La práctica de tomar baños tipo sauna presenta ventajas y desventajas.
Entre las ventajas de la práctica se encuentran la disminución de la presión arterial en los pacientes hipertensos, la mejoría de la función pulmonar en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el alivio de los dolores de tipo reumático y el aumento de la fracción de eyección ventricular en los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica.

Paralelamente a sus ventajas debe considerarse que el sauna genera una serie de cambios fisiológicos agudos como la elevación de la temperatura corporal y el incremento de la sudoración, la reducción del flujo sanguíneo a los órganos internos y el aumento del flujo en la piel junto con una elevación de la frecuencia cardiaca.

Además, el enfriamiento súbito luego del sauna puede provocar estimulación del sistema nervioso simpático. Estos cambios agudos pueden generar arritmias cardiacas o muerte súbita, o vasoespasmo miocárdico, que conducirían a un infarto.

Los autores de la investigación presentan el caso de un paciente de 64 años que sufrió un infarto cerebral durante el baño sauna como resultado de la deshidratación, la hemoconcentración y la hipotensión. Ellos sugieren que los mecanismos de producción serían similares a los infartos reportados en las personas que viajan en avión en clase económica. Los autores proponen que a este tipo de casos se los denomine: síndrome de infarto por sauna.

18 de septiembre 2005
Fuente: DrScope