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martes, 1 de julio de 2025 |
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La formación de asas en la colonoscopia Para comprender la explicación anatómica de las asas y configuraciones que se presentan en el curso de una colonoscopía, así como para entender el porqué no siempre se cumplen las «reglas» de la colonoscopia -debido habitualmente a la movilidad del colon y sus fijaciones-, es imprescindible conocer acerca de la anatomía mesentérica normal, los elementos de fijación del colon y sus efectos sobre la colonoscopia. El colonoscopio que se ha introducido puede distender el intestino hasta el máximo de lo que permiten sus fijaciones o los límites de la cavidad abdominal. La morfología de la pelvis, con su concavidad curva en el sacro y la proyección hacia delante de este hueso, da lugar a que el colonoscopio ocupe una posición anterior a partir de la pelvis, y a que la caña del equipo pueda a menudo notarse formando un asa contra la pared abdominal anterior, antes de pasar de nuevo a la parte posterior hacia el colon descendente en el canal paravertebral izquierdo. El resultado es que se forma un asa anteroposterior en el recorrido del colon sigmoide y, puesto que el colon descendente se halla normalmente en situación lateral, esta asa sigue una dirección horaria. Debido a que el asa cursa hacia delante contra la pared abdominal, es posible reducir o modificar en parte su curvatura si se ejerce presión con la mano en el cuadrante inferior izquierdo del abdomen.
Después de ascender por el canal paravertebral, el colon descendente se dirige hacia dentro y adelante hasta su continuidad con el colon transverso; este último se sitúa también inmediatamente debajo de la pared abdominal, mantenido hacia delante por los cuerpos vertebrales, el duodeno, el páncreas y otras vísceras. El ángulo hepático forma un asa hacia atrás y se coloca en el canal paravertebral derecho hasta continuarse con el colon ascendente, en otra espiral de dirección horaria. El ciego asciende hacia delante contra la pared abdominal anterior, lo que permite su transiluminación y explica que los cambios de posición (hacia delante o atrás) ayuden a alcanzar su polo. El intestino se encuentra normalmente fijo a nivel del recto y del colon descendente y ascendente; las porciones sigmoide y transversa quedan libres, unidas a su mesenterio o «mesocolon». El recto se mantiene fijo, sobre la concavidad sacra, por el peritoneo. Mesenterio
La longitud del asa del colon transverso influye también sobre el ángulo con que el endoscopio aborda el ángulo hepático, del mismo modo que el tamaño del asa del colon sigmoide da lugar a un ángulo agudo en su unión con el descendente. Debido a que el mesocolon transverso tiene una base ancha, habitualmente no permite que se forme un asa en forma de letra gamma. El colonoscopio tiende a configurar un asa o bucle en guirnalda a nivel del colon transverso, contra la que se puede ejercer resistencia (aprovechando su posición anterior contra la pared abdominal), en caso necesario, mediante presión hacia arriba con la mano situada bajo el reborde costal izquierdo, o en el epigastrio, según convenga. Desde los puntos de vista anatómico y endoscopico, el ángulo hepático constituye una curva en horquilla de casi 180°, similar en muchos aspectos a la que existe en la unión entre el sigmoides y el descendente, pero más constante en cuanto a su fijación, y también más ancha.
Cuando el instrumento incurvado se encuentra en el colon descendente, a veces es útil efectuar una rotación antihoraria para rectificarlo, en vez de la horaria habitual, por haberse formado un asa sigmoide en forma de «alfa invertida», antihoraria. Al rectificar el colonoscopio puede dirigirse hacia el centro y formar un «ángulo invertido».
Algunas veces, cuando la punta del endoscopio se halla en el ciego y se visualiza la válvula ileocecal, por fluoroscopia el extremo puede aparecer en el centro del abdomen o en el hipocondrio derecho, en vez de ocupar su posición convencional en la fosa ilíaca.
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