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domingo, 11 de mayo de 2025 |
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Medicina de Rehabilitación en Cuba
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El masaje
Al masaje se le denomina quiromasaje cuando se aplica manualmente, sin aparatos de ninguna clase, con técnicas especiales dirigidas a la vez por el pensamiento y la voluntad, para así aportar, con la armoniosa función de todas las partes del organismo, el beneficioso resultado de la salud del paciente. Como técnica especial, el quiromasaje debe practicarse con tino, es decir, sabiendo lo que se . toca: nervios, músculos, tendones, ligamentos, huesos, etc.; consistencia o resistencia y, por tanto, el con precisión absoluta. Es muy importante diferenciar uno y otro y aplicarlos con toda perfección. Hay masajistas que no dan importancia a estos postulados y actúan, por así decir, con dedos anestesiados, o sea, sin buen tacto, sin conocimiento de lo que palpan o manipulan sus dedos, sucediendo a veces enojosos accidentes para el paciente, que ha acudido al masajista para que le cure y no para que le perjudique, como puede ocurrir con contusiones, distensiones, magulladuras, hemorragias, etc. La técnica del masaje está compuesta de seis actos fundamentales: presión, roce, fricción, amasamiento, percusión y vibración. Tales manipulaciones deben ser empleadas y dosificadas, para cada caso, de conformidad con la lesión o enfermedad del paciente. Las vibraciones se destinan a los troncos nerviosos, para calmar la hiperexcitabilidad de los nervios, tanto de los que transmiten dolor de la periferia al centro (sensitivos), como de los que, partiendo del centro, transmiten el movimiento (motores). La percusión que es más brusca y más profunda, provoca contracciones musculares y rubescencia superficial en virtud de la afluencia de sangre. Es este, igualmente, el proceso para provocar reflejos en los órganos profundos, como, por ejemplo, el reflejo respiratorio, que se obtiene precisamente con la percusión de los nervios sensitivos de la espalda. El amasamiento se destina a los músculos, expulsando las exudaciones intramusculares, etc. La fricción tiene como fin el preparar y desorganizar los productos patológicos que serán, después, arrastrados por la corriente sanguínea y debidamente eliminados. El roce suave, finalmente, consiste en pasar la mano con suavidad sobre la superficie que debe ser tratada, para conseguir la conocida acción analgésica que ello produce. Con un poco de presión, se impele hacia las venas y los canales linfáticos el líquido estancas; celular subcutáneo en casos de edemas, etc. Pero la presión es lo primero que tener en cuenta en el masaje. La colocación o contacto con la mane debe ser prudente cuando la zona es dolorosa, pudiendo ser enérgico cuando desea alcanzar cualquier órgano protegido por la gruesa capa muscular o adiposa presión puede ser también breve c repetida, intermitente o con largos intervalos, según sea el fin deseado, estimular o de calmar. En el masaje general, que no debe menos de 30 minutos, la regla es empezar por las extremidades y acabar con manipulaciones del vientre. Nunca debe llegarse al masaje vulgar, porque mayoría de las personas sufren de padecimientos que necesitan por lo tanto un masaje dirigido hacia ciertas regiones reflexógenas dolorosas en las zonas segmentales, sobre todo de costillas, donde pueden existir en alguno casos tumefacciones y callosidades. Por otra parte, una versión mejorada más inteligente del masaje es la de presionar o amasar los emplazamiento los puntos de acupuntura y no ampliar zonas. Pero, como se ha indicado, la técnica masaje debe variar al tener en cuenta la sensibilidad, el estado de salud y reacciones de cada paciente. El desencadenamiento de los efectos esperados se producirá desde la primera sesión unos, y solamente después de diez sesiones en otros, lo que significa que los resultados serán menos completos o menos duraderos. Lejos de querer forzar el organismo, el masaje de hoy busca conocerlo, estimularlo, sentir sus reacciones su resistencia mediante la suavidad. En la piel existen tres millones y medio de puntos dolorosos. Son zonas reflejas y en ello se basa la Acupuntura china. Además de la yema de los dedos, donde el tacto se encuentra muy desarrollado, también los labios perciben con gran agudeza táctil. Por ello, antiguamente y aún hoy en regiones donde no hay termómetros, se aplicaban y se aplican los labios sobre la frente del enfermo para comprobar si las pulsaciones y la temperatura del organismo son normales o no. El revestimiento cutáneo representa una individualidad biológica compleja muy personal, propia de casa sujeto. Diferencias morfológicas y constitucionales, adquiridas o hereditarias, aseguran al tacto caracteres reaccionales variables de un individuo a otro. Las diversas pieles reaccionan de manera diferente a la excitaciones exteriores. Los masajistas deberán tener siempre en cuenta el espesor de los tegumentos, que es diferente según las diversas regiones del cuerpo. Así, la piel del bebé es más delgada que la del adulto y la de éste más fina que la de la persona de edad avanzada. Este espesor es también diferente de un sexo al otro; es más gruesa en el hombre que en la mujer. Para un sujeto determinado, el mayor espesor se observa en la planta de los pies, en las regiones correspondientes a las superficies de extensión de los miembros, en las paredes que limitan las grandes cavidades. Por el contrario, disminuye en los pliegues de flexión (codo y muñecas) en donde se transparentan las venas y se ven los relieves de los tendones. Por otra parte, es sabido que los ciegos