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familia_unidaLUNES, 26 de mayo de 2014 (HealthDay News) -- Los papás que pasan más tiempo cuidando de su hijo recién nacido experimentan cambios en la actividad cerebral que les hace más propensos a preocuparse por la seguridad de su bebé, muestra un estudio reciente.

En particular, los papás que son el cuidador primario experimentan un aumento en la actividad de la amígdala y otros sistemas de procesamiento emocional, haciendo que experimenten emociones parentales similares a las que normalmente experimentan las madres, anotaron los investigadores.

Los hallazgos sugieren que hay una red neural en el cerebro dedicada a la crianza, y que la red responde a cambios en los roles parentales, señaló la autora principal del estudio, Ruth Feldman, investigadora del departamento de psicología del Centro de Ciencias del Cerebro Gonda de la Universidad de Bar-Ilan, en Israel.

"El embarazo, el parto y la lactancia son iniciadores muy potentes para que las mujeres se preocupen sobre la supervivencia de sus hijos", señaló Feldman, que también trabaja como profesora adjunta del Centro de Estudios Infantiles Yale en la Universidad de Yale. "Los papás tienen la capacidad de hacerlo, igual que las mamás, pero necesitan actividades de cuidado que activen la red materna".

Para comparar las diferencias en los cerebros de papás y mamás, Feldman y sus colaboradores estudiaron a 89 padres progenitores primerizos mientras interactuaban con sus hijos.

El estudio incluyó a 20 madres heterosexuales que eran las cuidadoras primarias y a 21 papás heterosexuales que eran los cuidadores secundarios. Para enfocarse más en la forma en que los roles de la crianza de los papás afectan a la actividad cerebral, los investigadores también estudiaron a 48 papás homosexuales que estaban criando bebés como cuidadores primarios en una relación comprometida.

"No es algo que se halla en el mundo animal, y no es algo que se podía hallar en los humanos hasta hace muy poco: dos papás comprometidos criando a un hijo", comentó Feldman. Ese acuerdo obliga a un hombre a tomar el rol principal del cuidado del niño.

Los investigadores observaron la conducta de los progenitores y realizaron escáneres cerebrales para ver qué regiones se activarían cuando se les enseñaban videos de interacciones entre padres e hijos.

Hallaron diferencias claras entre los cerebros de las mujeres que habían tomado el rol principal de la crianza de un hijo y de los hombres que habían asumido un rol de respaldo.

Las mamás mostraban más actividad en la amígdala y otras estructuras de procesamiento emocional del cerebro que los papás. De hecho, la actividad de la amígdala era cinco veces mayor que la de los papás que habían asumido un rol secundario en la crianza de los niños.

"Son las que se preocupan", apuntó Feldman. "Están mucho más preparadas, por el embarazo y el parto, para estar conscientes de las señales de peligro del bebé".

Por otro lado, los papás mostraban más actividad en el surco temporal superior, una región del cerebro que tiene que ver con las relaciones lógicas relacionadas con la interacción social. Es esencial para procesar las pistas sociales, interpretar las expresiones faciales y procesar el habla.

"En los papás, la crianza está mucho más guiada por una comprensión y una empatía de forma cognitiva", planteó Feldman.

Pero cuando un hombre asume el rol principal de cuidador, en este caso como parte de una relación homosexual comprometida, ambas regiones de la "crianza" del cerebro se activan mucho, hallaron los investigadores.

"Tienen las estructuras cognitivas de los papás, pero la amígdala es sensible a las experiencias de cuidado infantil y puede activarse al mismo nivel que la de las mamás", señaló Feldman.

El grado de conexión entre las dos regiones del cerebro en todos los papás se correlacionó con el tiempo que pasaban cuidando a su hijo, lo que sugiere que los cerebros de los papás se adaptan a un rol más activo en la crianza.

"Mientras más involucrados están los padres en un cuidado activo, más activará la red paterna a la red materna", aseguró Feldman.

Jeannie Bertoli, consejera de relaciones y familiar con sede en Woodland Hills, California, anotó que la investigación no incluyó a ninguna familia en que el papá fuera el cuidador principal y la mamá asumiera un rol secundario.

Espera que la investigación de seguimiento observe si las mamás pueden perder el vínculo fomentado por la amígdala establecido mediante el parto una vez han vuelto al trabajo.

También será importante evaluar si ocurren cambios cerebrales en los hombres que son cuidadores primarios en una relación heterosexual, añadió Bertoli.

Además del hallazgo sobre la amígdala, los investigadores también vincularon la actividad en todas las partes de la red parental del cerebro con la liberación de oxitocina, que Feldman afirmó que sirve como la hormona del "amor" y de la "vinculación" que recompensa la solidaridad y el cuidado.

"Los niveles de oxitocina fueron más o menos los mismos en todos los progenitores" de ambos sexos e independientemente de si eran el cuidador primario o el secundario, señaló.

Los hallazgos aparecen en la edición del 26 de mayo de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Obtenido del sitio MedlinePlus en:

http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/news/fullstory_146474.html

Nota: imagen obtenida de Internet.


 
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