A lo largo de la historia, el caballo acompañó al hombre en diferentes circunstancias; en sus actividades laborales, en las guerras, en la necesidad de trasladarse de un lugar a otro, en sus prácticas deportivas, le brindó compañía y afecto. A todos estos beneficios se suman ahora las virtudes terapéuticas de la equinoterapia, un tratamiento interdisciplinario que proponen especialistas en el área de la medicina y la psicología, y que ayuda en la rehabilitación de niños y adultos con problemas motrices, neurológicos y conductuales.
En sí la equinoterapia es una técnica muy antigua que data del Siglo V antes de Cristo. También llamada "hipoterapia" –ya que el prefijo griego "hipo" también remite a los caballos– era reconocida por el gran médico ateniense Hipócrates en su libro Las Dietas, donde recomendaba a sus pacientes, incluso a los terminales, que dieran pequeños paseos a caballo, ya que consideraba que el ritmo al andar era muy saludable.
 
Jinetes con ritmo
La terapia con caballos se basa en principios ya establecidos acerca del movimiento tridimensional del cuerpo del animal. Cada paso completo del caballo representa patrones semejantes a los del caminar humano. "Impone movimientos de la cintura pélvica del jinete del orden de 5 centímetros en los planos vertical, horizontal y una rotación de 8 grados hacia izquierda y derecha", explica la doctora Graciela Bazzi, presidenta de la Fundación Establo Terapéutico, en la localidad bonaerense de Ituzaingó.
"Los movimientos genera vibraciones que ascienden al cerebro a través de la columna vertebral, a una frecuencia de aproximadamente 180 oscilaciones por minuto", señala la especialista. Esto resultaría muy beneficioso porque, según recientes investigaciones, se trata precisamente de la cantidad de vibraciones necesaria para estimular el funcionamiento del sistema nervioso, compensando así lo que muchas personas por su patología no generan desde su propio organismo.
 
Para quiénes es útil
La licenciada Bazzi refiere ahora el caso de un niño de dos años y medio que llegó a la fundación, con una malformación congénita del cerebro llamada esquizocefalia de labio abierto. A causa de esa enfermedad el niño presentaba una hemiparesia izquierda, es decir, una parálisis del lado izquierdo de su cuerpo.
"Comenzamos a trabajar con él –recuerda– e increíblemente a los tres meses de tratamiento empezó a manejar la parte de su cuerpo que estaba inmóvil, a mantener el control de su tronco, a correr y poder desenvolverse con naturalidad. Al cumplir los tres años, comenzó el jardín y pudo integrarse sin problemas, ya que estaba muy seguro de sí porque podía moverse, sostenerse y jugar."
La especialista asegura que "en muchos casos, cuando las prácticas médicas convencionales agotan todas las posibilidades, la equinoterapia brinda respuestas muy positivas". No obstante, aclara que al ser una terapia de salud siempre tiene que llevarse a cabo bajo la supervisión de profesionales matriculados que sepan lo que hacen y no perjudiquen al paciente.
Indicada para diversas enfermedades y sus consecuencias, entre las que se pueden mencionar patologías neurológicas (parálisis cerebral, síndrome de Down, esclerosis múltiple, distrofia muscular, epilepsia, autismo, atrofia cerebral), y enfermedades neurodegenerativas (mal de Alzheimer), también se recomienda equinoterapia para tratar algunas dolencias ortopédicas, tales como secuelas de tumores y de traumas, amputaciones y traumatismos, enfermedades reumatológicas (artritis, fiebre reumática, artrosis, gota), desórdenes emocionales y algunos cuadros psiquiátricos (fobias o trastornos de adaptación). También patologías de desequilibrio del eje psico-neuro-inmuno-endocrinológico, asma, alergias, estrés, enfermedades oncológicas que estén clínicamente compensadas.
 
Algunos beneficios
• Regula el tono muscular.
• Mejora la movilidad articular.
• Permite tomar noción del propio cuerpo.
• Mejora el equilibrio.
• Aumenta la capacidad pulmonar y mejora la respiración.
• Normaliza la tensión arterial.
• Mejora el apetito.
• Mejora la estructura espacio-temporal y el sentido rítmico.
• Aumenta la autoestima.
• Disminuye la inhibición y las dificultades para lograr una buena adaptación social.
• Mejora la relación con otras personas.

09 de febrero 2006
Fuente:Rionegro.com