viernes, 19 de abril de 2024

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prevención del maltrato infantil



Asociación Médica Mundial

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POLÍTICAS:


- Declaración de la AMM sobre el Maltrato y Abandono Del Niño
Adoptada por la 36ª Asamblea Médica Mundial Singapur, Octubre de 1984 y enmendada por
la 41ª Asamblea Médica Mundial Hong Kong, Septiembre de 1989
la 42ª Asamblea Médica Mundial Rancho Mirage, California, EE.UU., Octubre de 1990
y la 44ª Asamblea Médica Mundial Marbella, España, Septiembre de 1992
y la Asamblea General de la AMM, Pilanesberg, Sudáfrica, octubre 2006

Una de las manifestaciones más destructivas que presentan los problemas y la violencia dentro de la familia es el maltrato y abandono del niño. La prevención, temprana detección y tratamiento comprensivo de los niños víctimas de maltrato, siguen siendo un desafío para la comunidad médica mundial.

Las definiciones del maltrato del niño varían de una cultura a otra. Desafortunadamente, los razonamientos culturales por la conducta dañina hacia los niños pueden ser aceptados, con demasiada ligereza, como prueba de que el tratamiento conferido a los niños no es abusivo ni dañino. Por ejemplo, la contribución del trabajo de los niños en la vida diaria de las familias y la sociedad debe ser reconocida y motivada, ya que también ayuda al desarrollo del propio niño. Por otra parte, la explotación de niños en el mercado laboral les puede privar de su niñez y de oportunidades educacionales e incluso puede poner en peligro su salud actual y futura. La AMM considera esta explotación de niños una forma grave de maltrato y abandono del niño.

Para los efectos de esta declaración, el abuso emocional, sexual y físico representan diversas formas de maltrato al niño. El descuido de un niño representa el fracaso de sus padres o de otra persona legalmente responsable de su bienestar, para satisfacer las necesidades básicas y proporcionarle un nivel adecuado de atención.

La Asociación Médica Mundial reconoce que el maltrato del niño es un problema de salud mundial y recomienda que las asociaciones médicas nacionales adopten las siguientes normas para los médicos:

Los médicos tienen una función única y especial en la identificación y ayuda a los niños maltratados y a sus atribuladas familias.
El contacto con un equipo multidisciplinario es muy recomendado para el médico. Es posible que el equipo cuente con profesionales como médicos, asistentes sociales, siquiatras de adultos y niños, especialistas en desarrollo, sicólogos y abogados. Cuando la participación en un equipo no sea posible, el médico debe consultar en forma individual con otro personal médico, social, legista y de salud mental.
Los médicos de atención primaria (médico de familia, internistas, pediatras), especialistas en medicina de urgencia, cirujanos, siquiatras y otros especialistas que tratan niños, deben adquirir conocimientos y habilidad en la evaluación física del maltrato y abandono del niño, en la evaluación de su desarrollo y de las facultades de los padres, en la utilización de los recursos de la comunidad y sus responsabilidades legales.
La evaluación médica del niño que se sospecha ha sido maltratado debe ser realizada por médicos con conocimientos de pediatría y evaluación de maltrato. La evaluación médica debe ser adaptada a la edad, lesiones y condición del niño y puede incluir, aunque no limitarse a, examen de sangre, examen con rayos X para buscar traumatismos, observación del desarrollo y comportamiento. Se recomienda el seguimiento con radiografías en los niños con lesiones graves de aparente maltrato.
La evaluación y el trato de niños que han sufrido abusos sexuales consiste en un historial completo y físico, ya que los abusos físicos y sexuales a menudo van juntos, examen físico de los genitales y del ano, la recolección y el procesamiento de evidencia incluidas fotografías y el tratamiento o la prevención del embarazo y enfermedades venéreas.
Es necesario que los médicos determinen la naturaleza y el nivel del funcionamiento de la familia en lo que concierne la protección del niño. Es esencial que los médicos comprendan y sientan cómo las relaciones maritales, medidas disciplinarias, presiones económicas, problemas emocionales y el abuso del alcohol, drogas y otras sustancias, además de otras formas de estrés, están relacionadas con el maltrato del niño.
Los signos del maltrato con frecuencia son impalpables y el diagnóstico puede necesitar entrevistas detenidas con el niño, los padres, sus cuidadores y hermanos. Las inconsistencias entre las explicaciones y las características de las lesiones, como la gravedad, tipo y edad, deben ser causa de sospecha de maltrato.
Con todo niño que ingrese a un establecimiento hospitalario, se debe evaluar primero las necesidades médicas y de salud mental. Si se sospecha un maltrato, se deben tomar medidas de seguridad antes de autorizar su salida del establecimiento. Estas medidas pueden incluir, pero no limitarse a: informar sobre todos los casos sospechosos a los servicios de protección del niño, hospitalizar a todo niño que haya sido víctima de maltrato y que necesite protección durante el período de evaluación inicial, informar a los padres el diagnóstico, si es seguro hacerlo e informar a los servicios de protección las lesiones del niño.
Si el niño es hospitalizado, es necesario hacer una pronta evaluación de sus problemas físicos, emocionales y de desarrollo. Esta evaluación completa debe ser realizada por médicos con experiencia o por un equipo multidisciplinario de expertos que tengan conocimientos especializados sobre maltrato de niños.
Si hay sospechas de maltrato, el médico debe discutir con los padres el hecho de que el maltrato al niño aparece en el diagnóstico diferencial del problema de su hijo. Durante la discusión, es esencial que el médico mantenga la objetividad y evite emitir juicios o declaraciones acusatorias en las conversaciones con los padres.
Es esencial que el médico registre la información en la hoja médica durante el proceso de evaluación. El registro médico a menudo proporciona evidencia crucial en los tribunales de justicia.
Los médicos deben participar en todos los niveles de la prevención proporcionando asesoramiento pre y post natal a la familia, identificando los problemas de formación del niño y aconsejando sobre la planificación familiar y el control de natalidad.
Los médicos deben estimular las medidas de salud pública, como visitas a domicilio de enfermeras, orientación temprana por los padres y buenos exámenes a los infantes y niños. Los médicos deben apoyar los programas que mejoran la salud general del niño y que ayudan a evitar el maltrato del niño.
Los médicos deben reconocer que el maltrato y abandono del niño es un problema complejo y que puede haber necesidad de recurrir a otro tipo de tratamiento o atención para ayudar a los niños maltratados y a sus familiares. El desarrollo de un tratamiento adecuado requiere la contribución de muchas profesiones, incluidas la medicina, derecho, enfermería, educación, sicología y asistente social.
Los médicos deben promover el desarrollo de programas innovadores que hagan avanzar el conocimiento y la capacidad médica en el campo del maltrato y abandono del niño. Los médicos deben recibir educación sobre maltrato y abandono del niño durante su formación como estudiantes de medicina.
Por el bien del niño, el secreto profesional debe suspenderse en caso de maltrato del niño. El primer deber del médico es proteger a su paciente si sospecha que ha sido víctima de maltrato. Se debe hacer un informe oficial a las autoridades correspondientes, no importa qué tipo de abuso (físico, sexual, mental).

