viernes, 26 de abril de 2024
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Salud y Desastres



Para enfrentar los desastres y su repercusión

AmbienteNingún país está exento del impacto de los desastres, y por tanto de sufrir sus consecuencias sobre las comunidades y elementos vulnerables que existan en su territorio. El conocimiento en cuanto a su variedad, características y frecuencia, sus efectos generales sobre la salud, las medidas de precaución y cómo resolver los problemas inmediatos nos prepara para enfrentarlos.

Por: Carmen R. Alfonso
Asesor: Guillermo Mesa

Desde la remota antigüedad hasta los tiempos actuales, sistemáticamente han tenido lugar en diversos lugares del Planeta lo que se conceptualiza como “acontecimiento o serie de sucesos de gran magnitud, que afecta gravemente las estructuras básicas y el funcionamiento normal de una sociedad, comunidad o territorio, al ocasionar víctimas y daños o pérdidas de bienes materiales, a la infraestructura y a los servicios esenciales o medios de sustento, a escala o dimensión más allá de la capacidad normal de las comunidades o instituciones afectadas para enfrentarlas sin ayuda”.

Los desastres pueden ser provocados por la Naturaleza: hay regiones donde suceden erupciones volcánicas, deslizamientos y sismos; en otras, sus pobladores sufren por huracanes, maremotos y tormentas de nieve; y numerosas zonas del mundo conocen los terribles efectos de la sequía. También suelen ocurrir a consecuencia de la acción del hombre como los accidentes de todo tipo, desde descarrilamientos y naufragios hasta nucleares y químicos, los incendios, la contaminación y los conflictos bélicos; o por la propagación de enfermedades, como el dengue, el SIDA, el cólera o el virus del Nilo, incluido lo que en los últimos años se conoce por la comunidad internacional como bioterrorismo.

En este siglo XXI en que vivimos, no obstante la evolución del pensamiento humano y los adelantos de la ciencia, continúan los desastres cobrando un alto saldo contra la salud humana en la cifra de personas muertas, lesionadas o traumatizadas desde el punto de vista psicológico.

Los efectos generales que estos tienen sobre la salud dependen del tipo de fenómeno que suceda. Y, por supuesto, los desastres desencadenan una serie de factores estresantes que pueden originar tensión en grado variable en las víctimas.

Pudiera hablarse de la transmisión de enfermedades después de desastres naturales debido a la circulación de agentes infecciosos y parasitarios establecidos en la población afectada antes del desastre, de los cambios ecológicos resultantes de los desastres, del colapso o daño a edificios de servicios públicos de salud, o de la desarticulación en los programas de control de enfermedades. La salud mental es tema a tratar de forma independiente.

Al referirnos al primero de estos aspectos (la transmisión de enfermedades), no es ocioso señalar que el peligro de que surja una epidemia posterior a un desastre guarda relación con los niveles endémicos de enfermedades en la población, si un agente infeccioso no existía en ella antes de la calamidad, por lo común no hay peligro de que se produzca un brote. Por ello, para lograr la supervivencia y la protección de los elementos vulnerables, se impone tomar las medidas que limiten sus nocivos efectos y educar a la población para que pueda ejecutar las acciones preventivas capaces de disminuir los daños.

En Cuba, existen diversas amenazas

Por su ubicación geográfica, su desarrollo socioeconómico y otros factores, Cuba está sometida a diversas amenazas de desastres, entre ellas han sido identificadas mediante un riguroso estudio los huracanes, las tormentas tropicales, las bajas extratropicales, las tormentas locales severas, las intensas lluvias por otras causas, las inundaciones costeras, las graves sequías y los sismos. También hay riesgo de que ocurran: rupturas de la cortina de obras hidráulicas, grandes incendios urbanos y en zonas rurales, epidemias y epizootias, enfermedades y plagas agrícolas graves.

Sin embargo, las amenazas de desastres que por su frecuencia y consecuencias tienen mayor importancia para Cuba son aquellas de origen meteorológico, en particular los huracanes y tormentas tropicales, y las inundaciones costeras y fluviales ocasionadas por estas u otras causas.

El grado de organización alcanzado en el país, la preparación de las personas en las áreas de riesgo, la planificación cuidadosa de las acciones de respuesta y la coordinación de todos los factores participantes en ella, unido a una acertada gestión de dirección por parte del Estado en todas las instancias, ha dado como resultado que no existan muertes o estas sean mínimas en relación con la magnitud del peligro, es de vital importancia la exigencia de las medidas de prevención avaladas por la experiencia de más de 35 años.

En cuanto a los ciclones tropicales, los principales factores de destrucción son los vientos, las lluvias intensas, las inundaciones, la marea de tormenta y los deslizamientos de tierra secundarios, que traen como consecuencias la pérdida y daño de estructuras, puede ocurrir contaminación del suministro de agua y alimentos; pérdidas de vidas humanas por diferentes causas, interrupción en las comunicaciones; afectaciones en los animales, los cultivos y la producción de alimentos para el consumo humano, entre otras consecuencias negativas.

