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Segundo domingo de mayo: día de la vida
 Segundo domingo de mayo: día de la vida
Elena Milián Salaberri (Servicio Especial de la AIN)
Día de las Madres. Si bien traer al mundo a un ser es acto con el encanto de la creación, dar la vida dos veces a la propia persona adquiere aires de magia.
Para la joven pinareña Dayolis Gómez Urra, su hijo Juan Carlos Rodríguez Gómez, de 11 años, está ligado a ella por la fecha del alumbramiento, el 16 de diciembre de 1998, y por aquel octubre de 2002 cuando le donó su riñón izquierdo.
El niño padecía de nefropatía por reflujo (grado cinco), ante lo cual el transplante se convirtió en el único modo de evitar la insuficiencia renal crónica.
La operación, realizada en el CIMEQ, Ciudad de La Habana, resultó éxito para ambos --recuerda Dayolis-- con la satisfacción de ver a su pequeño, uno de los transplantados con menor edad en el país, involucrado en la práctica de fútbol, deporte en el que Juan Carlitos se empeña en su natal San Cristóbal y, contra todo pronóstico, con buenos resultados.
"Somos muy unidos", dice a la AIN, mientras recuerda que tras la operación ella permaneció en el hospital de adultos y el niño fue trasladado al Pediátrico de Centro Habana, donde comenzó a tener episodios de hipertensión nunca antes presentados.
Tal situación llamó la atención de los médicos, ya que en el propio acto quirúrgico el riñón implantado comenzó a funcionar, como evidencia de su aceptación.
Luego de entrevistar a Juan Carlos los especialistas hallaron la causa de la alta presión sanguínea: había soñado que su mamá se moría, ante lo cual decidieron ubicarle una cama a Dayolis junto a su hijo para restituirle la tranquilidad, esa que disfruta hoy, y los hace a él y a su madre héroes de esta historia de genuino amor.
Devolver la vida al pequeño gracias a las bondades del sistema de salud cubano, y a su infinita pasión de mujer, sitúan a esta pinareña entre la multitud de madres cubanas legendarias: desde aquellas de épocas precolombinas que vieron desaparecer la raza de sus hijos; a las sufridas africanas, víctimas de destierro forzoso; las criollas de la manigua mambisa y las progenitoras de los luchadores de la Sierra Maestra y la clandestinidad.
Igual mérito tienen las de los mártires del internacionalismo; las de Los Cinco antiterroristas cubanos injustamente presos en Estados Unidos y, por supuesto, las que día a día, sean madres biológicas o de crianza, amasan con el beso y el perdón la armonía de la vida en los hogares, en los cuales un domingo al año sintetiza la necesidad permanente de decir ¡te amo!
Tomado de Agencia Cubana de Noticias
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