Disponible en AMMundial
http://www.wma.net/s/policy/a2.htm

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Violencia familiar:

- Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre la Violencia Familiar 
Adoptada por la 48ª Asamblea General Somerset West, Sudáfrica, Octubre 1996, y revisada su redacción en
la 174ª Sesión del Consejo, Pilanesberg, Sudáfrica, octubre 2006

INTRODUCCION

Haciendo alusión a las Declaraciones de la AMM sobre el Maltrato de Ancianos y sobre el Maltrato y Abandono del Niño y muy preocupada por la violencia como problema de salud pública, la Asociación Médica Mundial insta a las asociaciones médicas nacionales a intensificar y ampliar su acción con el análisis del problema de violencia familiar.
La violencia familiar es un término aplicado al maltrato físico y emocional de una persona por alguien que está en estrecha relación con la víctima. El término incluye la violencia en el hogar (a veces llamada pareja, hombres o mujeres golpeadas), maltrato físico y abandono del niño, abuso sexual del niño, maltrato del anciano y muchos casos de agresión sexual. La violencia familiar se puede constatar en cualquier país del mundo, sin importar el sexo ni todos los estratos raciales, étnicos, religiosos y socio-económicos. Aunque las definiciones varían según la cultura, la violencia familiar representa un importante problema de salud pública, debido a las muertes, heridas y sus consecuencias psicológicas adversas. El daño físico y emocional puede representar impedimentos crónicos o de por vida para muchas víctimas. La violencia familiar va asociada a un gran riesgo de depresión, angustia, abuso substancial y comportamiento autodestructivo, incluido el suicidio. Las víctimas a menudo se convierten en agresores o participan en relaciones violentas más tarde. Aunque el enfoque de este documento es el bienestar de la víctima, no se deben olvidar las necesidades del agresor.

POSICION

Existe una creciente convicción de la necesidad de considerar y adoptar medidas frente a la violencia familiar de manera unida, en lugar de concentrarse en un tipo de víctima en particular o comunidad afectada. En muchas familias donde se golpea a la pareja, por ejemplo, puede también haber maltrato de un niño y/o un anciano, a menudo perpetrado por un solo agresor. Además, existe suficiente evidencia de que los niños que son víctimas o testigos de violencia contra otros miembros de la familia, tienen más adelante mayor riesgo como adolescentes o adultos de volver a ser víctimas y/o convertirse en agresores. Por último, información más reciente sugiere que las víctimas de violencia familiar tienen también más probabilidades de convertirse en agresores violentos contra personas no conocidas. Todo esto indica que cada caso de violencia familiar no sólo puede tener consecuencias de más violencia familiar, sino que también un mayor espectro de violencia en la sociedad.
Aunque las causas de la violencia familiar es un problema complejo, se conocen varios factores que contribuyen a ella. Estos incluyen la pobreza, cesantía, otras presiones exógenas, actitudes de aceptación cultural de la violencia para resolver disputas, abuso substancial (en especial de alcohol), roles sexuales rígidos, pocos conocimientos como padres, roles familiares ambiguos, esperanzas irreales de otros miembros de la familia, conflictos interpersonales en la familia, vulnerabilidad psicológica o física, real o aparente, de las víctimas por los agresores, preocupación del agresor por el poder, control y aislamiento social familiar, entre otros.
El médico juega un papel importante en la prevención y tratamiento de la violencia familiar. Por supuesto que trata las heridas, enfermedades y problemas psiquiátricos derivados del maltrato. Las relaciones terapéuticas que tiene el médico con el paciente pueden permitir que las víctimas le confíen agresiones actuales o pasadas. El médico debe informarse sobre la violencia regularmente y también cuando asiste a presentaciones clínicas especiales que pueden tener relación con el maltrato. Esto puede ayudar a los pacientes a encontrar métodos de lograr la seguridad y un acceso a los recursos de la comunidad, que permitirán la protección y/o intervención en la relación de maltrato. El médico puede informar al paciente sobre la progresión y las consecuencias adversas de la violencia familiar, manejo del estrés, disponibilidad de tratamiento de salud mental pertinente y conocimientos como padres, de manera de evitar la violencia antes que se presente. Por último, el médico como ciudadano, líder de la comunidad y experto en medicina puede participar en actividades locales y nacionales destinadas a disminuir la violencia familiar.

