sábado, 20 de abril de 2024
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Historia y Celebridades

 JOHN HUNTER. “Fundador de la Cirugía Científica.”John Hunter


 John Hunter fue el cirujano más ilustre del siglo XVIII y uno de los estudiosos de la anatomía comparada más sobresalientes de la época siendo un baluarte en la lucha de convertir la cirugía en ciencia.

En la Edad Media la cirugía estaba en manos de barberos y artesanos sin educación dedicados a tareas humildes, estando separada de la medicina en detrimento de ambas disciplinas. En el siglo XVIII recuperó su reputación como rama independiente del arte médico.

John Hunter nació el 13 de febrero de 1728, en Long Calderwood, la granja familiar, en Lanarkshire, Escocia, a pocas millas de Glasgow, siendo el menor de los diez hermanos. Su padre falleció cuando tenía trece años de edad creciendo como un  campesino sin educación formal. Su escuela fue la naturaleza y la mecánica; los libros le infundían poco respeto. Su hermano William, diez años mayor, era el polo opuesto, educado, elegante y sociable. Inició sus estudios para el ministerio cambiando posteriormente para medicina, este se estableció en Londres como cirujano, anatomista y tocólogo siendo reconocido mas tarde como médico.

John Hunter era de constitución robusta, ancho de hombros y corto de cuello, de ojos claros y mandíbula prominente, con cabello castaño rojizo en su juventud. Vestía con sencillez y no siempre con pulcritud. Poseía una mente aguda y considerable sentido del humor,  fue bullicioso y dado a las juergas.

Cuando John cumplía los veinte años de edad su hermano dirigía con éxito una escuela de anatomía en Covent Garden. En esa época John Hunter le escribió a William pidiéndole trabajo siendo aceptado por este en septiembre de 1748 colocándolo a realizar disecciones, dudando de la capacidad del joven Hunter, pero este mostró aptitud natural para el trabajo, interés y una insaciable curiosidad. Estos excelentes resultados le valieron la posición de asistente, le enseñó el arte de hacer preparaciones anatómicas y más tarde utilizó  sus servicios en la enseñanza. John permaneció once inviernos en el laboratorio anatómico de su hermano, donde no sólo aprendió anatomía sino también  los hábitos de los “resurreccionistas,” individuos inescrupulosos que, a falta de normas legales adecuadas, suministraban a las escuelas de anatomía el material de estudio. Los cadáveres que llegaban a la trastienda de los Hunter provenían de distintas fuentes: de las manos del verdugo, de oscuros callejones donde la víctima había sido asesinada, de sepulturas acabadas de abrir o de ataúdes aún no inhumados.

En el verano, cuando el calor hacía imposible la disección, John Hunter estudiaba cirugía, primero con William Cheselden en el Hospital Chelsea, entre 1749 y 1750 y luego con Pott, en el Hospital St. Bartholomew, en 1751 con ellos visitaba las salas, observaba las operaciones más importantes y aprendía las virtudes de la simplicidad en la terapéutica y de la no interferencia en el proceso de cicatrización. Tuvo el honor de recibir, simultáneamente con el ya famoso Pott, el grado de Maestro de Anatomía de la Cooperación de Cirujanos, en 1753.

En 1754 ingresó en el Hospital St. George como alumno de cirugía. Al año siguiente, a insistencia de su hermano, ingresó en St. Mary’s Hall en Oxford, pero su aversión hacia la educación formal se impuso y a los dos meses retornó al museo anatómico. Durante estos años conservó su intenso interés por la anatomía comparada y condujo sus conocidos estudios sobre el sistema linfático.

El trabajo intenso y sedentario afectó su salud y atento a los antecedentes familiares de tuberculosis, se decidió a abandonar la escuela de anatomía y obtener una posición como cirujano en el ejército británico, donde participó en las campañas de Belleisle y de Portugal, de 1761 a 1763, sirviendo como cirujano mayor y director del hospital de Belleisle, gracias a lo cual adquirió grandes conocimientos sobre el tratamiento de las heridas de bala.

A los 35 años, en 1763, retornó a Londres y comenzó a practicar la cirugía. Su pasión por el trabajo científico le impidió alcanzar éxito como cirujano. En esta época comenzó su famosa colección de anatomía comparada. En 1764 adquirió dos acres de tierra a unas dos millas de Londres para poder estudiar animales vivos, donde construyó una casa y reunió una extensa colección de animales, tanto comunes como raros. En lugar decía venía a estudiar y a “descansar” ante la mesa de disección hasta altas horas de la madrugada,  en él escribió sus “Observaciones sobre la Estructura y Economía de la Ballena” y preparó el famoso esqueleto de Byrne, el irlandés de ocho pies que falleció en 1783.
 
Su  colección estaba compuesta de miles y miles de piezas preservadas por distintos métodos: plantas y animales, monstruos y momias, cráneos de todas las razas humanas y  aún el de una especie de alca ya extinguida. En vez de comenzar sus exhibiciones de los órganos de los sentidos y de la reproducción con piezas humanas, Hunter las inició con piezas provenientes de las formas más simples de vida, para ir avanzando a la especie inmediatamente más evolucionada y terminar finalmente en el hombre.

Byrne un joven gigante conocedor de que Hunter tenía la esperanza de apoderarse de sus restos a su muerte al tener problemas de salud hizo preparativos para ser sepultado en el mar en un féretro de plomo, pero uno de los “resurreccionistas” de Hunter pudo sobornar a uno de los guardias de la funeraria, con lo que el imponente esqueleto pasó a formar parte de la colección de Hunter y aún puede admirarse entre sus restos.

