En España, el ictus se constituye como uno de los principales responsables de incapacidad permanente física e intelectual en la vida adulta, así como la primera causa de muerte en la mujer y segunda en el hombre después del infarto de miocardio, según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas. Esta patología presenta “su mayor incidencia en personas de más de 65 años” tal como afirmó el doctor Felipe Madruga Galán, geriatra del Hospital del Valle de Toledo, en el último Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), celebrado en Gijón. Este especialista resaltó, sin embargo, que “no hay que olvidar que el 15 por ciento de la población menor de 50 años padece ictus”.

No en vano, se calcula que en España se producen “unos 100.000 casos al año, entre 200 y 250 ictus por cada 100.000 personas”, tal como especificó el doctor Madruga, prevalencia que irá en aumento según vaticinan los expertos, quienes también acentuaron la repercusión en el coste sanitario de la enfermedad. Así, según estudios europeos “los costes del ictus rondan entre el 3 y el 4 por ciento del presupuesto anual de la Sanidad” puntualizó el doctor Devesa.

Aunque la detección precoz de esta dolencia “no es factible dada su aparición repentina” como afirmó el doctor Manuel Devesa Muñiz, médico general del Centro de Salud de Allariz en Orense, el control en los centros de salud de los pacientes con factores de riesgo cardiovasculares es fundamental ya que “sólo mantener y controlar los niveles adecuados de tensión desde Primaria reduce en un 40 por ciento los casos de ictus” como explicó este experto. Además de las afecciones cardiovasculares, la obesidad, el sedentarismo, la diabetes, la dislipemia o el tabaquismo están entre los factores de riesgo que según los expertos deben ser controlados por los profesionales de Atención Primaria para reducir el número de casos de ictus en la población.

Cuando un paciente sufre un ictus “el tiempo es cerebro” como explicó Felipe Madruga quien, en este sentido, destacó la importancia del correcto abordaje del paciente “durante las tres primeras horas después de la aparición de los primeros síntomas”. La disminución del aporte de sangre “tarda varias horas en desarrollarse y este tiempo, denominado ventana terapéutica, supone una oportunidad para evitar o minimizar los daños en el cerebro” afirmó Madruga.

Cefalea intensa y de característica diferentes a los habituales dolores de cabeza, dificultad en el habla, pérdida de fuerza y sensibilidad y perturbación en la vista con visión doble, están entre los síntomas que deben poner en alerta a los médicos y transferir lo más rápidamente posible al paciente al hospital, según los expertos.

Unidades de ictus
Por otra parte, y desde la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), se apuntó la necesidad y la importancia de una mayor presencia de Unidades de Ictus en los hospitales, ya que “en la actualidad no están totalmente extendidas en España y ello por el elevado coste que supone su creación y la necesidad de personal muy cualificado” explicó el doctor Devesa.

El ingreso de los pacientes en estas unidades “disminuye la mortalidad en un 17 por ciento y la dependencia funcional en un 25 por ciento” puntualizó, asimismo, el doctor José Álvarez Sabín del Servicio de Neurología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona.

Según este experto las Unidades de Ictus favorecen una mayor supervivencia sin secuelas de los pacientes en los cinco años siguientes al ictus, además de un relación coste-efectividad mucho menor que el umbral de aceptabilidad reconocido por la comunidad científica”, concluyó el doctor Álvarez Sabín.

25 julio 2005.

Fuente: azprensa.