Alerta sobre el uso prudente de antibióticos. El denominado ?grupo ESCPM? (Enterobacter, Serratia, Citrobacter, Providencia, Morganella) muestran elementos de interés para la práctica clínica diaria. En ellos, la sensibilidad in vitro a cefalosporinas y otros betalactámicos no se corresponde con la eficacia clínica

Colaboración del Dr. Alberto Piriz Assa.

El denominado ?grupo ESCPM? (Enterobacter, Serratia, Citrobacter, Providencia, Morganella) presenta en su codificación cromosómica beta-lactamasas inducibles del tipo amp-C. En ellos, la sensibilidad in vitro a cefalosporinas y otros betalactámicos no se corresponde con la eficacia clínica, pues durante el tratamiento con estos antibióticos pueden seleccionarse mutantes resistentes que hagan fracasar el tratamiento. El fracaso terapéutico está bien documentado en las bacteriemias producidas por Enterobacter y tratadas con cefalosporinas de tercera generación, sensibles según el antibiograma. La importancia de este hecho sin embargo no está clara en los otros microorganismos del grupo ni en infecciones menos serias, como las infecciones urinarias no complicadas.
En la práctica clínica, la cuestión se plantea en el tratamiento dirigido de infecciones una vez que ya se conoce el microorganismo causal y es uno de los pertenecientes a este grupo, que aparece en el antibiograma como sensible a cefalosporinas de tercera generación.
Como norma general se recomienda tratar las infecciones graves por Enterobacter o cualquiera de los otros microorganismos del grupo ESCPM con carbapenémicos, quinolonas o aminoglucósidos, familias de antibióticos que no seleccionan los mutantes resistentes citados. Se discute si se pueden emplear con seguridad piperacilina-tazobactam, cefepima o cotrimoxazol; ante la duda, parece prudente emplear alguno de los antibióticos considerados de primera línea.
La elección entre las distintas opciones terapéuticas para el tratamiento de las infecciones causadas por Enterobacter u otros microorganismos del grupo ESCPM se basa en el contexto clínico y epidemiológico y los resultados del antibiograma. Se trata de una decisión compleja en la que hay que considerar distintos factores, por lo que no se puede dar una pauta que sea válida en todos los casos; se recomienda para ello la interconsulta con el equipo de sepsis del hospital

Fuente
Artículo nº A190. Vol 14 nº 1, enero 2014. Revista electrónica Medicina Intensiva
Autor: Eduardo Palencia Herrejón