RECOMENDACIONES

La Asociación Médica Mundial recomienda que las asociaciones médicas nacionales adopten las siguientes normas para los médicos:
Todo médico debe recibir una formación adecuada en los aspectos médicos, sociológicos, psicológicos y preventivos de todo tipo de violencia familiar. Esto debe incluir una formación en los principios generales de evaluación y administración, en la escuela de medicina e información específica y de especialidad durante el postgrado, como también la educación médica continua sobre la violencia familiar. Los estudiantes deben recibir una formación adecuada en el rol del género, poder y otros problemas que contribuyen a la violencia familiar.
El médico debe saber cómo obtener la historia apropiada y culturalmente sensible de las agresiones actuales y pasadas.
El médico debe considerar regularmente y ser sensible a los signos que indiquen la necesidad de otras evaluaciones de agresiones pasadas o actuales, como parte del examen de salud general o en respuesta a descubrimientos clínicos sugestivos.
Se debe motivar al médico para que proporcione trajetas, folletos, videos y/o otro material educacional en las salas de espera y departamentos de emergencia, a fin de ofrecer a los pacientes información general sobre la violencia familiar, como también informarlos sobre los servicios locales de ayuda.
El médico debe conocer los servicios sociales, de la comunidad u otros que sean de utilidad a las víctimas de la violencia, y referirse a ellos y utilizarlos habitualmente.
El médico debe tener muy presente la necesidad de mantener el secreto en casos de violencia familiar y debe conocer la documentación adecuada del caso, como cualquier otra obligación de informar local o nacional.
Se debe motivar al médico para que participe en actividades coordinadas por la comunidad, destinadas a disminuir la cantidad y consecuencias de la violencia familiar.
Se debe motivar al médico para que no tenga actitudes de juicio hacia los involucrados en la violencia familiar, de modo que se realce su capacidad de influenciar a las víctimas, sobrevivientes y agresores. Por ejemplo, se debe juzgar la conducta, pero no a la persona.
Las asociaciones médicas nacionales deben favorecer y facilitar la coordinación de medidas contra la violencia familiar entre los componentes del sistema de atención médica, sistema de justicia criminal, autoridades policiales, juzgados de familia y juveniles, y organizaciones de servicios a las víctimas. También deben respaldar los programas de toma de conciencia pública y de educación de la comunidad.
Las asociaciones médicas nacionales deben favorecer y facilitar la investigación para comprender la frecuencia, factores de riesgo, resultados y óptima atención de las víctimas de violencia familiar.

Disponible en:
http://www.wma.net/s/policy/f1.htm

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Violencia y salud:

- DECLARACION DE LA ASOCIACION MEDICA MUNDIAL SOBRE LA VIOLENCIA Y LA SALUD
Adoptada por la Asamblea General de la AMM, Helsinki 2003

INTRODUCCIÓN

En el año 2000, más de 1,6 millón de personas perdieron la vida por causa de la violencia, lo que significa que cada día más de 4.000 personas en el mundo tuvieron una muerte violenta. Aproximadamente, la mitad de esta cifra es por suicidio, casi un tercio por homicidio y el resto por conflictos violentos. Estas muertes constituyen sólo la punta del iceberg - la información disponible tiende a venir de países de altos ingresos con sistemas de información establecidos y es sabido que muchas formas de violencia son más frecuentes en contextos de bajos ingresos que no pueden entregar información a la Organización Mundial de la Salud. Además de los problemas potenciales de recolección de información, una variedad de distintas formas de violencia, maltrato y abandono del niño, violencia en la pareja y maltrato del anciano, por nombrar algunos, no son suficientemente informados sistemáticamente, debido al miedo, vergüenza o normas culturales.

Por cada joven muerto por homicidio, al menos 20 a 40 jóvenes son atendidos en hospitales con heridas causadas por violencia. Una de cada cinco mujeres y 5 a 10% de hombres afirman haber sido víctimas de abuso sexual en la niñez. Estudios internacionales basados en la población indican que entre 10 y 69% de las mujeres afirman haber sufrido algún tipo de agresión física por su pareja. Además de los efectos directos del daño causado por la violencia, hay una amplia gama de efectos de salud, incluidos los problemas de salud mental y reproductiva, las enfermedades de transmisión sexual y otros problemas de salud. Los efectos de salud debidos a la violencia pueden durar años y pueden incluir incapacidad física o mental permanente. Desde una perspectiva social, los costos económicos relacionados con la violencia son importantes, sólo los costos directos de salud se elevan al 5% del PDB en algunos países.

Ningún factor por sí solo produce violencia, tanto a nivel de comunidad como individual. La violencia surge de una interacción compleja de factores a nivel de individuo, relación, comunidad, sociedad y política.

En 1996, la Asamblea Mundial de la Salud adoptó la resolución WHA49.25 que declaró la violencia una prioridad de salud pública mundial. Un año después, se adoptó la resolución WHA50.19 que ratificó un plan de acción integrado de la OMS para un enfoque de salud pública, basado en la ciencia, para la prevención de la violencia e hizo un llamado a realizar más investigación en este campo.

PARTICIPACIÓN DE LA COMUNIDAD MÉDICA INTERNACIONAL

Sin tener en cuenta la diversidad de factores que producen la violencia, existe una característica común a todas las formas de violencia: los efectos de salud sufridos son una preocupación directa para la comunidad médica. Los médicos pueden ser víctimas de la violencia en sus lugares de trabajo o en otras partes. En algunos casos, los médicos se pueden ver involucrados en actos de violencia o maltrato. Toman decisiones sobre el traslado y la atención coordinada en especialidades y sectores de salud, planifican seguimientos a largo plazo y atención de incapacidades y en algunas circunstancias han contribuido como profesión a la prevención de la violencia. Ya sea como pediatra al evaluar si un niño ha sido víctima de maltratos, médico cirujano de emergencia al prestar atención a una víctima de disparos, psiquiatra que trata las consecuencias psicológicas de la violencia de pareja o cualquier otro tipo de caso, la realidad es que más que ninguna otra profesión la comunidad médica es protagonista en la respuesta a los efectos de la violencia para la salud.

