jueves, 25 de abril de 2024
 
 
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Titulares


Son innumerables los mitos, tabúes, prejuicios y estereotipos sexuales que albergan y trasmiten a los adolescentes de ambos sexos las personas que les rodean. En esta ocasión abordaremos los preceptos erróneos que, en muchas ocasiones, albergan los adultos con relación a la sexualidad de chicos y chicas.

Por: Aloyma Ravelo

En artículo anterior, la Dra. González explicaba que si para los mayores se hace muy difícil comprender el salto cualitativo que en todas las esferas de su existencia deben dar los y las adolescentes, en tan breve espacio de tiempo, tradicionalmente les resulta mucho más difícil asimilar y propiciar las adquisiciones inherentes al área psicosexual de su personalidad.

Son innumerables los mitos, tabúes, prejuicios y estereotipos sexuales que albergan y trasmiten a los adolescentes de ambos sexos las personas que les rodean. Ilustremos algunos de ellos detectados en estudios realizados:

los adolescentes son niños con cuerpo e ínfulas de adulto.
son promiscuos sexuales.
los intercambios sexuales entre adolescentes son prematuros y afectan su desarrollo.
la masturbación y el autoerotismo son dañinos para su salud.
las relaciones coitales están bien para el varón pero no para la muchacha.
los juegos sexuales entre adolescentes de igual sexo expresan tendencias homosexuales permanentes e insuperables.
los adolescentes son incapaces de autorregular responsablemente su vida sexual.
los grupos de adolescentes solo sirven para despertar en ellos ideas y comportamientos conflictivos e inapropiados.
los padres deben controlar y dirigir rigurosamente las conductas sexuales de los adolescentes, especialmente las de las muchachas.

Estos son solo unos pocos ejemplos de la inmensa lista de preconceptos erróneos que alojan los adultos con respecto a la sexualidad de los y las adolescentes. Con más frecuencia de la deseada, sobre esta base suele organizar la familia sus influencias educativas.?comenta le especialista y agrega: De esta forma, se convierte, aún sin proponérselo, y a pesar de sus mejores intenciones, en la fuente de muchos de los conflictos y dificultades, de los trastornos que pueden padecer en estas edades.

No se percatan de que la urna de cristal en la que los trataron de preservar durante la infancia, se convierte en estrecha y asfixiante en la adolescencia, al surgir nuevas necesidades y posibilidades psicosexuales y de personalidad, indispensables para poder formar y ejercitar las competencias físicas y espirituales que los convertirán en un hombre o una mujer pleno, realizado.

La directora de la Cátedra de Sexología y Educación Sexual recomienda la necesidad de conocer y evaluar con mayor objetividad la sexualidad de chicos y chicas. Según cifras establecidas, aproximadamente el 25% de la población mundial se ubica en las edades enmarcadas en la adolescencia. Estos jóvenes han adquirido la capacidad reproductiva, capacidad que suele ser mal manejada; con frecuencia no se les ha preparado para ser capaces de hacer un adecuado ejercicio de sus nuevas potencialidades sexuales, sin correr riesgos innecesarios. Tal capacidad física no implica en modo alguno capacidades psicológicas y sociales para enfrentar una maternidad o paternidad responsable y feliz.

Diversos organismos internacionales como el FNUAP y la OMS ?añade la profesora? nos brindan datos elocuentes sobre su crecimiento y desarrollo en muchos países del mundo, y la presencia de trastornos, tales como: los embarazos, la maternidad y paternidad tempranas, la nupcialidad o las uniones consensuales sin la requerida madurez, los abortos, las relaciones coitales prematuras, las infecciones de trasmisión sexual y el SIDA, para citar los más comunes. No olvidar las consecuencias más o menos graves que para ellos y ellas, su familia y su contexto social entrañan estos fenómenos negativos.

¿Qué se puede hacer para que tales problemas no tronchen la vida de tantos adolescentes? Solo hay un camino acertado, comenta la especialista: La prevención y tratamiento de estos y otros trastornos solo son posibles a través de un efectivo proceso de educación y orientación que prepare a los y las adolescentes para gozar del derecho indiscutible de vivenciar y experimentar su sexualidad de forma plena y responsable, para enriquecer así su personalidad y toda su existencia individual y social.

Pero esto se dice fácil, le comento a la Dra. González. La situación se torna más compleja cuando analizamos que la propia familia no está preparada para asumir la responsabilidad de ser los principales educadores sexuales de sus hijos e hijas. Reconoce que para los adultos, quienes desde muy pequeños experimentan en carne propia el rigor de los prejuicios y estereotipos sexuales, resulta que todos esos mitos, forman, inconscientemente, parte de la cosmovisión de muchos de ellos. Es en extremo difícil, discernir qué es lo natural, apropiado e incluso necesario que, en materia de sexualidad, desarrollen y vivan nuestros hijos e hijas o alumnos adolescentes.

En próximos artículos la especialista de la Universidad Pedagógica realizará una breve descripción y análisis de las transformaciones y necesidades de la sexualidad inherentes a estas edades. La referida caracterización destaca las adquisiciones comunes, que en términos generales suelen presentar de forma típica la mayoría, no obstante, estos cambios sufren una particularización en cada ser humano que asume matices diferentes, únicos e irrepetibles, según su personalidad y su contexto sociocultural.

Si a partir de ésta o cualquier otra caracterización psicosexual del adolescente, nos trazamos como meta medir su desarrollo al aplicar la misma regla o norma, cometeremos la primera y más grave violación que nos conducirá al mayor de los fracasos, porque la sexualidad, al igual que toda esfera de la personalidad tiene un carácter individual, singular, e indispensable de tomar en consideración a la hora de organizar su formación y desarrollo.

Obtenido de http://www.sld.cu/saludvida/jovenes/temas.php?idv=6197


 
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