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jueves, 1 de junio de 2023 |
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Biblioteca Médica Nacional
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Las leyes de Ranganathan y el Web de la Biblioteca ![]()
Podemos decir que el bibliotecario anteriormente se consideraba más que un servidor de libros un guardián de éstos. Si gastamos nuestro presupuesto en adquirir un libro para conservarlo en un lugar reservado sin posibilidad de uso, esto resulta antieconómico y antisocial.
La finalidad última del bibliotecario es el servicio, lo más ajustado posible, a las necesidades de los usuarios. Debe procurar, por tanto, que cada uno de los usuarios pueda localizar el libro o el tema que le interesa; puede tratarse de un libro concreto o de una información concreta, y una u otra deben ser servidas por el bibliotecario dentro de este segundo principio.
La biblioteca debe ser dinámica, es decir, debe acudir al encuentro del lector. Una de sus funciones es que los usuarios conozcan las nuevas publicaciones. Cada libro comprado o incluso publicado tiene dentro del ámbito de la biblioteca unos lectores potenciales a los que la biblioteca debe llegar y será misión del bibliotecario conocer a sus posibles usuarios para poderles ofrecer aquel libro que les interese, proporcionado al usuario una información personalizada.
Los servicios de información de la biblioteca deben estar dispuestos para que los usuarios obtengan la máxima satisfacción de sus necesidades. Además, debe hacerlo de la manera lo más rápida y eficiente posible. Un servicio bibliotecario llega a convertirse en inservible si es demasiado complicado ya que resulta antieconómico desde el punto de vista del tiempo.
La biblioteca crece y se modifica porque se va adaptando a las nuevas condiciones. Una virtud que debe tener toda biblioteca es su adaptabilidad a las condiciones cambiantes, no debe quedar anclada en el pasado, debe estar abierta a las innovaciones (nuevas formas de distribución, de formatos, de publicación, ...), y supone también tener las condiciones necesarias para acceder a aquellos materiales cuya posesión directa no tenga. Aunque estas declaraciones pudieran parecer evidentes hoy día, no lo eran así a los bibliotecarios de la primera mitad del siglo veinte, puesto que la tradición democrática que se tiene hoy día respecto al derecho de acceso y a la lectura no eran corrientes en aquella época. Para Ranganathan y sus seguidores, estas cinco leyes fueron un primer paso para fundamentar las tareas bibliotecarias sobre una base científica, estableciendo los principios sobre los cuales se fundamentan las prácticas actuales. Esto llevó a proponer como extensión la Sexta Ley: Cada lector tiene su libertad. Las nuevas tecnologías de información y comunicación han sido extendidas al Web y reinterpretadas como Las Leyes de Gorman, en el contexto de las bibliotecas de hoy y del futuro. (Crawford & Gorman, 1995).
Con estos antecedentes, pasamos a enunciar las Cinco Leyes del Web
Para saber si la página Web de la Biblioteca Médica Nacional está cumpliendo con las Cinco Leyes del Web, es que desde el 1 noviembre 2006 hemos puesto un formulario de consulta de satisfacción de usuarios. Agradecemos mucho a nuestros lectores si pueden tomarse unos minutos de su tiempo para contestar la encuesta. |
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Lic.
María del Carmen
González:
Licenciada en Información Científico Técnica y Bibliotecología
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Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, Ministerio de Salud Pública
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Calle 23 Esquina N.
Plaza de la Revolución,
Ciudad de La Habana, CP
10 400
Cuba
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Teléfs.: (537) 8326477, (537) 8326967 y (537) 8324317,
Horario de atención: lunes a viernes, de 8:00 a.m. a 5:00 p.m.
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