La novedosa experiencia cubana de termalismo social, iniciada en Pinar del Río con niños y adolescentes que padecen de diversas enfermedades reumatoides fue presentada en la jornada final del IX Congreso Cubano de Reumatología, que sesionó en el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas, con más de 250 delegados.

El proyecto, único en la Isla y con posibilidad de extenderse a otros territorios, se lleva a cabo desde hace siete años como modalidad del programa territorial de Salud, que responde a los subprogramas de Calidad de Vida y Medicina Tradicional y Natural, de la delegación pinareña del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

En Pinar del Río la especialidad de Reumatología practica el termalismo social, a través del hospital pediátrico provincial Pepe Portilla, que ha destinado recursos para habilitar un campamento terapéutico aledaño al centro termal de San Diego de los Baños.

El doctor Jorge Félix Rodríguez, especialista de primer grado en Reumatología y conductor del proyecto, destacó las ventajas en la mejoría de la calidad de vida de los pacientes y el desarrollo de habilidades y hábitos adecuados de salud en correspondencia con su afección.

Para la materialización de esta opción terapéutica en la atención de 40 niños reumáticos por 15 días en el verano, se combinan los esfuerzos del personal de la clínica provincial de Reumatología, la Organización de Pioneros José Martí, la Dirección Provincial de Educación y el Balneario de San Diego de los Baños.

Un estudio reciente demostró que el termalismo social contribuye a mejorar los indicadores de salud del paciente reumático, afirma Jorge Félix, quien también es Máster en Medicina Natural y Tradicional e investigador del Instituto Finlay.

Esta modalidad vincula actividades de recreación y formación, mediante acciones terapéuticas, acotó el experto.

El termalismo social se aplica en Italia, Alemania, Portugal, Bélgica, Polonia, Hungría, Eslovaquia, República Checa y Austria, entre otros, con variables en cada país.

20 de enero 2006
Fuente: Juventud Rebelde