Estudio halla que incluso un ligero exceso de grasa durante la adolescencia debilita la capacidad del organismo para combatir la enfermedad cardiaca en la vida adulta.

Mediante el uso de ultrasonido para inspeccionar las arterias de 471 jovencitos entre los 13 y los 14, investigadores del Centro médico del Hospital Saint George de Londres hallaron que el exceso de grasa reducía la "distensibilidad", una medida de la capacidad de las arterias para expandirse, según un informe publicado en la edición en línea del 20 de septiembre de Circulation.

"Esto constituye aún más evidencia de que el exceso de peso durante la adolescencia sí tiene efectos a largo plazo", aseguró Peter H. Whincup, autor del estudio y profesor de epidemiología cardiovascular del Saint George.

Hace tiempo se sabe que la obesidad severa en los adolescentes afecta el endotelio, ese delicado recubrimiento de las arterias, lo que reduce su capacidad para expandirse. El estudio muestra que el daño puede ocurrir "a niveles de índice de masa corporal muy por debajo de los que se considera que representan la obesidad", escribieron los investigadores.

Tradicionalmente, según Whincup, las preocupaciones principales respecto a la enfermedad cardiaca han sido la presión arterial, el colesterol y, "sobre todo, fumar".

"Lo que estamos viendo aquí es un modelo preliminar de riesgo, el equilibrio entre las cosas que van a ser determinantes durante los primeros años de vida", aseguró. "La obesidad, o diversos grados de ella, son los factores dominantes en esta etapa".

Los investigadores anotaron que hasta hace poco, los factores de riesgo para la enfermedad cardiaca, como la hipercolesterolemia y la hipertensión arterial, no eran comunes en la infancia. Una de las razones para conducir el estudio fue que esos factores de riesgo se están haciendo cada vez más comunes a medida que aumenta el índice de obesidad infantil.

Se había estudiado a algunos de los niños del estudio anteriormente, cuando tenían entre 9 y 11, por lo que los investigadores pudieron observar los efectos de varios factores de riesgo de enfermedad cardiaca con el correr del tiempo.

Hallaron que la resistencia a la insulina, la presión sanguínea diastólica (la segunda medida en una lectura de presión arterial) y los niveles de proteína C reactiva, un marcador de inflamación, también se relacionaron con una distensibilidad reducida. Los investigadores señalaron que la relación con la presión sanguínea se encontró incluso desde los 9 años.

"El mensaje no es para los individuos que están en este etapa", advirtió Whincup. En cambio, aseguró, es la sociedad entera la que debe tomar medidas para mantener delgados a los niños y adolescentes.

"No existe una fórmula mágica", apuntó. "Simplemente, la ingesta de calorías es demasiado alta comparada con el gasto energético".

Una combinación entre una dieta mejor y más ejercicio, como se recomienda a los adultos de manera estándar, también aplica para los adolescentes, aseguró.

"Todo este asunto de la distensibilidad es potencialmente importante porque una de las dificultades para comprender el proceso inicial de la arterosclerosis es cómo se le mire", aseguró el Dr. Stephen Daniels, profesor de pediatría del Centro hospitalario infantil de Cincinnati y vocero de la American Heart Association. "Esta es una manera de hacerlo".

La lección para la vida real de este estudio es que el exceso de peso "está teniendo efectos adversos a muchos niveles", puntualizó. "En un mundo en el que cada vez más niños se están haciendo obesos, esto apunta a que necesitamos ser más agresivos en nuestros intentos por evitarlo".

22 de septiembre 2005
Fuente:HealthDay