La manera en que la comunidad médica puede ofrecer una respuesta es variada y dependerá sobre todo de las características y realidades contextuales. En algunas circunstancias, las formas más estructuradas de recolección de información son importantísimas y los médicos pueden ser el único nexo en esos casos que pueden ejercer presión ante los sistemas de salud para que integren de manera adecuada la recolección de información sistemática relativa al daño por violencia. En otros marcos más avanzados, los médicos clínicos y los profesionales de salud pública pueden tener una función importante al facilitar o realizar estudios específicos que examinen un aspecto de la violencia o la prevención de la violencia. La entrega de esta información a los encargados de elaborar políticas de manera oportuna y adecuada puede contribuir a la creación de políticas para disminuir la violencia que estén basadas en evidencia.

RECOMENDACIONES
Se insta a las asociaciones médicas nacionales a contribuir de manera más sistemática para tratar la violencia, incluidos:

Defensa - la violencia es un problema de salud mundial y a menudo sus víctimas son las más pobres, impotentes o las más vulnerables de la sociedad. La profesión médica debe defender a nivel local, nacional e internacional las estrategias eficaces para prevenir la violencia y limitar sus consecuencias en la salud. Además, la profesión médica debe denunciar todo intento de mostrar o utilizar un comportamiento violento como solución a problemas personales, sociales o políticos.

Recolección de información - la profesión médica debe cumplir una función central al asegurar que se lleva a cabo la recolección de información, puesto que tiene un nivel suficiente y es lo suficientemente vasta para ser un instrumento valioso en la orientación de políticas de salud pública. La investigación ha demostrado que una gran parte de las víctimas de violencia no figuran en las estadísticas de la policía porque no son víctimas de un delito (por ejemplo, formas de violencia familiar, intimidación, etc.) o no han informado a la policía.

Formación médica - en reconocimiento de la importante carga de morbilidad y mortalidad relaciona con la violencia y al hecho de que la violencia y el daño como amenaza para la salud están casi ausentes en la formación médica, la profesión médica debe tomar medidas a fin de asegurar la integración del daño y la prevención de la violencia en los currículos de las escuelas de medicina.

Prevención - la profesión médica debe aprovechar la oportunidad única durante los encuentros clínicos, cuando sea apropiado, para orientar a los pacientes y familias con respecto a la creación de ambientes domésticos más seguros y menos violentos. También puede usar su discernimiento clínico para detectar a las víctimas de violencia o a los que corren riesgo de violencia y hacer lo necesario para prestar una atención apropiada.

Coordinación de la ayuda a las víctimas - ya sea a través de la detección de víctimas que pueden sufrir violencia, pero no saben cómo prestarles atención médica o de la referencia apropiada para tratar las condiciones de salud relacionadas o la incapacidad física, psicológica o de largo plazo asociada al daño, los médicos pueden tener un papel vital al aumentar la calidad y alcance de la ayuda a las víctimas.

Investigación - la violencia es un problema mundial de salud pública que no está lo suficientemente documentado. Es necesario una mejor comprensión de las causas y consecuencias de la violencia, junto con un mayor entendimiento de la eficacia de las distintas estrategias destinadas a prevenir la violencia.

Ejemplo social - la profesión médica debe contribuir a la creación y al refuerzo de las normas sociales al no participar ni tolerar distintas formas de violencia, como la tortura, maltrato o abandono de ciertas poblaciones como los presos y oponerse enérgicamente a esta violencia.

Elaboración de políticas - muchos países todavía no disponen de políticas completas nacionales o locales de prevención de la violencia ni de planes de acción. La profesión médica debe contribuir a la elaboración de estas políticas y en algunos casos debe tener un papel protagonista en su formulación.
17.9.2003
 
Disponible en
http://www.wma.net/s/policy/v1.htm

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Derecho del niño a la atención médica:

- Declaración de Ottawa de la Asociación Médica Mundial sobre el Derecho del Niño a la Atención Médica
Adoptada por la 50ª Asamblea General de la AMM Ottawa, Canadá, octubre 1998

INTRODUCCION

La atención médica del niño, ya sea en su domicilio o en el hospital, incluye aspectos médicos, psicoafectivos, sociales y económicos que interactúan en el proceso de recuperación y que requieren una preocupación particular en cuanto a los derechos del niño como paciente.

El Artículo 24 de la Convención de Naciones Unidad de 1989 sobre los Derechos del Niño, reconoce el derecho del niño a gozar de los más altos niveles logrados en salud y a servicios para el tratamiento de enfermedades y recuperación de la salud, y estipula que las naciones deben esforzarse en asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al acceso a dichos servicios de atención médica.

En el contexto de esta Declaración, el niño se describe como un ser humano desde el momento de su nacimiento hasta fines de sus 17 años, a menos que según la legislación del país en cuestión, el niño sea reconocido legalmente como adulto a otra edad.

PRINCIPIOS GENERALES

Todo niño tiene el derecho inherente a la vida, al igual que el derecho a tener acceso a los servicios apropiados para la promoción de la salud, prevención y tratamiento de enfermedades, y recuperación de la salud. Los médicos y el personal de salud tienen la responsabilidad de reconocer y promover estos derechos, y de pedir que los recursos materiales y humanos sean proporcionados para que los mantegan y los cumplan. En especial, se debe hacer todo lo posible:

para proteger lo máximo posible la sobrevivencia y el desarrollo del niño, y para reconocer que los padres (o los representantes legales) son los primeros responsables del desarrollo del niño y que ambos padres tienen responsabilidades comunes al respecto;

para asegurar que el interés superior del niño sea la consideración principal en la atención médica;

para resistir toda discriminación, cuando se proporcione atención médica, de edad, sexo, enfermedad, incapacidad, religión, origen étnico, nacionalidad, afiliación política, raza, inclinación sexual o posición social del niño o de sus padres, o de los representantes legales;

para lograr una atención médica apropiada prenatal y post natal de la madre y del niño;

para asegurar que todo niño tenga una atención médica apropiada, con énfasis en la atención médica primaria, la atención psiquiátrica pertinente para los niños que la necesiten, el tratamiento del dolor y la atención del caso a las necesidades especiales de los niños incapacitados;

para proteger a todo niño de exámenes de diagnóstico, tratamiento e investigación innecesarios;

para combatir la enfermedad y desnutrición;

para crear una atención médica preventiva;

para eliminar el maltrato del niño en sus diversas formas;

para eliminar las prácticas tradicionales perjudiciales para la salud del niño.

