jueves, 28 de marzo de 2024
 
 
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Titulares

El flagelo del maltrato infantil

Por Jose Antonio Michelena

Las experiencias de un médico cubano

Roberto Plana Bouly nació en la oriental provincia de Guantánamo, en 1931, y en su ya larga vida no ha olvidado como los marines, por pura diversión, lanzaban monedas de un centavo para que los niños las disputaran delante de los autos en movimiento, con riesgo para sus vidas. Es una de las imágenes más lejanas de maltrato infantil que guarda en su memoria este hombre, que ha dedicado casi medio siglo a una de las especialidades más hermosas de la medicina: la pediatría. Su sensibilidad y preocupación por los infantes, durante el prolongado ejercicio de la profesión en disímiles sitios del país, lo condujeron a ser uno de los actores principales en la lucha contra el maltrato de los niños dentro de Cuba.

Luego de concluir estudios de medicina en la Universidad de La Habana, en 1961, el doctor Plana fue enviado hacia Antillas y Banes para cumplir con el servicio social rural. Dos años más tarde, de regreso a la capital, cursó la especialidad y ya como pediatra marchó a las provincias de Pinar del Rio, Matanzas y Santiago de Cuba. En esta última conoci6 a una persona que sería muy importante en su vida profesional: el doctor Néstor Acosta Tieles. Luego, nuevamente en La Habana, fue ubicado en el hospital pediátrico de San Miguel del Padrón -conocido como ?La Balear? y allí permaneció durante 14 años.

Justamente, en San Miguel del Padrón, el doctor Plana tuvo la oportunidad de tratar casos muy poco frecuentes en la medicina y ver enfermedades emergentes, aquellas que aparecen por primera vez o que están prácticamente erradicadas. En ese contexto, detectó un caso de meningoencefalitis eosinófila, una enfermedad producida por el parásito Angiostrongylus cantoniensis, el cual identificó y aisló por primera vez en Cuba. El hallazgo se confirmó en el Instituto Pedro Kouri y, por la envergadura científica, fue invitado a colaborar en la confirmación el especialista costarricense Pedro Morera.

Fue un logro científico relevante para Plana.

Durante su ejercicio en San Miguel del Padrón, el doctor Plana trató a niños que habían sido objeto de horribles maltratos, como el de dos hermanitos de nueve meses y año y medio, cuyos padres los quemaban con cigarros encendidos; o el de una pequeña de dos años que murió por la rotura del bazo y del hígado, a consecuencia de las patadas propinadas por su papá. Eran casos que llegaban al hospital enmascarados como accidentes, pero las investigaciones médicas demostraban que no eran tales. Fueron experiencias muy duras, que el profesor Plana no ha olvidado.

A partir de su encuentro en Santiago de Cuba, en la década de los setenta, Plana y el doctor Néstor Acosta se acostumbraron a intercambiar conocimientos respecto al maltrato infantil, tema en el que Acosta fue un constante investigador y la persona que inició sus estudios en Cuba. Sus resultados fueron publicados en los Libros Maltrato infantil. Prevención y Muerte súbita en el niño. En este Último demuestra que hasta 30 por ciento de los fallecimientos de infantes está relacionado con el maltrato. El creó un equipo de trabajo que recibía información de los hospitales habaneros, cuando fallecía un niño de muerte súbita, y se entrevistaba con los padres en las primeras 24 horas. Esas pesquisas, junto al trabajo investigativo, arrojaron esa alarmante estadística. La formación de Acosta como anátomo-patólogo le permitía llegar a las verdaderas causas de los decesos. Otra contribuci6n del doctor Néstor Acosta fue la de establecer una clasificación de los maltratos infantiles, los que agrupa en dos categorías: general y particular. En la primera incluye a los estados y gobiernos como responsables, y en la segunda, a los individuos, la familia y la comunidad.

En la primera reunión del Grupo de Consulta Regional sobre Maltrato Infantil, celebrada en Brasil en Julio de 1992, se le definió como toda conducta de un adulto con repercusiones desfavorables en el desarrollo físico, psicológico o sexual de una persona menor, un problema polifacético y multicausal, denigrante e inhurnano, que se acompaña de altos tasas de morbinortalidad, afecta profundamente la calidad de vida de sus víctimas y, por consiguiente, debe recibir la atención prioritaria de los programas de salud del niño y el adolescente, en cada país de la región. El maltrato o abuso físico es la agresión corporal que recibe un menor de un adulto, de manera intencional, producida par una parte del cuerpo, un objeto o sustancia, que provoca lesiones que van desde menos grave hasta la muerte.

