGTON) La fase de inervación de un músculo está dado por la relación que existe entre el número de células y el de fibras motoras.

Para citar un ejemplo: el Músculo Tibial Anterior posee 250 mil fibras musculares y cuenta con 445 células motoras. Si realizamos una sencilla operación matemática, podemos contatar que a cada célula motora le están asignadas 657 fibras. Esto significa que, a mayor cantidad de fibras musculares, mayor inervación de fibras por cada Unidad Motora.

Las fibras musculares que corresponden a un Unidad Motora están repartidas irregularmente en la masa muscular, anteriormente se creía que formaban un haz. De esta forma, el músculo garantiza parcialmente su integridad, tratando de proteger la función muscular. Según (CLARK), en los grandes músculos la tasa de inervación es de 1/100 y en los músculos que tienen vinculación con los sentidos, se manifiesta en la siguiente proporción, 1/7. Para poder comprender el mecanismo de graduación de la contracción muscular, es muy importante tener esta información presente. Cuando se produce una lesión del nervio, se modifica o dificulta la capacidad de movimiento, puesto que se ha transformado la función neurológica.

Todo daño en un nervio, provoca una paresia o una parálisis, las lesiones no sólo son atribuibles a traumatismos, sino que también debemos considerar aquellos procesos patológicos que alteran  la función o la estructura anatómica.

 

En caso de producirse un traumatismo en un nervio periférico, se pueden presentar lesiones muy variable si se tiene en cuenta el grado de afectación.

(SEDDON), en sus estudios, propuso una clasificación en la que se refiere a tres tipos de lesiones:

1.- Neurotmesis: Esta lesión nerviosa significa que las estructuras del mismo han sido lesionadas con pérdida de la continuidad y la misma no tiene una curación espontánea.

2.- Axonotnesis: se refiere cuando está presente una lesión del axoplasma; pero la baina no ha sido afectada: En este tipo de lesión, la posibilidad de regeneración es real, por la regeneración del axoplasma hacia la periferia.

3.- Neuropraxia: se manifiesta como un trastorno benigno, donde la lesión anatómica no está presente y en algunos casos se produce una parálisis pasajera.

 

Cuando las lesiones se producen en las Motoneuronas del asta anterior, es prácticamente imposible que se produzca la regeneración, esta lesión según algunos autores, es irreversible, pues la misma toma toda la neurona, el cilindoreje y las fibras musculares que ella inerva, en este caso, se encuentra dañada toda la Unidad Motora y, por tanto, la práctica de movimiento es totalmente imposible. En este tipo de lesión, cuando ha abarcado totalmente la inervación de un músculo o de un grupo muscular, entonces nos encontramos frente a una  (PARALISIS).

Cuando la lesión ha afectado sólo algunas de las Motoneuronas entonces el músculo es capaz de realizar algunos movimientos y nos encontramos frente a una PARESIA. Esta se produce precisamente porque las Motoneuronas que no han sufrido daño, pueden continuar realizando su función.

La regeneración de las fibras nerviosas es posible cuando las vainas no han perdido su continuidad, pues a través de la quimiotaxia la célula nerviosa se encuentra en condiciones de producir su regeneración al penetrar en el neurilema o vaina. El crecimiento de las fibras nerviosas se produce muy lentamente y se dice que el avance en este sentido es de medio o un milímetro diario, por lo que cuando realizamos un tratamiento ante un tipo de lesión que puede regenerarse, debemos tener mucha paciencia, tanto el técnico como el paciente, para lograrla. Como hemos observado, es imprescindible la continuidad de la vaina nerviosa para lograr la regeneración, por tanto se hace necesaria la sutura quirúrgica del nervio que ha sufrido la lesión.

De acuerdo a los adelantos en las ciencias Neurológicas, debemos estudiar con rigurosidad la Neurofisiología, pero aún es más importante comenzar a valorar las tesis y descubrimientos realizados por los neurofisiólogos acerca de la neuroplasticidad, pues estamos convencidos que a través de los estudios y progresos que se logren en las investigaciones, la Rehabilitación habrá de alcanzar algunas respuestas científicas que hasta el presente no se han conseguido.

Todos los autores actuales de libros y tratados de Rehabilitación llegan siempre al mismo criterio, no han sido explicados todos los fenómenos del proceso o de los programas de Rehabilitación en forma totalmente científica, pues existen factores y elementos que aún no se han explicado.

La regeneración axónica no puede ser la única explicación de la recuperación neurológica, existen, según la teoría de Neuroplasticidad otras posibilidades y hacia este aspecto debemos proyectarnos los rehabilitadores

 

 

 

 

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: Editor Principal. Especialista de I Grado en Medicina Física y Rehabilitación | Hospital Provincial "Manuel Ascunce Domenech", MINSAP| calle e/ . municipio, Camagüey, CP, Cuba | Teléfs.: , Horario de atención: 8:30 a.m. a 5:00 p.m., de Lunes a Viernes


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