PRINCIPIOS ESPECIFICOS

Calidad de la Atención

El equipo que proporciona la atención médica al niño debe asegurar la continuidad y la calidad de ésta.

Los médicos y el personal de salud que atienden al niño deben tener una formación especial y los conocimientos necesarios, para que puedan responder apropiadamente a las necesidades médicas, físicas, emocionales y del desarrollo del niño y de su familia.

Cuando se deba hacer una elección entre pacientes niños para un tratamiento especial cuya aplicación es limitada, se debe garantizar que los pacientes individuales tengan un procedimiento de selección justo para dicho tratamiento, que se haga sólo en base a consideraciones médicas y sin discriminación.

Libertad de Elección

Los padres o representantes legales, o cuando el niño mismo tiene la madurez suficiente, deben: poder elegir libremente y cambiar el médico del niño, estar satisfechos porque el médico seleccionado tiene la libertad de emitir opiniones clínicas y éticas sin interferencia externa, pedir un segundo diagnóstico de otro médico en todo momento.

Consentimiento y Autodeterminación

El paciente niño y sus padres o representantes legales tienen derecho a tener una participación informada activa en todas las decisiones que afecten la atención médica del niño. Los deseos del niño deben considerarse al tomar dichas decisiones y se les debe dar importancia, según su capacidad de comprensión. El niño maduro, según la opinión del médico, tiene derecho a tomar sus propias decisiones sobre atención médica.

Expecto en una emergencia (véase párrafo 12 a continuación), se necesita el consentimiento informado antes de comenzar un proceso de diagnóstico o de terapia en un niño, en especial cuando se trate de un procedimiento invasivo. En la mayoría de los casos, el consentimiento debe obtenerse de los padres o de los representantes legales; sin embargo, los deseos expresados por el niño deben tomarse en cuenta antes de otorgar el consentimiento. No obstante, si el niño tiene la madurez y comprensión suficientes, el consentimiento informado se debe obtener del niño mismo.

En general, el paciente niño capacitado y sus padres o representantes legales pueden abstenerse de otorgar consentimiento a un procedimiento o terapia. Aunque se supone que los padres o representantes legales actuarán en beneficio del niño, a veces no es así. Cuando uno de los padres o representante legal niega el consentimiento a un procedimiento y/o tratamiento, sin el cual la salud del niño se pondría en grave e irreversible peligro y para el cual no hay alternativa dentro del contexto de atención médica generalmente aceptada, el médico debe obtener la autorización judicial o legal pertinente para aplicar dicho procedimiento o tratamiento.

Si el niño está inconsciente o no puede dar su consentimiento y no se dispone de uno de los padres o representantes legales, en circunstancias en que se necesita una intervención médica de urgencia, en ese caso se puede suponer el consentimiento específico para la intervención; a menos que sea obvio y que no quede la menor duda, en base a lo expresado previamente o por convicción, de que el consentimiento para la intervención sería rechazado para esa situación en particular (sujeto a lo estipulado en el párrafo 7 anterior).

El paciente niño y sus padres o representantes legales tienen derecho a negarse a participar en la investigación o enseñanza de la medicina. Dicha negación nunca debe interferir en la relación médico-paciente o poner en peligro la atención médica del niño u otros beneficios a los que tenga derecho.

Acceso a la Información

El paciente niño y (excepto en las circunstancias descritas en el párrafo 18 a continuación) sus padres o representantes legales tienen derecho a estar totalmente informados sobre su salud y condición médica, siempre que esto no vaya contra los intereses del niño. Sin embargo, la información confidencial contenida en el historial del niño sobre una tercera persona, no debe ser entregada a éste, sus padres o representantes legales sin el consentimiento de dicha persona.

La información se debe entregar de manera apropiada a la cultura y al nivel de compresión del receptor. Esto es especialmente importante en el caso de la información que se entrega al niño, quien debe tener el derecho a acceder a la información general sobre salud.

Excepcionalmente, se puede retener cierta información frente al niño o sus padres o representantes legales, cuando haya una buena razón para creer que dicha información representaría un serio peligro para la vida o salud del niño, o para la salud física o mental de otra persona aparte del niño.

Secreto

En general, la obligación de los médicos y del personal de salud de mantener el secreto sobre información médica y personal identificable de pacientes (incluida la información sobre el estado de salud, condición médica, diagnóstico y tratamiento), se aplica tanto para el caso de pacientes niños como para los adultos.

El paciente niño lo suficientemente maduro como para ir a una consulta sin sus padres o representantes legales, tiene derecho a la vida privada y puede solicitar servicios confidenciales. Dicha solicitud debe ser respetada y la información obtenida durante la consulta o sesión de orientación no debe ser revelada a los padres o representantes legales, excepto con el consentimiento del niño o en circunstancias cuando el secreto del adulto puede ser conocido. Además, cuando el médico tratante tenga buenas razones para concluir que a pesar de que el niño no está acompañado, éste no está capacitado para tomar una decisión informada sobre un tratamiento, o que sin intervención de los padres la salud del niño se pondría en grave e irreversible peligro; en ese caso, en circunstancias excepcionales, el médico puede revelar información confidencial, obtenida durante una consulta sin estar acompañado, a los padres o representantes legales. Sin embargo, el médico primero debe dar a conocer al niño las razones de su decisión e intentar convencerlo que esté de acuerdo con esto.

