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Algunos kilos de más podrían dañar la salud cardíaca de los niños
Los niños “fornidos" sin sobrepeso evidente, presentan cambios en el funcionamiento del corazón y los vasos sanguíneos que podrían elevar el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular, indicó un estudio.
Los resultados son “un llamado de atención a los padres, cuidadores, comunidad y pediatras”, dijo el doctor Yanbin Dong, de la Facultad de Medicina de Georgia, en Augusta, Estados Unidos.
El equipo dirigido por Dong inició un estudio con participantes adolescentes para comprobar si esos cambios agravan la salud cardíaca.
Se realizó la investigación sobre pacientes en los que se usaba la frase “en riesgo de sobrepeso” al referirse a un índice de masa corporal (IMC), la relación peso y talla, que se consideraría “sobrepeso", pero no obesidad.
Si bien es conocido el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular con el sobrepeso, se desconoce si las personas en la categoría “en riesgo” también corren mayor peligro, sostuvo Dong.
Para investigarlo, los investigadores compararon varias medidas de la función cardiovascular para conocer el peso de 972 gemelos blancos y negros, de diecisiete años de edad. El 17% de todos los participantes tenía sobrepeso, mientras que el 22,6% de los adolescentes negros y el 12,1% de los blancos eran obesos.
Los adolescentes negros y blancos con sobrepeso obtuvieron peores resultados que aquellos con peso normal en las mediciones de los parámetros de salud cardiovascular, desde la tensión arterial hasta el funcionamiento del ventrículo izquierdo, que es la principal cámara de bombeo del corazón. Los resultados de los adolescentes con sobrepeso eran mejores que las mediciones de los obesos.
Se demuestra que “no deberíamos olvidar a los niños que aún no tienen sobrepeso, pero que son fornidos (...), a falta de un término mejor”, según Dong.
“Los adolescentes en riesgo de sobrepeso corren mayor peligro cardiovascular que sus pares con peso normal. Nuestros resultados sugieren que la categoría en riesgo de sobrepeso, tiene efectos clínicos sobre los adolescentes”, concluyó el equipo.
Fuente: Nueva York, enero 14/2008 (Reuters Health) |
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