viernes, 26 de abril de 2024
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Titulares

Thomas Willis

Dr.C. Julio César Hernández Perera

El siglo XVII, se distinguió por el importante desarrollo de las ciencias. Fueron momentos donde tuvo lugar la aparición de mentes creativas de físicos, químicos y médicos; tiempos de grandes avances como el desarrollo del microscopio, la revelación de la circulación de la sangre y de la fisiología en general. Ejes importantes de nuevos conocimientos fueron encontrados en la anatomía del cerebro, donde al inicio eran mínimos, limitados principalmente a los trabajos de da Vinci, Berengario, Vesalio y otras personalidades, principalmente de la escuela italiana.

En este espacio surgió la figura de Thomas Willis, a quien se le atribuye la creación de la palabra «neurología». Para algunos, considerado como uno de los padres de esta ciencia, y puede ser cierto si se tienen en cuenta las sagaces observaciones realizadas por él a determinadas condiciones neurológicas. Pero con frecuencia se olvidan algunas otras de sus contribuciones hechas en otros campos de la medicina como: la patología, la anatomía, la cardiología, la endocrinología y la gastroenterología. Es sobre todo recordado -desde que se comienza a estudiar medicina- por un epónimo: «el círculo o polígono de Willis».

Aunque no fue él quien descubrió o describió por primera vez esta estructura vascular anastomótica ubicada en la base del cerebro, sí se le atribuye la explicación de su significado funcional: sistema vascular arterial de seguridad contra la deficiencia vascular oclusiva. Pudo demostrar esta función en piezas anatómicas cadavéricas por medio de detallados y elegantes estudios realizados con colorantes.

thomas-willis-cgThomas Willis nació el 27 de enero de 1621, en Gran Bedwyn, Wiltshire, una localidad ubicada aproximadamente a 70 millas al noroeste de Londres, Inglaterra. Desde temprana edad vivió en Oxford, donde vivió la mayor parte de su vida. Sus primeros estudios fueron realizados en una escuela privada de esa ciudad. Siguiendo la tradicional orientación escolástica de la universidad, a los 15 años de edad entró como fámulo de un canónigo del «Christchurch College», donde estudió artes liberales. A la edad de 21 años, obtuvo el título de bachiller y maestro de artes.

El mismo año de su graduación (1642), confluyeron en la vida de Willis muchos hechos que lo marcaron por siempre. Se había desatado una guerra civil (Guerra civil inglesa) y Carlos I había establecido su residencia en la ciudad de Oxford, en el «Christchurch College». En esa conflagración perdió a su padre, quien falleció defendiendo al Rey en el asedio de Oxford. También fue el año de comienzo de su carrera como médico después de haberse desviado del camino de la teología a la que estaba destinado.

La carrera de medicina puede ser catalogada como no fue ideal en ese entonces, si se tiene en cuenta el efecto negativo de la guerra y por la enseñanza que ofrecía la ciudad, muy inferior a la que se impartía en otras universidades del continente. Pero encontró la dicha de recibir lecciones de un destacado médico de la época, William Harvey, quien acompañaba a Carlos I como médico de cámara. Con esta influencia aprendió de primera mano uno de los hechos que imprimieron un profundo cambio a la medicina: la doctrina de la circulación de la sangre.

También recibió influencia de las ideas de Paracelso y otras figuras de la época que posibilitaron la aceptación de los medicamentos químicos (ideas iatroquímicas) en la farmacopea del Real colegio médico.

El despunte de una vida profesional y lucrativa a raíz de un incidente «milagroso»

Después de cuatro años de asedio y guerras (1646), Oxford cayó en manos de los puritanos. En diciembre de ese mismo año obtuvo el grado de bachiller en medicina. Hubo depuraciones en la Universidad, se prohibió el culto anglicano y las corrientes tradicionales se sustituyeron por otras completamente renovadoras. Con el tiempo... Oxford se convirtió en el centro de la denominada «ciencia nueva», muy ligada a los puritanos e inspirada en las directrices de Bacon. Empezaron a sobresalir figuras trascendentales como John Wilkins, Jonh Wallis, William Petty y Robert Boyle. Willis se fue uniendo a este círculo de celebridades y colaboró estrechamente con los trabajos anatómicos y filosóficos de Petty, que había sido nombrado como profesor de Anatomía.