tienen la sensibilidad táctil más desarrollada que las personas que disfrutan de buena vista, y esto les ayuda a descubrir la proximidad de un obstáculo por las presiones del aire que los separa del mismo y que les transmite ondas sui generis. El tacto no se limita a una acción física. Así como el contacto entre personas nos une y sirve para conocernos y relacionarnos, el contacto de nuestras manos nos une al que sufre y acelera su curación. Jesús, cuando curaba, tocaba al enfermo. Y en muchos rituales religiosos existen imposiciones de manos. i Cuántas personas distanciadas se unirán a través de un simple apretón de manos! También la mano que acaricia tiene propiedades trascendentes. ¿No ha observado el lector que la suave caricia que se hace a los niños alivia por igual sus dolores físicos y sus penas? Gracias al tacto y al contacto es posible el masaje que consiste en manipular, palpar, tocar y, con ello, según algunos autores, poner en juego la energía o potencia de trabajo contenida en las moléculas, en los átomos, en los electrones que flotan en el Universo, recibidos y transmitidos por el masajista, unidad viva, a sus semejantes, que actúan como receptores. El masaje puede considerarse como un complemento de la gimnasia o del deporte. Después de los ejercicios gimnásticos o de las pruebas deportivas, ayuda a eliminar los productos de la fatiga, tales como los ácidos láctico, úrico, butírico y carbónico; mejora la circulación y nutre el sistema muscular, el cual, así tonificado, no cae en la atrofia consecutiva a los esfuerzos musculares excesivos. El masaje ya no es hoy un método empírico, sino un tratamiento científico basado en el conocimiento profundo de la Fisiología. Hoy ,no sólo se sabe que el «masaje actúa»: se sabe cómo actúa. Según el resultado terapéutico deseado, según la técnica elegida, con el masaje se puede profundizar hasta niveles muy diferentes. Se puede buscar: Un efecto cutáneo, actuando solamente sobre la estructura de la piel y sobre sus terminaciones nerviosas. Las alteraciones viscerales de los órganos profundos no siempre se acusan in situ. Por el contrario, a menudo se acompañan de una sensación dolorosa de las paredes torácica o abdominal que a veces se irradian a los miembros. En ciertos casos se acusan únicamente dolores cutáneos. Esto explica que a las úlceras gástricas y duodenales corresponda el dolor epigástrico y dorsal en cinturón; a las afecciones hepáticas, el dolor irradiado al omóplato o el punto vesicular; a la neumonía, la punta de costado; a los cólicos nefríticos o a las cistitis, la irradiación a las costillas o a la uretra; a las neuralgias anexiales, el dolor inguinal irradiado al miembro inferior; a la angina de pecho, el dolor en el brazo derecho. Muchos dolores viscerales se acusan en ciertos territorios cutáneos, a veces con una exactitud topográfica tan precisa que constituyen, en numerosas ocasiones, un precioso elemento de diagnóstico Manos y muñecas. Teniendo el paciente la mano entre las del masajista, éste hace descender el pulgar por entre cada uno de los surcos existentes entre los tendones, en el dorso de la mano, para detenerse en el borde sutil de piel entre los dedos y pellizcarla un poco. Se estiran los dedos uno a uno, añadiendo un movimiento rotativo. A continuación, el masajista rodea con sus manos la muñeca del paciente, formando anilla, y va avanzando hacia el tronco apretando vigorosamente. Brazos. El masajista coge el brazo del paciente y lo eleva hasta ponerlo vertical. Entonces lo lanza de una mano a otra en todas direcciones, haciéndole trazar circulos en el aire. Cabeza. Se describen pequeños círculos en las sienes con la punta de los dedos, manteniendo los pulgares relajados sobre el punto situado aproximadamente en el centro de la frente («tercer ojo»). Sin una buena cabellera, no deben practicarse masajes intensos en el cuero cabelludo, pues podrían arrancar los cabellos que todavía se mantienen vivos pero cuya raíz se ha vuelto menos vigorosa. Para aliviar la jaqueca, a veces da buen resultado cubrir la frente con una mano y poner la otra en la nuca, apretando progresivamente todo lo posible durante diez segundos, pasados los cuales se afloja lentamente la presión Espalda. Para el masaje en la espalda, el masajista puede situarse delante de la cabeza del paciente o bien a su lado. Glúteos. Hundir los dedos aún más profundamente en la piel. Se efectuarán rotaciones de tipo inverso, es decir, masajeando una nalga en el sentido de las agujas del reloj y la otra en sentido contrario. Luego se alternan los movimientos. Piernas. Se ha de trabajar cada una como los brazos, por separado. Masajear las articulaciones con el pulgar o el índice. Los movimientos son los mismos que para la espalda: friccionar la articulación en toda su longitud, poniendo las manos una al lado de la otra, apretar y hacerlas mover hasta el tronco. Completar con movimientos de percusión a base de pequeños golpecitos. Tobillo. Lo mismo que para las muñecas. Pie. Constituye una etapa particularmente importante del masaje: En él se hallan reunidas decenas de miles de terminaciones nerviosas que llegan a formar un mapa del cuerpo entero. Una reflexoterapia muy elaborada permite llegar a todos los órganos del cuerpo mediante masajes en determinadas zonas de las plantas de los pies. La afirmación o debilidad de un órgano se traduce , en efecto, en puntos de tensión, de resistencia, en las zonas correspondientes de la planta del pie. Localizándolas y aplicándoles masajes con los pulgares durante diez o veinte minutos cada día o en días alternos se consiguen efectos sobre los órganos correspondientes. |
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