Hospitalización

El niño debe ser hospitalizado sólo si la atención que necesita no puede ser prestada en su domicilio o sobre una base diaria.

El niño debe ser hospitalizado en un ambiente diseñado, amoblado y equipado, adecuado a su edad y condición de salud, y el niño no debe ser hospitalizado en salas de adultos, salvo en circunstancias especiales, debido a su condición médica, por ejemplo para un parto o término del embarazo.

Se debe hacer todo lo posible para que un niño hospitalizado pueda estar acompañado por sus padres o padres substitutos, quienes deben tener alojamiento apropiado, cuando proceda, en el hospital o en sus cercanías, gratuitamente o con costo mínimo, y deben tener la posibilidad de ausentarse de sus trabajos, sin perjuicio para su empleo.

Todo niño hospitalizado debe ser autorizado al máximo contacto externo y visitas posibles, sin restricción de edad del visitante, excepto en circunstancias cuando el médico tratante tenga buenas razones para considerar que las visitas no serán beneficiosas para el niño.

Cuando un niño de corta edad ha sido hospitalizado, su madre debe tener la posibilidad de amamantarlo, a menos que exista una contraindicación médica válida para impedírselo.

El niño hospitalizado debe tener la posibilidad y facilidad, apropiada a su edad, de jugar, recrearse y continuar su educación. Para facilitarla, se debe instar al empleo de profesores especializados o que el niño tenga acceso a programas adecuados de aprendizaje a distancia.

Maltrato del Niño

Se deben tomar todas las medidas apropiadas para proteger al niño de todas las formas de trato negligente, violencia física o mental, maltrato, lesiones o abuso, incluido el abuso sexual. En este contexto, se llama la atención a lo establecido en la Declaración de la AMM sobre Maltrato y Abandono del Niño (Doc. 17.W).

Enseñanza de la Salud

Los Padres y niños apropiados a su edad y/o desarrollo deben tener acceso y apoyo total en la aplicación de conocimientos básicos de salud infantil y nutrición, incluidas las ventajas de la lactancia materna, como también de higiene, salud ambiental, prevención de accidentes, educación sexual y de reproducción.

Dignidad del Paciente

El paciente niño debe ser tratatado siempre con tacto y comprensión, y con respecto por su dignidad y vida privada.

Se debe hacer todo lo posible para evitar, o si no es posible, disminuir el dolor y/o sufrimiento, y mitigar el estrés fisico o emocional en el paciente niño.

El niño que padece una enfermedad terminal debe recibir asistencia paliativa apropiada y toda la ayuda necesaria para que tenga una muerte lo más digna y aliviada posible.

Asistencia Religiosa

Se debe hacer todo lo posible para asegurar que el paciente niño tenga acceso a una asistencia espiritual y moral apropiada, incluida la de un representante de su religión.
 
Disponible en:
http://www.wma.net/s/policy/c4.htm

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- Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre la Planificación Familiar y el Derecho de la Mujer a la Anticoncepción
Adoptada por la 48ª Asamblea General Somerset West, Sudáfrica, Octubre 1996
y enmendada por la Asamblea General, Copenhague, Dinamarca, octubre 2007

La AMM reconoce que los embarazos no deseados y los embarazos demasiado seguidos pueden tener un efecto adverso grave para la salud de la mujer y de sus hijos. Estos efectos pueden incluir la muerte prematura de la mujer. Los hijos en la familia también pueden sufrir hambre, maltrato o abandono, lo que puede producir la muerte o problemas de salud, cuando las familias no pueden alimentar a todos sus hijos. El funcionamiento social y la capacidad para lograr su potencial completo también pueden verse afectados.

La AMM reconoce los beneficios para la mujer que puede controlar su fertilidad. Se le debe ayudar a que pueda elegir por ella misma y también a plantear esto a su pareja. La capacidad de hacerlo por opción y no por azar es un componente principal de la salud física y mental de la mujer, como también de bienestar social.

El acceso a métodos adecuados de control de fertilidad no es universal, muchas de las mujeres más pobres en el mundo casi no tienen acceso. El conocimiento sobre cómo funciona su cuerpo, información sobre cómo controlar su fertilidad y los materiales necesarios para realizar esa elección son derechos universales y básicos para todas las mujeres.

El rol de la planificación familiar y el acceso seguro a métodos apropiados es reconocido en el 5º Objetivo de Desarrollo del Milenio como factor principal en la promoción de salud maternal e infantil.

La AMM recomienda que las asociaciones médicas nacionales:

Promuevan los beneficios de la educación para la planificación familiar, colaboren con los gobiernos, ONGs y otros grupos a fin de proporcionar servicios y asistencia seguros y de alta calidad.

Traten de asegurarse que dicha información, materiales, productos y servicios estén disponibles sin consideración de nacionalidad, credo, raza, religión o nivel socioeconómico.
 
Disponible en:
http://www.wma.net/s/policy/c13.htm

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- Declaración de la Asociación Médica Mundial sobre la Educación Médica
Adoptada por la Asamblea General de la AMM, Pilanesberg, Sudáfrica, Octubre 2006

Introducción

La práctica de la medicina es dinámica y sigue evolucionando. La enseñanza médica es un aprendizaje continuo que comienza con la admisión en la escuela de medicina y termina con el retiro del ejercicio activo. Su objetivo es preparar a los médicos en ejercicio para aplicar los últimos descubrimientos científicos en la prevención y tratamiento de enfermedades que afectan al ser humano y en el alivio de los síntomas de las enfermedades actualmente incurables. La formación médica incluye también las normas éticas de pensamiento y conducta del médico. Todos los médicos tienen la responsabilidad consigo mismo y con la profesión de mantener altos niveles de formación médica.
Principios Básicos de la Educación Médica

