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Titulares

¿Prohibir la sal a los pacientes con hipertensión puede ser contraproducente?

MAR DEL PLATA, ARG. Prohibir de manera terminante la ingestión de sal después del diagnóstico de hipertensión no es una medida racional y puede interferir con la adherencia de los pacientes, por lo que habría que impulsar recomendaciones nutricionales más realizables. Así lo señaló el Dr. Patricio López-Jaramillo, director de Investigaciones y de la Clínica de Síndrome Metabólico, Prediabetes y Diabetes del centro FOSCAL, en Bucaramanga, Colombia, durante su conferencia sobre controversias nutricionales, en el XXVI Congreso Argentino de Hipertensión Arterial, que tuvo lugar del 11 al 13 de abril.[1]

Dr.Patricio Lopez Jaramillo"Si el paciente es hipertenso, primero tiene que bajar la ingestión de sal, pero no a límites intolerables: de un consumo alto (más de 5 g diarios de sodio) a uno moderado (3 - 5 g). Si uno le prohíbe la sal al paciente, ese paciente no vuelve, se pierde", comentó el Dr. López-Jaramillo a Medscape en Español.
Durante su exposición, el especialista citó una frase que escribió hace más de medio siglo el Dr. George Pickering (1904 - 1980), profesor distinguido de Medicina de la University of Oxford, Inglaterra: "Una dieta rígida baja en sodio es insípida, no apetecible, monótona, inaceptable e intolerable. Y para seguirla hay que tener el ascetismo de un fanático religioso".[2]
"Necesitamos fomentar estrategias que requieran de menos perseverancia", manifestó el Dr. López-Jaramillo, también director de Investigaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santander y profesor de la Facultad de Salud de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, ambas en Bucaramanga, Colombia.
Sin embargo, otros participantes de la sesión manifestaron su discrepancia con la propuesta.
"El cloruro de sodio es un factor causal de hipertensión arterial, no puede haber controversia en ese aspecto. Y la recomendación poblacional de la Organización Mundial de la Salud para adultos es menos de 5 g de sal por día, lo que significa 2 g de sodio.[3] Creemos que esa es una situación muy favorable para evitar el riesgo cardiovascular cuando se piensa en prevención", afirmó el Dr. Felipe Inserra, director médico de los Programas de Salud Renal de Fresenius Medical Care Argentina y expresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial.
El Dr. Inserra añadió que "el mensaje de comer sal libremente es tóxico e inadecuado. No podemos estar de acuerdo con eso", dijo.
La justa medida
Pero el Dr. López-Jaramillo replicó que no habla de recomendar una dosis "tóxica" o indiscriminada de sodio, sino de un consumo moderado. "Hay que volver a lo racional", sostuvo.
Para fundamentarlo, el Dr. López-Jaramillo se basó en distintos hallazgos del estudio internacional Epidemiología rural urbana prospectiva (PURE), un estudio observacional de cohorte en más de 200.000 personas de 25 países de los cinco continentes, en el que participa como uno de los nueve investigadores principales de Latinoamérica.[4]
Los resultados del estudio PURE ya han provocado controversia en otros campos de la cardiología y la nutrición. En 2017 los autores del estudio concluyeron que la ingesta moderada de lípidos saturados en realidad es beneficiosa y que, su reemplazo por carbohidratos es contraproducente en términos de salud cardiovascular, lo que contradice las recomendaciones de la American Heart Association.
Los hallazgos del estudio PURE respecto del sodio y su relación con la salud humana también provocaron "molestia" entre los "fundamentalistas" de las restricciones estrictas, señaló el Dr. López-Jaramillo.
Un trabajo anticipado en congresos en 2013 y publicado en 2014 en New England Journal of Medicine, realizado sobre más de 100.000 participantes de 18 países con un seguimiento promedio de 3,7 años constató que la incidencia de mortalidad o eventos cardiovasculares era menor cuando la excreción urinaria de sodio (un marcador subrogante de la ingesta diaria de sodio) oscilaba entre 3 g/día y 5,99 g/día.
En cambio, el riesgo cardiovascular aumentaba con consumos más altos, como era de esperar, pero también cuando estaban por debajo de ese rango. Un muy debatido estudio europeo de 2011 publicado en Journal of the American Medical Association había llegado a conclusiones similares. Y un análisis agrupado de los datos de cuatro estudios, incluyendo el estudio PURE, mostró en 2016 que "comer mucho sodio es malo, comer poco, también", dijo el Dr. López-Jaramillo.[5]
"Esto significa que el sodio es un nutriente importante para el ser humano. ¿Por qué sacar el sodio del partido?", preguntó el Dr. López-Jaramillo, quien citó un estudio de 1972 que explicaría el porqué del efecto perjudicial de los niveles muy bajos de ingesta.[6] "Si disminuye la excreción urinaria de sodio, el organismo produce renina y eso aumenta la angiotensina II (un potente péptido vasoconstrictor)", señaló.
Un análisis posterior sobre la misma cohorte del estudio PURE, ahora con un seguimiento de 8,1 años, mostró que el riesgo de accidente cerebrovascular o enfermedades cardiovasculares solo se ve incrementado en comunidades que consumen más de 5 g diarios de sodio. También identificó un efecto protector sobre la mortalidad y los eventos cardiovasculares de la mayor ingesta de potasio, que de alguna manera contrarresta los efectos negativos de la alta excreción de sodio.
