Cosas del idioma español
Un artículo femenino disfrazado de masculino
A menudo nos asalta la duda a los traductores, y a los no traductores, sobre si debemos decir: el área o la área, este agua o esta agua, un aula o una aula.
La regla académica enseña que el articulo determinado "la" y el indeterminado "una" suelen cambiar su forma femenina en masculina ("el", "un") cuando van delante de sustantivos femeninos que empiezan por "a" o "ha" tónicas, es decir, cuando en estas letras o fonemas recae el acento tónico.
Diremos, pues, el agua, el águila; un habla, un alma, un aula. La regla se hace extensiva también a "alguna" y "ninguna", que han de trocarse en "algún" y "ningún" en las mismas circunstancias. Esta disposición, al parecer un tanto arbitraria y reñida con la lógica, tiene sin embargo cierta justificación histórica y una serie de excepciones.
Los artículos determinados "el", "la" nos vienen originalmente del latín (ille, illa) con formas intermedias del romance como el femenino "ela" . Con el correr de los siglos, la forma "ela" se redujo a "el", aunque conservando su significado femenino en todos los casos en que se antepusiera a un sustantivo que empezase por vocal. Así se decia: "e! espada", "el harina", "el amistad" - y sobre todo se usaba "el" en vez de "la" cuando esa inicial era una "a" o una "ha" ("a" precedida de hache muda) tónicas: el agua, el águila, el ascua, el ave. y el habla, el hada, el hambre. Esto se debió principalmente a razones de eufonía, para evitar el encuentro de dos vocales o fonemas de pronunciación idéntica. El proceso se amplió también, aunque con menos frecuencia, a "algún" (del latín vulgar alicunus, contracción de aliquis + unus) y a "ningún" (latín, nec unus, ni uno).
Asi, pues, en los casos citados, "el" es en realidad un artículo femenino, y "un", "algún" y "ningún" funcionan como si lo fuesen. Pero este uso no es atribuible exclusivamente a razones eufónicas, pues nos han quedado excepciones que contradicen esa hipótesis, o por lo menos suscitan inseguridades en nuestra mente. Entre las excepciones se cuentan:
Los demostrativos esta, esa, aquella. Aunque a veces se oye o se lee este agua, ese aula, aquel ascua, la regla académica pide que digamos esta agua ("De esta agua no beberé"), esa aula, aquella ascua. Lo mismo sucede con "toda" y "otra", pues se debe decir toda agua, otra águila. Como vemos, en todos estos casos se ha soslayado la hipótesis de la eufonía; pero no del todo, pues si nos fijamos, a menudo se pronucian tod'agua, otr'águila, etc. en el habla coloquial.
Se conserva el artículo "la":
1. En presencia de toda palabra interpuesta entre el artículo y el sustantivo: la gran águila, la dulce habla.
2. Cuando la palabra que sigue al artículo es un adjetivo: es peor la marea baja que la alta.
3. Nombres propios (la Ana) y patronímicos (la Álvarez) de mujer.
4. Letras del alfabeto: la a, la hache.
5. El nombre de la ciudad de La Haya.
6. El vocablo "haz" conserva la forma femenina del artículo cuando significa "cara", "rostro": la faz del mundo. Pero cambia la forma masculina (el " haz") cuando significa gavilla (de mieses), atado o conjunto de partículas o rayos luminosos.
7. La distinción entre géneros: el árabe (hombre), la árabe (mujer).
Colaboración para el sitio del Lic. Iván Otero
Tomado de Glosas de la Academia Americana de la Lengua 1996
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