La enseñanza médica comprende la formación universitaria, postuniversitaria, y el desarrollo profesional continuo. La profesión, las facultades y otras instituciones docentes, así como el Gobierno, comparten la responsabilidad de garantizar el alto nivel y la calidad de la enseñanza médica a lo largo de este proceso. El objetivo de la educación médica es formar médicos competentes y con ética que proporcionen una atención médica de alta calidad al público.
Educación Médica Universitaria

La finalidad de la educación médica universitaria es formar a estudiantes en la práctica de la profesión y entregar a la población médicos bien calificados. El primer diploma profesional debe representar el término de un programa de estudios que califica al estudiante para elegir entre una gran variedad de carreras que incluye, aunque sin restricción, la atención de pacientes, la investigación clínica o fundamental y la docencia médica. Cada una de estas carreras exige una formación complementaria a la requerida para el primer diploma profesional.
Selección de Estudiantes

Una formación liberal general es altamente deseable antes de emprender el estudio de la medicina. Una amplia educación cultural en las artes, humanidades y ciencias sociales, al igual que la biología y la física, reresenta una ventaja. La selección de estudiantes de medicina debe hacerse de acuerdo con su capacidad intelectual, motivación, formación previa, personalidad e integridad. El número de estudiantes admitidos no debe exceder ni los recursos educacionales disponibles ni las necesidades de la población. La selección de estudiantes no debe estar influenciada por consideraciones de edad, sexo, raza, credo, tendencia política o nacionalidad, aunque la mezcla de estudiantes debe ser un reflejo de la población.
La Enseñanza de la Facultad

La formación médica debe ser impartida por una facultad estructurada. La facultad debe poseer calificaciones académicas adecuadas que solamente pueden obtenerse a través de la formación profesional y la experiencia. La selección de la facultad no debe basarse en consideración de edad, sexo, raza, credo, afiliación política o nacionalidad.
La facultad debe crear un ambiente académico en el que el aprendizaje y la investigación sean una motivación y puedan desarrollarse. En este respecto, las instituciones académicas deben realizar investigaciones para mejorar el conocimiento médico y la calidad de una atención médica deben realizarse en un contexto académico que promueva los más altos estándares médicos. Los objetivos, contenido, presentación y evaluación de la enseñanza impartida son responsabilidad de la facultad. Las escuelas de medicina deben asegurar el continuo crecimiento de las abilidades de enseñanza de la facultad.
La facultad tiene la responsabilidad de elaborar su propio curriculo básico en un ambiente académico que permita el aprendizaje. La facultad debe revisar el curriculo con frecuencia y para ello debe tomar en cuenta las necesidades de la comunidad y el aporte de los médicos en ejercicio. Por otro lado, la facultad es responsable de evaluar de manera regular la calidad de cada experiencia educacional y revisar a la facultad que la lleva a cabo.
Además de la facultad competente, la institución requiere que se disponga de bibliotecas, laboratorios de investigación, clínicas y áreas de estudio en cantidad suficiente para responder a las necesidades de todos los estudiantes. Además, se debe contar con una estructura administrativa adecuada, incluidos aunque no retringido a los registros académicos a fin de entregar la educación más completa.
Contenido de la Educación Médica de Base

El contenido educacional debe proporcionar al estudiante una amplia base de conocimientos generales en todos los campos de la medicina. Esto incluye el estudio de las ciencias biológicas y del comportamiento, así como el de los aspectos socio-económicos de la atención médica. Estas ciencias son indispensables para comprender la medicina clínica. Debe exigirse también el sentido crítico y autodidacta, así como una profunda adherencia a los principios éticos que sirven de base para los médicos y los principios de derechos humanos. Los estudiantes también deben iniciarse a la investigación médica y su metodología en esta etapa.
La Formación Clínica

La parte clínica de la enseñanza médica debe estar centrada en el examen supervisado de pacientes y debe incluir experiencias directas en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. La parte clínica debe comprender el diagnóstico personal y la experiencia terapéutica con un aumento gradual al nivel de responsabilidades. Se debe mantener un equilibrio adecuado entre la base del paciente, los estudiantes en práctica y los profesores.
Antes de iniciar su práctica independiente, todo médico debe completar un programa de formación clínica supervisada. La experiencia clínica debe ir de atención primaria a atención terciaria en una variedad de contextos internos y ambulatorios, como hospitales universitarios, hospitales públicos y otros establecimientos de salud.
La facultad y las escuelas de medicina tienen la responsabilidad de asegurarse de que los estudiantes que reciben el primer diploma profesional hayan adquirido un conocimiento básico de la medicina clínica, la experiencia necesaria para evaluar los problemas clínicos y poder tomar decisiones de manera independiente, y que tengan la actitud y la personalidad que son propios de un médico con ética.
Educación Médica Postuniversitaria

Se espera y en algunas jurisdicciones es un requisito que el estudiante recién graduado de una institución que imparte educación médica siga un programa de formación postuniversitaria antes de obtener su licencia. La educación médica postuniversitaria (EMPU), segunda fase de la educación médica, prepara al médico para ejercer una especialidad médica. La EMPU se centra en la adquisición de experiencia clínica y de competencias generales y profesionales, como también de conocimientos reales detallados en la especialidad médica. Este proceso de aprendizaje prepara al médico para la práctica independiente de la medicina en dicha especialidad.
Los programas están basados en hospitales, clínicas y otras instituciones de salud y en la mayoría de las especialidades utilizan una atención interna y ambulatoria, lo que refleja la importancia de la atención para cantidades apropiadas de pacientes en la experiencia EMPU. Los programas de EMPU, incluidos los del año de transición, por lo general se llaman programas de residencia y a los médicos que participan en ellos, residentes. El residente toma mayor responsabilidad de manera progresiva a lo largo de la residencia, junto con un crecimiento individual en experiencia clínica y conocimientos.
La educación de los médicos residentes se basa en la integración de la actividad didáctica en un currículo estructurado con diagnóstico y gestión de pacientes en niveles de supervisión apropiados y actividad docta destinada a obtener y mantener una experiencia de aprendizaje a lo largo de la vida. La calidad de esta experiencia está directamente relacionada con la calidad de la atención del paciente, que siempre es la principal prioridad. La calidad educacional y la calidad de la atención del paciente son interdependientes y se deben buscar de tal manera que se realcen entre ellas. Se debe mantener un equilibrio justo de manera que el programa de EMPU no se fíe en los residentes para satisfacer las necesidades del servicio a costa de los objetivos educacionales. El residente está preparado para comenzar su práctica médica independiente en la especialidad escogida al término satisfactorio de su residencia.
Desarrollo Profesional del Médico*