En diciembre de 1650 tuvo lugar un hecho muy importante para la vida de Willis: junto a Petty, revivieron el cuerpo de una prisionera supuestamente muerta. La historia es tan extraña que vale la pena detallar este pasaje que comenzó con las razones de la condena de una muchacha de 22 años: Anne Green. Ella fue una criada, y por lo visto, fue seducida por Geoffrey Read, nieto del señor Thomas Read, un rico personaje de Oxford, dueño del hogar donde trabajaba. La pobre mujer quedó embarazada y lo ocultó todo el tiempo hasta que tuvo un parto prematuro, malográndose el feto. Para su desgracia, el niño muerto fue descubierto y fue acusada de asesinato. Detenida en una cárcel de Oxford, permaneció durante tres semanas hasta que fue llevada a juicio y donde fue emplazada y condenada a muerte el 14 de diciembre de 1650.

La ejecución fue realizada del modo acostumbrado: en la horca. Durante la ejecución descollaron algunos comentarios hechos por los presentes en contra del mal actuar de la familia rica y pidiendo clemencia a favor de la infortunada. Al consumar el ajusticiamiento, algunos de los presentes profanaron su figura mediante pellizcos mientras colgaba con la soga alrededor del cuello. Ante este acto desagradable se ordenó a que se bajara el cuerpo de la joven que suponían estaba muerta y se colocó en un ataúd. Posteriormente fue llevado a la casa privada de Petty para ser empleado en clases de disección anatómica, como lo establecían los estatutos de la época.

Cuando el ataúd fue abierto por Petty y Willis, Anne Green tuvo un suspiro y se oyó un ruido que salía de su garganta. Los médicos abandonaron todos los pensamientos de disección y se dedicaron a reanimar el cuerpo inerte a través de muchas maniobras desesperadas como: frotar las manos, brazos, pies; verter agua caliente, hacer cosquillas a nivel de la garganta con una pluma, realizar una sangría, etc. Al final, después de 12 horas de aquella reanimación, según describió Willis en una obra, ella ya abría los ojos y pronunciaba palabras. En dos días ya estaba totalmente recuperada y con todas sus facultades recuperadas.

Con posterioridad Anne Green fue indultada. Se consideró que la mano de Dios la había perdonado. La fama de la muchacha «resucitada» o «perdonada» fue vasta y se fue de la ciudad, llevándose consigo el ataúd donde había sido metida. Se cuenta que vivió durante 15 años más, se casó y tuvo tres hijos.

Después de este incidente, la fama de Willis se acrecentó y con ello la posibilidad de obtener grandes dividendos y fortuna futura por medio de su labor como médico. Al final de su vida, terminó como un médico de Londres rico.

Primera etapa de una vida: «la iatroquímica»

Después del incidente de la resucitación, se enmarca la primera etapa de la vida profesional de Willis, resaltada con la publicación de su libro «Diatribae duae» (1659), en el que expone sus ideas iatroquímicas y su aplicación a la doctrina de las fiebres. Sistematizó la teoría de la circulación de la sangre y otras de carácter fisiológico desde el punto de vista de la iatroquímica. La fisiología de Willis recoge las ideas de Harvey a las que incorpora los hallazgos de Pecquet, Rudbeck y Bartholin.
Sin embargo, los conocimientos de la época no le permitían llegar a ideas más claras y reales. Para él el hígado no desempeña papel alguno en la circulación. La parte más sutil del alimento -es decir, spiritus y aqua-, pasaba directamente del tubo digestivo a la porta. La parte más grosera, en cambio, es convertida en quilo que pasa de los vasos quilíferos al conducto torácico, y de éste a las venas. Ya en el árbol respiratorio, la sustancia alimenticia sufriría dos fermentaciones: una en las venas que la convertirían en sangre venosa, y otra en el corazón, donde se transformaría en sangre arterial.

Interpretó la fiebre como una «fermentación preternatural» o alteración de los procesos fermentativos que provoca un movimiento desordenado y una efervescencia de la sangre que alteran de varias formas el organismo. «Diatribae duae» contiene excelentes representaciones de tipo clínico y epidemiológico y una especie de intención de fundamentar la patología empíricamente, programa que maduró más tarde Sydenham.

Segunda etapa de la vida de Willis: «la neurología»

Con el avance de los años, se restituyó nuevamente en 1660 la monarquía y Oxford fue depurado de elementos puritanos. La fidelidad de Willis a la facción realista y anglicana le valió el nombramiento de profesor de filosofía natural. Sin embargo, la formación adquirida lo colocó en el sentido opuesto de la tradición escolástica nuevamente instaurada.