Son medidas principales de protección de carácter preventivo general: la poda de árboles, en particular los que afectan el tendido eléctrico y de comunicaciones o ponen en peligro algunas edificaciones; la limpieza de tragantes y desagües de azoteas; la protección de los medios materiales en obras de construcción; la recolección de escombros en la vía pública; la limpieza de alcantarillas y drenajes de la vía pública, centros de trabajo, estudios y otros lugares públicos; el apuntalamiento y refuerzo de edificaciones con peligro de derrumbe; el refuerzo de los techos más vulnerables a la acción de los vientos y las fuertes lluvias y el mantenerse informados de la situación meteorológica y las medidas a cumplir.

Es importante que el personal correspondiente tenga los conocimientos para resolver los problemas inmediatos vinculados con un desastre ambiental, en especial si son derrames de hidrocarburos y otras sustancias químicas, escape de gases tóxicos, accidentes radiológicos, grandes explosiones o accidentes catastróficos del transporte.

Principales medidas de precaución

Ante la inminencia y durante el paso de un ciclón tropical las principales medidas de precaución son: no tratar de atravesar ríos, lagos, cañadas ni arroyos crecidos, así como puentes, carreteras y caminos cubiertos por el agua; no deambular por zonas inundadas; no tocar —y alejarse de inmediato de— cualquier tipo de cable caído; no tratar de pescar en los embalses; reforzar las puertas y ventanas, así como asegurar las tapas de los tanques y otros depósitos; mantenerse siempre atentos a los avisos e informaciones meteorológicas y de las autoridades; y cumplir estrictamente las indicaciones y orientaciones de las autoridades del territorio, en especial sobre la evacuación.

En el caso de las personas evacuadas ubicadas en un albergue o refugio temporal, resulta importante la permanencia en este y el cumplimiento disciplinado de las normas establecidas; no tratar de volver al lugar de origen hasta no ser decidido por las autoridades.

Sistemáticamente recoger y mantener en condiciones seguras los objetos que pudieran ser llevados por el aire, ya que podrían convertirse en verdaderos proyectiles; y mantener la vivienda y sus alrededores limpios de desechos, lo que contribuye a reducir la obstrucción de los tragantes, las inundaciones locales y a evitar la proliferación de vectores.

Desde que se conozca la amenaza de un ciclón para el territorio, se ha de crear y mantener a buen resguardo, reservas de agua potable y para usos domésticos, ya que puede afectarse el suministro habitual por diversas causas; preparar oportunamente medios de emergencia para la iluminación; prestar especial atención y ayuda solidaria efectiva a las personas más vulnerables, en particular niños, embarazadas, ancianos, impedidos físicos y enfermos; y en caso de faltar el fluido eléctrico y no poseer en la casa radio con baterías, coordinar entre vecinos para la escucha de los avisos meteorológicos y las orientaciones de las autoridades acerca de la situación.

En cuanto a los peligros de origen geológico, en Cuba se señalan los sismos o terremotos, que se manifiestan en la superficie de la tierra como consecuencia del desprendimiento o ruptura de la corteza terrestre a lo largo de fallas o áreas de tensión interna.

Cuando estas sacudidas son violentas, lo que sucede por fortuna no frecuentemente, suelen ser más destructoras que las inundaciones o los ciclones, y puede traer como consecuencia daños físicos como incendios, fallas de represas, deslizamientos de tierra, con un número alto de víctimas en áreas altamente pobladas o donde las construcciones no son resistentes. Otras suelen estar relacionadas con las lesiones por fractura, el suministro de agua contaminada o el deterioro de las condiciones sanitarias.

Las medidas de prevención y preparación ante sismos incluyen el evitar la construcción de nuevas edificaciones en las áreas de mayor riesgo (sobre fallas principales); la construcción de obras resistentes a la influencia de los terremotos; la identificación y caracterización de las fallas y su reflejo en mapas; los estudios de microzonificación sísmica, la evaluación y reducción de la vulnerabilidad, la preparación de planes de enfrentamiento al posible desastre y la preparación y educación de la comunidad.

En la planificación estratégica de las acciones de prevención y mitigación se contemplan también etapas de preparación, emergencia y recuperación. La primera de ellas debe comenzar con la identificación propia del peligro sísmico, la reducción de la vulnerabilidad y la elevación del grado de preparación del personal de salud y de la comunidad; la de emergencia es la más compleja, exige una actuación ágil y serena, en ella se ponen en práctica las medidas de respuesta planificadas y su aseguramiento logístico, y la última comienza en la práctica durante la emergencia en la que se da prioridad a la prestación de servicios indispensables en las instalaciones sectoriales. Las medidas de saneamiento ambiental y la adecuada habilitación sanitaria de los albergues de urgencia reciben particular atención.

 

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: Editor principal - Especialista de I Grado en Medicina General Integral, Técnico Medio en Meteorología y Radioaficionado | Centro Latinoamericano de Medicina de Desastres, ¨Dr. Abelardo Ramírez Marquez¨, MINSAP | Calle 18 No. 710 e/ 29 y 7ma. Miramar, Ciudad de La Habana, 11300 Cuba | Telefs: (537) 2023636 Horario de atención: 8:30 a.m. a 5:00 p.m., de Lunes a Viernes


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