El principito (en francés: Le Petit Prince), publicado en 1943, es un cuento muy famoso del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. Lo escribió mientras se hospedaba en un hotel en Nueva York y fue publicado por primera vez en los Estados Unidos. Ha sido traducido a 180 lenguas y dialectos.
En apariencia un libro infantil, en él se tratan temas tan profundos como el sentido de la vida, la amistad y el amor. En este cuento, Saint-Exupéry se imagina a sí mismo perdido en el desierto del Sahara, después de haber tenido una avería en el avión. Entonces aparece un pequeño príncipe. En sus conversaciones con él, el autor revela su propia visión sobre la estupidez humana y la sencilla sabiduría de los niños que la mayoría de las personas pierden cuando crecen y se hacen adultos.
El relato viene acompañado por ilustraciones dibujadas por el autor.
Sinopsis [editar]El principito vive en el pequeño planeta, el asteroide B612, en el que hay tres volcanes (dos de ellos activos y uno no) y una rosa. Pasa sus días cuidando de su planeta, y quitando los árboles baobab que constantemente intentan echar raíces allí. De permitirles crecer, los árboles partirían su planeta en pedazos.
El principito abandona el planeta un día para conocer el resto del universo y visita otros planetas, cada uno de los cuales se encuentra habitado por un adulto que, a su manera, demuestra lo estúpidos que la mayoría de las personas se vuelven al hacerse «grandes»:
La Flor, nos muestra el orgullo y la vanidad, que muchas veces poseemos El rey, quien cree gobernar las estrellas porque les ordena hacer cosas que obviamente aún harían de cualquier manera. Representa la ambición política. El vanidoso, quien desea que todos lo reconozcan como un hombre digno de admirarse. Representa la vanidad y el egoísmo del hombre. El borracho, que bebe para olvidar que se avergüenza de beber. Representa la falta de fuerza de voluntad humana. El hombre de negocios, quien se encuentra siempre ocupado contando las estrellas que piensa poseer. Planea utilizarlas para comprar más estrellas. Representa la avaricia y la ambición económica que poseemos . El farolero, que vive en un asteroide que rota una vez por minuto. Hace mucho tiempo le fue encargada la tarea de encender el farol de noche y apagarlo de día. Por aquel entonces, el asteroide rotaba a una velocidad razonable y tenía tiempo para descansar. Con el tiempo, la rotación se aceleró y, negándose a abandonar su trabajo, el farolero enciende y apaga el farol una vez por minuto, no pudiendo descansar nunca. Representa la lealtad y la responsabilidad, es el único personaje de alma positiva que conoce el principito en su viaje. El geógrafo, que pasa todo su tiempo dibujando mapas, pero jamás deja su escritorio para explorar. Representa la pasión laboral. Puramente por interés profesional, el geógrafo solicita al principito que describa su asteroide. El principito describe los volcanes y la rosa. El geógrafo rehúsa incluir la rosa, argumentando que las flores son efímeras. El principito queda conmocionado y herido al saber que su rosa desaparecerá algún día. El geógrafo le recomienda visitar la Tierra porque tiene muy buena reputación.
Una vez en la Tierra, el principito encuentra toda una hilera de rosales y se deprime, porque pensaba que su rosa era única en todo el universo. Más tarde conoce y hace amistad con un zorro, que le explica al principito que su rosa es única y especial porque es la que él ama. En su despedida, el zorro le regala su secreto:
Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos. . Antoine de Saint-Exupéry. El principito, pag. 83
Cuando el principito conoce al narrador le pide que dibuje un cordero. Al no saber cómo, el narrador dibuja lo que sabe, una boa con el estómago hinchado, un dibujo que otras personas siempre habían interpretado como un sombrero. El principito, sin embargo, interpreta el dibujo de inmediato y exclama que no quiere una boa con un elefante dentro, sino un cordero. El narrador intenta dibujar algunos corderos, pero el principito las rechaza. Finalmente dibuja una caja y explica al principito que el cordero se encuentra dentro. El principito, quien puede ver el cordero dentro de la caja con tanta facilidad como ve el elefante dentro de la boa, lo acepta.
En el desierto, el principito conoce una serpiente que tiene el poder de devolverlo a su planeta. Después de pensarlo, el principito se despide emotivamente del narrador y deja que la serpiente lo muerda. El principito queda blanco como la nieve y, cuando el narrador busca su cuerpo al día siguiente, éste ya no está ya que al morir vuelve a su planeta.
Referencia bibliográfica
Saint-Exupéry, Antoine de, El principito, Publicaciones y Ediciones Salamandra, S.A.: Barcelona, 2000. ISBN 8478886281.
Autor: Antoine de Saint-Exupéry Título original: Le Petit Prince Traductor: Manuel Alba Bauzano Ilustrador: Antoine de Saint-Exupéry País: Francia Lengua: Francés Género(s): Cuento Editorial: Gallimard Fecha de publicación: 1943 Formato Impreso
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12 NOV 08 | "Una continuidad espiritual" El Principito elige la Argentina para volver El escritor Alejandro Roemmers retomó la historia de Saint-Exupéry, con la aprobación de los herederos del aviador.
