sábado, 20 de abril de 2024 |
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Editorial Revista No.6 El pasado 28 de enero se cumplieron 155 años del nacimiento del Héroe Nacional cubano José Martí Pérez (1853- 1895), caído en combate por la independencia de nuestro pueblo del cruel colonialismo hispano y nuestra publicación periódica no quiere dejar pasar tan importante efemérides para destacar, brevemente, en su página editorial, el alto aprecio que Martí tenía por las labores política y en campaña del personal en general de la salud y en particular del médico cubano. Al doctor Martín L. Marrero Rodríguez (1859- 1943), después General de Brigada del Ejército Libertador de Cuba, le diría a finales de 1893 en Cayo Hueso: “Los médicos son los mas apropiados, y por tanto, serán los mejores delegados. Sus pasos en ninguna hora, ni en ninguna parte llaman la atención: siempre son bien recibidos. Todos le deben algo: unos la vida, otros dinero. El médico es quien mejor conoce los secretos de todos: por eso esta será la revolución de los médicos”. Ya en campaña, el narraría en su inmortal Diario cómo su labor se desdobló también en la atención médica a los heridos. Allí dejó escrito: “Y cuando dieron la orden de descansar y se tendieron las hamacas, yo, primero que dormir o reposar, hurgué en mi jolongo y saqué de él medicina. A uno, que del jugo del tabaco, de apretar tanto el cabo en la boca, se le habían desprendido los dientes, le di a beber un sorbo de Marrasquino. Y cuando llegó el agua fresca, con Paquito Borrero, de tierna ayuda, me puse a curar de un soldado la herida narigona. La bala le había entrado por el pecho y salido por la espalda. En una de las bocas, la de entrada, le cabía un dedal: en la otra la de salida, una avellana. Se la lavé y le aplique yodoformo y algodón fenicado. Habilidades de médico me habían salido, y por piedad y por casualidad, se me habían juntado al bagaje mas medicinas que ropa- y no para mí por cierto, pues nunca me sentí mas sano, sino para los demás. Y en las curas tuve algunos aciertos por lo que gané un poco de reputación, sin mas que llevar conmigo el milagro del yodo, y el del cariño, que es otro milagro […]” Al final de su existencia, en las últimas páginas de su extraordinaria obra escrita nos dejaba a todos los médicos cubanos una máxima recomendación: curar con el milagro del yodo, que quiere decir con la mejor medicina y con el cariño, la más alta expresión de la sensibilidad humana. Dr. Gregorio Delgado García |
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