El desarrollo profesional continuo se define como las actividades educacionales que sirven para mantener, adquirir o aumentar los conocimientos, la experiencia y el rendimiento profesional y las relaciones que el médico utiliza para prestar servicios a los pacientes, al público o a la profesión. El médico debe esforzarse por continuar su educación médica a lo largo de su carrera. Estos programas educacionales son indispensables para el desarrollo profesional continuo del médico: estar al corriente del progreso de la medicina clínica y de la atención médica y mantener los conocimientos y la experiencia necesarias para prestar una atención de alta calidad. El objetivo de la educación médica continua es mantener al médico competente. Las escuelas de medicina, los hospitales y las sociedades profesionales comparten la responsabilidad de desarrollar programas de desarrollo profesional continuo y de ponerlos a disposición de todos los médicos.
La demanda para que los médicos presten atención médica, realicen prevención de las enfermedades y proporcionen asesoría en materia de salud exige el más alto nivel de enseñanza médica universitaria, postuniversitaria, así como de desarrollo profesional continuo.
*[Nota de terminología: Existen distintos usos del término Desarrollo Profesional Continuo. Una manera de describirlo es todas las actividades que contribuyen al desarrollo profesional del médico, incluidas la participación en medicina organizada, trabajo de comités en hospitales o prácticas de grupo, enseñanza, tutorías y lecturas, por nombrar sólo algunas. Uno de los componentes del DPC debe ser la Educación Médica Continua, que en muchas jurisdicciones se define especialmente y es un posible requisito para la licencia.]


14.10.2006
 
Disponible en:
http://www.wma.net/s/policy/e15.htm


Noticias:

-Ética para la investigación médica en niños
5 de octubre de 2007
Durante la jornada del día de ayer de la Asociación Médica Mundial (AMM) se ha abordado la Declaración sobre los Principios Éticos para la Investigación Médica en Niños.


Como se afirma en la declaración, “los niños deben compartir los beneficios de la investigación científica con sus necesidades individuales de salud relacionadas con su edad”. De esta forma, “los niños que participan en la investigación necesitan protección especial. Ellos son distintos biológicamente a los adultos, con una mayor vulnerabilidad, necesidades específicas a su edad y potencial de crecimiento y desarrollo.”

La protección del niño debe ajustarse a la Declaración de Helsinki e incluir los principios de consentimiento y autodeterminación. Los médicos deben respetar las normas profesionales internacionales y nacionales sobre investigación en niños, ajustándose a todos los principios éticos.

Contribución a la salud del niño
Los estudios biomédicos sobre niños deben tener en cuenta las condiciones especiales de la infancia y no deben participar en investigaciones que puedan ser realizadas “en modelos de laboratorio, animales o adultos o que sólo sirven a un interés científico”. Insiste la declaración en que “los conocimientos que se puedan obtener de la investigación deben significar una contribución necesaria a la salud del niño”.

Es necesario “hallar un equilibrio entre los beneficios potenciales para los niños y cualquier riesgo de la investigación.” Además, los riesgos deben reducirse al mínimo y los diseños de estudio deben ser específicos para los niños.

Consentimiento y privacidad
Los padres o los representantes legales son los encargados de dar su consentimiento – siempre consentimiento informado - para la participación del niño en un estudio de investigación, sin que exista “influencia forzada o indebida, financiera o de otro tipo”. Por último, “la privacidad del niño debe estar completamente asegurada a lo largo de todo el proyecto de investigación.”

Sociedad de la información
Por otra parte, la Asamblea General de la AMM se posiciona claramente a favor de la sociedad de la información con el fin de incorporar y modificar esta tecnología con calidad y seguridad. El médico debe confiar y garantizar la seguridad y tiene que vigilar que no se rompa la confidencialidad de los datos clínicos.

El cambio de los sistemas de gestión habituales a los electrónicos precisa para conseguir tener éxito que los médicos participen y se impliquen en dicho cambio para que éste triunfe y tenga credibilidad.

La AMM es consciente de que solo un 20% de la población, la de los países más desarrollados, se benefician del acceso a la información informatizada, al tiempo que solicita un mayor esfuerzo en inversiones tecnológicas y en información electrónica.

Más información:
Primera jornada de trabajo de la AMM centrada en derechos humanos y ética médica (04/10/07)
La OMC contribuirá a la revisión de la Declaración de Helsinki (02/10/07)
Asociación Médica Mundial.
Gabinete de prensa de la OMC. Tlf: 91 431 77 80 - prensa@cgcom.es


Puede revisar más documentos en el sitio de la Asociación Médica Mundial:

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: Editora principal, Especialista de II grado en Medicina General Integral, MSc. Atención integral al niño. | Dpto. de Postgrado, Facultad de Ciencias Médicas “10 de Octubre” - MINSAP | Josefina No.112 e/ Revolución y Gelabert 10 de Octubre, Ciudad de La Habana, 10700, Cuba | Telefs: (537) 648-7154. Horario de atención: 8:30 a.m. a 4:30 p.m., de Lunes a Viernes