Por Susana Reinoso de la Redacción de LA NACION La Nación
Roemmers afirma que escribió "una continuación espiritual de El Principito". Probablemente Antoine de Saint-Exupéry se sorprendería al saber que un argentino, Alejandro Roemmers, hizo realidad su sueño de reencontrar a El Principito.
El regreso del joven Príncipe (Grijalbo) es el título del libro que cuenta el viaje por la Patagonia de un argentino y un adolescente desvalido y hambriento al que recoge, y que resulta ser el Principito crecido, de regreso en la Tierra.
Es, dice el autor en diálogo con LA NACION, sobre todo un recorrido espiritual desde lo cotidiano hacia lo trascendente. Ambos viajan por la estepa sureña, similar al desierto africano al que el Principito llegó la primera vez. A lo largo del viaje, ambos develan los grandes interrogantes de la existencia, aunque el mundo al que vuelve el joven Príncipe es hoy más cruel y egoísta.
El piloto cuyo avión se averiaba en el desierto africano, donde El Principito descendió del Asteroide B 612, expresó su anhelo de reencontrar a su amigo al final del libro: "Si viajáis un día [...], en el desierto [...] no os apresuréis [...]. Si entonces un niño llega hacia vosotros [...], adivinaréis quién es [...], decidme que el Principito ha vuelto". Saint-Exupéry vivió dos años en la Argentina y viajó mucho a la Patagonia, al trabajar para la compañía Aeropostale.
Hace un año -luego de que su obra cumbre cumplió 60 años de existencia, más de 80 millones de ejemplares vendidos y traducciones a 180 idiomas-, el aviador alemán Horst Rippert admitió con pesar que fue el responsable de los disparos que, en 1944, derribaron el avión del escritor, a quien admiraba, durante la II Guerra Mundial.
Alejandro Roemmers, uno de los dueños de Laboratorios Roemmers, se dedica a la poesía y a la narrativa desde los ocho años. Para el prólogo del libro que saldrá en venta el sábado próximo -en cuya portada hay una ruta desangelada y una luz en el horizonte-, Roemmers consiguió lo que ningún otro autor logró antes: la bendición de los herederos de Saint-Exupéry. Muchos libros se han inspirado en la novela del autor francés.
Roemmers ha publicado sus libros de poesía y narrativa en España e Italia. El regreso del joven Príncipe se editó en 2000, con una tirada privada de 6000 ejemplares, pagada por su autor, que se distribuyó sólo entre amigos y en escuelas públicas.
Un héroe argentino
El prefacio que firma Frédéric d´Agay, sobrino nieto de Saint-Exupéry y presidente de la Fundación homónima, dice que "correspondía a un argentino ofrecernos su comprensión de El Principito ", porque "la Argentina ha impregnado" la obra de su ancestro. D´Agay señala que "al partir, Saint-Exupéry nos legó un tesoro" y dice que bendijo el libro de Roemmers, porque en sus numerosos viajes a la Argentina pudo "descubrir cuán amado y conocido es Saint Ex ", y que "los argentinos creen que el autor es prácticamente argentino y que su héroe ha nacido entre ellos".
En el prefacio, el sobrino nieto se pregunta: "¿Acaso no dicen que la isla que está a la entrada de la península Valdés fue el modelo de la boa que traga al elefante? ¿Y que los picos de la cordillera de los Andes son los que trepa el Principito para escuchar el eco y admirar la Tierra?".
Roemmers le dedicó el libro "a Jesús, el Cristo". Subraya: "No es una continuación argumental, sino espiritual de El Principito, que rescata valores de la infancia que no hay que perder". El regreso del joven Príncipe se presentará el 25 de este mes, a las 19.30, en La Rural. Dice Roemmers: "Este es un libro para todas las edades. En una historia sencilla y poética transmito las experiencias y la sabiduría que he recogido en mi vida. Me hubiera gustado leer mi libro, cuando tenía 15 años".
En la obra, explica Roemmers, "profundizo los mensajes de Saint-Exupéry, pero voy a las situaciones cotidianas. Yo interpreto la vida como una oportunidad. Lo que cuenta es la evolución espiritual. Uno quiere preservar la inocencia, pero a su vez se pregunta qué hacer con las injusticias, la maldad, las traiciones. Este libro, que escribí en nueve días y que salió de adentro, sin pensamiento, pretende dar esas respuestas".
El autor celebra que en el mundo "está surgiendo una espiritualidad no dogmática. Hay una sola forma de cambiar el mundo y es cambiando, primero, uno mismo. Es necesario desarrollar la conciencia espiritual y desarrollar la percepción en el momento presente".
Hombre de su tiempo al fin, el autor dice que el libro tendrá una parte interactiva, pues se actualizará en Internet con los aportes de los lectores: "Se puede enriquecer con estos testimonios y hasta podría haber otra edición con ellos. Al final, la verdad no está lejos de la belleza".
* Foto: Mariana Araujo
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