Sin embargo, el Dr. Inserra cuestionó la interpretación de los resultados, en especial los supuestos eventos adversos asociados a la restricción que plantean las guías. Y destacó que los grandes estudios epidemiológicos poblacionales incluyen enfermos, personas que están haciendo prevención, personas sin factores de riesgo, etcétera, por lo cual la información obtenida de esas investigaciones "no avala para nada la causalidad".
Por ejemplo: podría ser que las personas que tienen niveles más bajos de ingestión de sodio ya hayan sido pacientes con antecedentes cardiovasculares que la están limitando por indicación médica, y no que sea esa restricción de sal lo que produzca el desenlace (muerte o evento) al que de por sí son más proclives.
"Los estudios epidemiológicos solo establecen asociaciones, y esas asociaciones después deben probarse. Y hasta que no estén esos estudios clínicos, creo que el consejo es seguir cuidándose, que no hace tan mal", opinó el Dr. Pablo Rodríguez, de la Sección Hipertensión Arterial del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, en Argentina.
El problema del cumplimiento bajo
Los datos del estudio PURE también confirmaron que una proporción muy baja de la población consume por debajo de los niveles máximos de sodio recomendados por la Organización Mundial de la Salud (2 g) o la American Heart Association (límite ideal para la mayoría de la población: 1,5 g).
"De las más de 100.000 personas estudiadas, solo 0,6% llega a consumir menos de 1,5 g diarios", dijo el Dr. López-Jaramillo.
"Una recomendación puede ser magnífica. Pero si la gente no la toma y no la adhiere, la recomendación queda en nada", aseguró.
En su comentario posterior, el Dr. Inserra lamentó esos bajos niveles de cumplimiento, pero recordó que "la estrategia con la sal es básicamente de salud pública y del adecuado manejo de los alimentos procesados". Según la American Heart Association, 70% de la sal que consumen los estadounidenses viene de los alimentos envasados, preparados o consumidos en restaurantes, no del salero.[7]
En cualquier caso, el Dr. López-Jaramillo recomendó no concentrar todos los esfuerzos en limitar la sal, sino en estimular una mayor ingestión de potasio a través de verduras, frutas y leguminosas.
También propuso que se realicen estudios clínicos controlados para dimensionar los riesgos y beneficios de establecer límites bajos recomendados a la ingestión de sodio.
"Una cosa son los estudios epidemiológicos como arma para la salud pública, y otra es la epidemiologia para decisiones clínicas. No puedes tomar decisiones clínicas en base a los datos epidemiológicos", indicó a Medscape en Español.
A modo de síntesis de su posición, el Dr. López-Jaramillo cerró su conferencia con un párrafo del consenso latinoamericano para el manejo de la hipertensión arterial en el paciente con diabetes y síndrome metabólico, de la que fue el primer autor: "El impacto de la reducción del consumo de sodio en la disminución de enfermedades cardiovasculares debe ser motivo de estudios clínicos controlados, los cuales ya comienzan a implementarse, lo que permitirá resolver las controversias".[8]
"La recomendación de disminuir el consumo de sodio como medida preventiva de control de hipertensión arterial y enfermedades cardiovasculares debe ser, más que una intervención poblacional universal, dirigida e implementada en aquellas comunidades e individuos en los cuales el consumo de sodio es más de 5 g/día, lo cual evitará la dispersión de recursos", concluyó el especialista.
Los Dres. López-Jaramillo, Inserra y Martínez han declarado no tener ningún conflicto de interés económico pertinente.
Referencias
1. López-Jaramillo P. Reevaluando el papel de la nutrición en el riesgo de HTA y Enfermedad Cardiovascular. XXVI Congreso Argentino de Hipertensión Arterial. Presentado el 13 de abril de 2019; Mar del Plata, Argentina. Fuente
2. Pickering G. The nature of essential hypertension. Churchill, Londres;1961
3. Organización Mundial de la Salud. Directrices: Ingesta de sodio en adultos y niños. OMS. Consultado en versión electrónica. Fuente
4. PURE (Prospective urban and rural epidemiological study). Consultado en versión electrónica. Fuente
5. Mente A, O'Donnell M, Rangarajan S, Dagenais G, y cols. Associations of urinary sodium excretion with cardiovascular events in individuals with and without hypertension: a pooled analysis of data from four studies. Lancet. 30 Jul 2016 Jul;388(10043):465-75. doi: 10.1016/S0140-6736(16)30467-6. PMID: 27216139. Fuente
6. Brunner HR, Laragh JH, Baer L, Newton MA, y cols. Essential hypertension: renin and aldosterone, heart attack and stroke. N Engl J Med. 2 Mar 1972;286(9):441-9. doi: 10.1056/NEJM197203022860901. PMID: 4257928. Fuente
7. American Heart Association. How much sodium should I eat per day? Consultado en versión electrónica. Fuente
8. López-Jaramillo P, Barbosa E, Molina DI, Sanchez R, y cols. Latin American Consensus on the management of hypertension in the patient with diabetes and the metabolic syndrome. J Hypertens. Jun 2019;37(6):1126-1147. doi: 10.1097/HJH.0000000000002072. PMID: 30882601.

Matías A. Loewy
Fecha: 7/5/2019
¿Prohibir la sal a los pacientes con hipertensión puede ser contraproducente? - Medscape - 7 de mayo de 2019.

Fuente:https://espanol.medscape.com/verarticulo/5904005?nlid=129781_4001&src=WNL_esmdpls_190513_mscpedit_gen&uac=120961CT&impid=1962536&faf=1#vp_2


 
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