La lista de maltratos -nos dice Plana- es extensa y la mayoría se produce en el seno del hogar, ejecutados por un miembro de la familia o un vecino muy allegado. Son clasificados como maltratos infantiles la humillación, el abandono, el síndrome de Munchausen (los padres le inventan enfermedades a los hijos y los sorneten a investigaciones innecesarias), los descuidos que provocan accidentes: agua hirviente y cuchillos al alcance de menores; así, como no proteger a los infantes de ventanas abiertas en alturas, ascensores, escaleras, huecos y otros espacios de peligro potencial. Los estudios realizados nos dicen que los accidentes de los niños, en su mayoría, son evitables refiere el doctor Plana.  Las negligencias que los hacen posibles forman parte de la cadena del  maltrato, asegura.

Igualmente larnentables son los maltratos infantiles no accidentales, entre los que se cuentan los causados a menores por administrarles Benadrilina o Fenobarbital, bien porque padecen de hipersinesis (los mal llarnados -hiperkineticos-), o sencillamente porque las madres quieren estar tranquilas. El uso continuado de estos medicamentos causa serios trastornos en el organismo de los infantes. Este tipo de niños  activos también suele ser objeto de castigos y otros actos violentos. Se considera maltrato, además, dejar a los menores expuestos a programas audiovisuales de violencia, los cuales les ocasionan daños psicológicos y, al mismo tiempo, les generan conductas violentas en el futuro.

Según el doctor Plana, las familias disfuncionales y el alcoholismo son caldo de cultivo para el maltrato infantil. A la pregunta de cuando se conoce en Cuba sobre el tema, responde que no hay mucha cultura al respecto, pero ahora, en 2009, se cumplen 30 años de su introducción, en forma pública: en junio de 1979, el doctor Néstor Acosta Tieles publicó en el diario Juventud Rebelde un extenso artículo; en 1990 colocó otro en Granma International, y su Libro Maltrato infantil, publicado por la editorial Científico-Técnica, ha tenido tres ediciones (1998, 2002, 2007). Más, no es hasta 2003 que comienza un avance verdaderamente significativo en cuanto a informar y educar a los profesionales de la salud y a expandir el mensaje hacia la comunid.ad. En mayo de ese año, la doctora Noralina Alonso, miembro del Consejo de Estado, le cornunicó al doctor Acosta que se pondría en acción un plan encaminado a revolucionar la atención primaria de salud; por tanto, los profesores, en los distintos niveles del sector, deberían organizar cursos dirigidos hacia ese objetivo. Era el impulso que Néstor Acosta había estado esperando y su respuesta no podía ser otra que proponer un curso sobre maltrato infantil. El doctor Plana fue la primera persona sumada al proyecto y junto a otros diez profesores y profesoras de experiencia formaron un Comité académico presidido por Acosta.

El policlínico docente Tomás Romay, de La Habana Vieja, fue el sitio escogido para comenzar el primer curso sobre maltrato infantil en el sistema de atención primaria. Alrededor de 25 personas integraron el alumnado y recibieron información sobre la diversidad de rostros que tiene el maltrato físico en los niños: negligencias, intoxicación no accidental, intoxicación alcohólica, niño sacudido, maltrato emocional, fueron algunos de los temas impartidos. Luego de esta primera experiencia, el curso adquirió mayor relieve docente y se convirtió en diplomado. Actualmente se imparte el séptimo en la Facultad Calixto García.

Los intercambios entre profesores y alumnos en los diplomados, los relatos surgidos de las experiencias de ambos, se constituyen en memoria de casos, en referencias difíciles de olvidar. Plana cuenta una historia que sucedi6 en El Cerro. Cierta noche, en el barrio del Canal, una persona que acudió a un colector de basura sintió un gemido y, al asomarse, descubrió a un niño recién nacido. Lo llevó a su casa, le dió calor, pues el pequeño temblaba, y posteriormente lo traslad6 a un policlínico y más tarde al hospital de matenidad de Línea, donde le salvaron la vida al bebé. Cuando se investig6 el caso, se descubrió una trarna macabra. La madre, quien lo había colocado en la basura, había ocultado su embarazo por temor. La muchacha, de 24 años había vivido siempre bajo encierro.

Este ño 2009 se constituyó la cátedra Néstor Acosta in memoriam, en el hospital clínico docente de Diez de Octubre, con el doctor Roberto Plana coma profesor principal y 1a doctora Silvia Pozo como presidenta. La integran especialistas de muchas disciplinas, quienes tienen el propósito de seguir en la expansión de conocimientos acerca del maltrato infantil. En la medida en que más personas estén informadas, que sean capaces de reconocer los distintos tipos de maltrato infantil, la sociedad estará más preparada para enfrentar este flagelo, nos dice Plana..  Queremos disminuir el maltrato infantil, en principio hasta 50 por ciento. Sabemos que las personas que cursan los diplornados pasan la informacit5n a sus familiares y amigos. Identificarlo, tomar conciencia de los daños, son aspectos importantes para combatirlo.

Obtenido de la Revista Cultura y Sociedad, 3 del 2009.


 
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