Es en esta época cuando dedicó gran parte de sus investigaciones al sistema nervioso y a sus enfermedades. En 1664 publicó su obra «Cerebri anatome», que tuvo una gran repercusión en la anatomía descriptiva, posterior a Vesalio. Fue en esta obra donde apareció por primera vez la palabra «neurología» escrita en idioma griego. Tuvo el mérito de haber hecho una investigación donde se incorporaban la embriología, la anatomía patológica y la descriptiva. Se auxilió de la observación macroscópica y microscópica, así como de la inyección de sustancias coloreadas y solidificables; también recurrió a la vivisección. No trabajó de forma individual, sino que sus resultados investigativos fueron fruto de un equipo conformado por varios científicos y por eso, muchos lo consideran como el que comenzó la visión interdisciplinar, diferente al conocimiento del sistema nervioso que prevalecía en la época previa.

En cuanto a la aportación de nuevos conocimientos, introdujo muchas precisiones sobre el sistema nervioso vegetativo y una clasificación de los nervios craneales en nueve pares, que perduró durante mucho tiempo. Describió los cuerpos estriados, el tálamo, los cuerpos mamilares (denominados durante mucho tiempo como: glándulas de Willis), la distribución arborescente de la sustancia gris y blanca del cerebro, los cordones paralelos del cuerpo calloso o «cordones de Willis». En esta obra incluyó la figura, ya clásica, del polígono que lleva su nombre, y descrita previamente por Johann Jacob Wepfer. Otro de los aspectos a destacar en la obra fue la doctrina de la acción refleja.

De igual manera trata de otras enfermedades como las enfermedades convulsivas y dentro de ellas: «la histeria y la hiponcondría». Aunque no eran totalmente ciertas estas aseveraciones, si se daba un paso importante al relacionarlas globalmente como afecciones del sistema nervioso. De esta manera de enfrentaba a otras ideas como las de Highmore, quien planteaba que las convulsiones eran afecciones cardiovasculares.
En 1665 aceptó marchar a Londres, a propuesta del arzobispo de Canterbury Gilbert Sheldon, donde también coincidieron finalmente otros científicos de la época. Pronto se convirtió en el núcleo central de la «ciencia nueva» y acabó por ingresar en la Real sociedad (1667).

En Longres dedicó prácticamente todo su tiempo a la actividad médica y le proveyó de una gran fortuna. En 1672 publicó un libro sobre el «alma animal» o «alma sensitiva» del hombre («De anima brutorum»). Aunque pudiera parecer como un libro muy teórico y especulativo, trató de apoyarse en investigaciones realizadas en diferentes especies de animales, con contribuciones muy avanzadas para la época sobre anatomía comparada. En esta obra realizó una de las primeras exposiciones sistemáticas de las enfermedades neuropsiquiátricas. Hizo detalladas descripciones de diferentes enfermedades: cefalea, trastornos del sueño, coma, apoplejía, vértigo, parálisis, manía, delirios y melancolía, entre otros.

Tercera etapa de la vida de Willis: «la farmacología»

Se destaca la tercera etapa la intención de elaborar una farmacología con fundamentos modernos. Ya en el ocaso de su vida, publicó entre 1674 y 1675 «Pharmaceutice rationalis», una obra donde intenta explicar el mecanismo de acción de los medicamentos en el tubo digestivo, en la sangre y otros órganos. Para él era preciso que se conociera bien la certeza de acción de los medicamentos. Estudió los remedios eméticos, los purgantes, los diuréticos y los diaforéticos, entre otros. En esta obra es donde, al mencionar la medicación diurética, refirió el sabor dulce que presentaba la orina de algunos enfermos. Aunque no puede explicar el por qué, establece en la práctica médica la acción de catar la orina por parte de los médicos para evaluar el diagnóstico y tratamiento de la diabetes mellitus.

Murió en Londres, a finales de 1675 como consecuencia de una afección respiratoria (pleuresía). Fue enterrado en la Abadía de Westminster.

Bibliografía

Dalley AF. Thomas Willis 1621-1675. Clinl Anat. 2002;15:2-3

Hughes JT. Thomas Willis (1621-1675). J Neurol. 2000;247:151-2

Molnár Z. Thomas Willis (1621-1675), the founder of clinical neuroscience. Nature Rev. 2004; 5:329-35.


 
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