El uso del dióxido de carbono (CO2) sustenta la tecnología que puede aplicarse en las especialidades de colon-proctología, dermatología, ortopedia, cirugía general, ginecobstetricia y otorrinolaringología.
Hasta el momento, 20 pacientes han recibido sus beneficios en afecciones anorrectales como hemorroides, fístulas, fisuras y condilomas.
Según el doctor Roberto Fernández González, especialista de II grado en colon-proctología, la modalidad ofrece numerosas ventajas. Figuran entre estas menores molestias al enfermo, la disminución del dolor posterior al acto, a la vez que acelera el ritmo de cicatrización con mejor coagulación.
El equipo no queda disponible a todo tipo de acción quirúrgica. Depende de decisiones facultativas siempre que se considere utilizable ante determinado padecimiento, y aunque signifique una novedad dentro del campo de la cirugía, es imposible prescindir de los métodos convencionales.
Para su uso eficiente un grupo de profesionales recibió entrenamiento en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), de Ciudad de La Habana. Además del instalado en Villa Clara, el país cuenta con similares en Matanzas, Camagüey, Santiago de Cuba, Holguín y otros cinco en diferentes instituciones de la capital cubana.
Existen más de 100 mil tipos de láser, pero el uso con CO2 se remonta a 1964 a manos de Kuman N. Patel, y fue introducido por Kaplan y Gelp, casi diez años más tarde, para la cirugía plástica.
