El dolor crónico es una afección común que produce sufrimiento y discapacidad. “Afecta a un tercio de la población y constituye uno de los motivos de consulta más frecuentes en la práctica médica” según un informe de La Clínica del Dolor de FLENI . Y se denomina así a “todo dolor que persiste por más de 3 a 6 meses (diferencias de criterio) después de haber comenzado o al dolor que persiste aún luego de haberse resuelto o curado la afección que lo generó”, explicó a Clarín.com el doctor Gustavo A. J. Blanco, director médico de la Clínica de Diagnóstico y Tratamiento del Dolor de la Fundación Favaloro .

Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor , una persona de cada cinco sufre dolores crónicos de moderados a fuertes y el dolor vuelve a un individuo de cada tres incapaz de desarrollar una vida independiente. Además, en una persona de cada cuatro el dolor perturba o destruye sus relaciones familiares. Más allá del componente físico del dolor, que se interpreta como una parte del cuerpo que duele y que puede doler en forma constante o intermitente y a veces compromete o impide el descanso, destacó el doctor Blanco, “el dolor crónico compromete la psiquis de las personas , alterando su capacidad de pensar, de razonar, de organizarse, de planificar su vida. Compromete tanto a las personas, que más allá de la intensidad del dolor (puede ser más o menos fuerte o intenso), generalmente incapacita a la persona y en algunos casos los invalida”. Es por esto que, según el especialista, se considera que por lo menos el 50% de los pacientes que tienen algún tipo de dolor crónico presentan en mayor o menor medida un cuadro de depresión .

Pero, ¿cuántas personas lo sufren en Argentina? Es muy difícil de saber con precisión, explicó el doctor Blanco y propone un ejercicio sencillo, para darnos una idea. ¿Cuantas personas conocemos que padecen de cefaleas, dolor lumbar, dolor cervical, neuralgia de trigémino, dolores articulares por artritis o artrosis, dolor facial por sinusitis crónica? Como respuesta, destacó el profesional, “basta que empecemos a mirar alrededor nuestro para encontrar muchas personas con dichos sufrimientos, que son sólo algunos de los más frecuentes por los que consulta la gente”. Un dato que aporta información: se sabe que en la actualidad por lo menos el 80% de la población mundial tuvo, tiene o tendrá en algún momento de su vida dolor lumbar (dolor en la región inferior de la espalda).

Para entender exactamente de qué se trata, es importante destacar que a diferencia del dolor agudo , que dura poco tiempo, por lo general después de una lesión, cirugía o enfermedad y que con frecuencia desaparece con el proceso de sanación; el dolor crónico continúa por tiempo más prolongado, a veces, a pesar de sanar la lesión original . El dolor agudo es un síntoma, aclaró el doctor Blanco, “es muchas veces una señal de alarma, ya que la sensación de dolor me avisa que algo me está haciendo daño (por ejemplo, estoy pisando un cigarrillo y siento que me quema). El dolor crónico no cumple una finalidad útil como aviso de nada sino que se perpetúa y produce daños psicofísicos, por eso se considera que es una enfermedad , ya que altera el estado de salud de la persona, aunque no haya lesiones evidenciables en ese momento”.

Es por eso que los tratamientos para el dolor agudo y el dolor crónico con frecuencia son bastante diferentes. A su vez, los especialistas en el dolor no son solamente expertos en el tratamiento del dolor sino también en el diagnóstico de la causa del dolor. Además de analizar la descripción del dolor, llevan a cabo exámenes físicos (a veces son útiles algunos estudios diagnósticos adicionales) y evalúan los antecedentes médicos del paciente. Entre los problemas comúnmente tratados, según la Clínica del Dolor de la FLENI , están los de pacientes con dolor crónico benigno (no oncológico) como los dolores osteoarticulares y musculares de columna, cadera, hombro y miembros superiores e inferiores (artrosis, artritis y reumatismos), neuralgias y cefaleas; y quienes padecen de dolor crónico maligno o dolor por cáncer . Al respecto, el director médico de la Clínica de Diagnóstico y Tratamiento del Dolor de la Fundación Favaloro, recalcó que es frecuente “tratar por dolor crónico a pacientes que han padecido algún tipo de cáncer y que están tratados, controlados o curados y que aún a pesar de ello padecen dolores a los cuales podemos controlar (o al menos intentarlo)”.

Actualmente, se considera que para poder obtener los mejores resultados en el tratamiento del dolor crónico, el abordaje debe ser multidisciplinario . “Un grupo integrado idealmente para la atención de pacientes con dolor crónico debe estar formado por médicos especializados en la atención del dolor, que realicen la evaluación clínica general y total del paciente con dolor y su seguimiento, traumatólogos, neurólogos (sobre todo para los dolores de cabeza y dolores faciales), neurocirujanos, anestesiólogos, psicólogos, kinesiólogos y/o terapistas ocupacionales relacionados con el desarrollo de técnicas adecuadas y útiles para el tratamiento de pacientes con dolor” explicó el doctor Blanco. Además, un dato a tener en consideración, destacó el experto, es que no hay un tratamiento exclusivo para tratar a los pacientes, sino que se deben adecuar a cada persona.

“Es por eso que se cuenta con tratamientos convencionales para la medicina actual (medicamentos, bloqueos e infiltraciones, procedimientos quirúrgicos, rehabilitación, apoyo psicológico, etc.) y además se utilizan otras técnicas que ayudan a mejorar el estado de los pacientes (relajación, mesoterapia, acupuntura, etc.). También en los últimos años se han desarrollado dispositivos que permiten tratar ciertos dolores específicos, como los equipos de lesión de raíces sensitivas por radiofrecuencia, las bombas infusoras de drogas analgésicas, los estimuladores medulares, etc” remarcó el doctor Blanco. Sea cual sea el tratamiento, lo importante, explican los expertos, es lograr el objetivo: aliviar el dolor; que no sólo modifica y perjudica la calidad de vida de quien lo padece sino que además afecta a su entorno social, laboral, familiar y económico.

30 de septiembre 2005
Fuente:titularesonline.com