En 1767 Hunter fue nombrado miembro de la Sociedad Real y en 1768 electo cirujano del Hospital St. George, posición que retuvo hasta su muerte, veinticinco años después. En ella se le permitía tener alumnos y no menos de 449 jóvenes estudiaron bajo él, muchos de ellos destinados a la fama. El más celebrado fue Edward Jenner, quien se hizo su amigo y colaboró con él en el estudio de las ciencias naturales y le dió a la humanidad la vacunación contra la viruela.

Publicó su primer libro en 1771: Tratado sobre la Historia Natural de los Dientes del Hombre, que le permitió costear su casamiento con Anne Home, hija de un cirujano, a quien Hunter había conocido durante sus años en el ejército. De la unión nacieron cuatro niños, de los cuales sólo sobrevivieron un varón y una niña. Everard Home, hermano de Anne, con el tiempo llegó a ser alumno, protegido, albacea y biógrafo de su cuñado, y finalmente, plagió y destruyó sus notas.

Hunter en 1773 sufrió una severa angina de pecho, trastorno que  años después le causarían la muerte al mantener su actividad cotidiana normal sin tomar descanso. En 1775 comenzó a dictar cursos privados de cirugía y anatomía, en 1776 fue nombrado Cirujano Extraordinario.

En 1778 publicó la segunda parte de su libro Historia Natural de los Dientes del Hombre. En 1780 tuvo una amarga controversia con su hermano, respecto a quién había descubierto la verdadera estructura de la placenta, que los mantuvo alejados hasta la muerte de William, ocurrida en 1783.

En 1785 efectuó una intervención nueva y de avanzada para la época, esta fue realizada en un aneurisma de la arteria poplítea, al ligar la arteria por encima del aneurisma y dejar que la circulación colateral irrigase la pierna, idea concebida en sus experimentos con animales.

 En 1788 con la muerte de Pott se puso a la cabeza de la profesión en Londres. Fue objeto de numerosas distinciones y en 1790 fue nombrado Cirujano General del Ejército Británico e Inspector General de Hospitales.

Debido a su enfermedad se abstenía del vino. Amaba a su familia y gozaba de los pocos momentos que podía dedicar a ella por el intenso trabajo que realizaba. Gustaba la vida social y del arte y era muy admirado por sus alumnos. Consideraba a sus pacientes como una fuente de ingresos necesaria para sostener sus trabajos científicos, y abandonaba la mesa de disección con disgusto para atenderlos. Hunter nunca alcanzó una posición económica holgada debido a los gastos que le ocasionaban sus trabajos científicos, por lo que solamente le legó a su familia sus propiedades y su monumental colección.

Sus colegas de Hospital St. George ignoraban las contribuciones de Hunter enceguecidos por el rencor, las desavenencias y la envidia, demostrando estos sentimientos a veces con respuestas delicadas y  maniobras diplomáticas. Durante una  de estas sesiones, el 16 de octubre de 1793 falleció de un acceso de angina de pecho, a los 65 años de edad.

En 1799 el parlamento inglés adquirió su colección en 15.000 libras esterlinas para entregarla a la Corporación de Cirujanos estando al cuidado de William Clift, discípulo y secretario de Hunter, a quien la medicina le debe también la mayor parte de sus notas y escritos que se han conservado.  La destrucción de esta colección fue una de las pérdidas irreparables provocadas por la Segunda Guerra Mundial, a pesar de lo cual el Colegio Real de Cirujanos pudo conservar 1.100 piezas, entre las que sobrevive el esqueleto del gigante Byrne.

John Hunter se distinguió principalmente por sus trabajos en la patología experimental y en la anatomía comparada y su estudio de la inflamación. Sus dos tratados sobre los dientes sirvieron de fundamento para la odontología moderna y su libro sobre sangre, inflamación y heridas de bala, escrito en sus últimos años, contiene excelentes trabajos. Su famosa colección llego a tener 13.682 piezas, dejando innumerables manuscritos, cuadernos y notas borrajeadas en pedazos de papel. Se interesó en la cirugía, la anatomía, la odontología, la biología y la historia natural. Ejerció gran influencia sobre la jóven profesión de la medicina veterinaria y participó en el desarrollo de la primera escuela de veterinaria en Inglaterra. Permitió ofrecer una gran contribución a la cirugía al ofrecerle a la cirugía y a sus discípulos la importancia de la en la observación científica y un marco ideal para probar  nuevas ideas, convirtiendo la cirugía de arte en ciencia experimental.


Sus restos fueron inhumados el 22 de octubre de 1793 en St. Martin-in-the-Fields, donde permanecieron olvidados hasta 1859. El 28 de marzo de ese año fueron trasladados con grandes honores a la Abadía de Westminster, con lo que, a los 66 años de la controversia que precipitó su muerte, se le hizo justicia al quedar una tapia de bronce sobre su tumba con la siguiente inscripción: “Fundador de la Cirugía Científica.”

Autores:
Alumnos:
  Orestes Luis Mederos Trujillo
                    David Pérez Aguilar
                    Félix Humberto Gatica Chajon
                    Kliveral García Solis
                    Laura Rivero Fernández de Alaiza
                    Yanais Ruiz de Armas

Esp.:          Dr. Orestes Noel Mederos Curbelo
                   Doctor en Ciencias Médicas, Profesor Titular en Cirugía
                   Dr. Juan Carlos Barreras Ortega
                   Profesor Asistente en Cirugía, Especialista de 1er. Grado

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Editor principal, Especialista I Grado en MGI y en Cirugía General | Hospital “Cmdte. Manuel Fajardo” - MINSAP|
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