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miércoles, 24 de abril de 2024

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Policlínico Docente Dr. Mario Muñoz Monroy



Noni: el milenario milagro de la Polinesia.

        NoniDespués de que sus propiedades fueran ignoradas por casi dos milenios en la mayor parte del planeta, la difusión actual del noni, a velocidad inusitada en países de todas las regiones, puede clasificarse como un suceso entre los naturalistas, continuadores hoy de una práctica ancestral de los pobladores del sudeste de Asia y las islas del Pacífico.

Clasificada como Morinda citrifolia Linn, de la familia de las Rubiaceae y designada por los habitantes de varias islas del Pacífico como árbol del Noni, en poco más de una década su cultivo y utilización con fines curativos ha proliferado en diversas latitudes del planeta, incluso, el jugo de sus frutos se comercializa hoy en su forma natural o como insumo para la elaboración de tabletas y complementos nutricionales.

Su nombre científico proviene del latín “morus”, por las semejanzas de su fruto a una mora y de la terminación “indo”, que indica su procedencia de la India: La clasificación citrifolia relaciona el parecido de su follaje con el de los cítricos. El grupo de las morindas comprende unas 80 especies, mayormente nativas de Asia y las islas del Pacífico.

Trasladada a las islas del Pacífico por las migraciones procedentes del sudeste de Asia, el árbol del Noni proliferó rápidamente en las islas de suelo volcánico de la Polinesia, donde los curanderos locales, conocidos como kahunas, le otorgaron una posición privilegiada en la aplicación de la “huna” o arte de la curación, práctica declarada ilegal por los misioneros cristianos en Hawaii a mediados del siglo XIX y conservada hasta nuestros días por la tradición.

Con un tamaño que varía desde un pequeño arbusto hasta un árbol de más de seis metros, el Noni es el nombre otorgado a esta planta por los hawaianos, aunque se conoce también como “Mengkudum” en Malasia, “Nhau” en la península de Indochina, “Noniu”, en las islas de Samoa y Tonga y como “Manzana de los Cerdos” en las caribeñas Islas Caimán.

De fácil adaptación, su cultivo se ha diseminado por disímiles superficies y su original hábitat suma hoy desde terrenos costeros hasta llanuras aluviales, ya que se multiplica por semilla en clima cálido y húmedo y tolera la exposición soleada o a media sombra.

Se describe como un arbusto siempre verde de corteza pálida y lisa, con hojas opuestas y anchamente elípticas que alcanzan de 15 a 25 centímetros de largo con estípulas grandes. Flores aromáticas dispuestas en cabezuelas globosas, con el cáliz truncado y la corola tubular de color blanco.

El fruto del NoniEl fruto es casi esférico, de color verdoso, que logra un diámetro entre dos y algo más de tres centímetros, con la superficie cubierta de pequeñas protuberancias, cada una de las cuales contiene una semilla.

La primera investigación científica de la planta se realizó en 1848, cuando se identificaron la morindona y la morindina, extractos empleados como tintes. La primera fue hallada en la raíz de la Morinda umbelata al descomponer la morindina en ácido sulfúrico, en tanto, la morindina es un glucósido obtenido de la corteza de la Morinda citrifolia. La morindina aporta un color amarillo, mientras la morindona se usó como colorante rojo.

También como parte de la búsqueda de colorantes para teñir telas fue descubierto el morindaliol, una dioximetilantraquinona presente en el árbol del Noni, y el morindanol, compuesto fenólico obtenido de la Morinda longuiflora.

Los usos curativos del Noni forman parte de la cultura tradicional de varias naciones de Asia y Oceanía, las que emplearon todas las partes de la planta, incluidas sus raíces. Los curanderos polinesios utilizaron sus propiedades en el tratamiento de las más variadas afecciones, tanto por vía oral como en forma ungüentos y fricciones. Como regla, en la práctica del arte de curar de la Polinesia se combinan los extractos y jugos del Noni con los de otras plantas o los diluyen en agua.

Los métodos de curación tradicional de los curanderos hawaianos no incluyen con frecuencia el fruto del Noni, sin embargo, con su jugo elaboran un tónico digestivo para afecciones internas y debilidad.

Algunas fuentes aportan criterios favorables a su aplicación en casos de alergias. Agregan que su empleo contra el hábito de fumar ha dado resultados positivos en más de la mitad de los casos tratados, lo que algunos atribuyen a la presencia en el fruto de escopoletina, componente que al enlazarse con la serotonina disminuye la ansiedad.

Estudios recientes relacionan los efectos del Noni con la disminución del crecimiento de algunos tipos de células precancerosas.

La composición química del fruto del Noni evidencia 52% de agua y entre 4 y 6% de proteínas en las hojas jóvenes, que son consumidas frescas en algunas islas de la Polinesia, aunque estos cálculos pueden variar en dependencia de las características del suelo, el régimen de precipitaciones y los efectos del ambiente.

Investigaciones realizadas han confirmado la presencia en el fruto de diferentes sustancias, entre ellas, terpenos, xeronina, damnacanthal, escopoletina, antraquinonas, aminoácidos, fitonutrientes, acubina, alzarina, ácido capróico y ácido caprílico, a los que se suman compuestos más conocidos como la morindona y la morindina.

De todos estos compuestos existen estudios que demuestran efectos beneficiosos para la salud humana, entre ellos varios terpenos que participan en procesos de regeneración celular al facilitar el intercambio entre nutrientes y toxinas.

Entre los componentes existentes en el Noni resaltan la presencia de sustancias como norepinefrina, xeronina y damnacanthal. La norepinefrina es un derivado de la adrenalina que estimula el sistema nervioso simpático; la xeronina es un alcaloide que actúa sobre el núcleo de la célula, lo que proporciona a las personas mayor energía física y mental, y además, combinado con otros compuestos, contribuye a la reparación celular, proceso que se denomina fenómeno del Noni; y el damnacanthal es efectivo en algunos tipos de cánceres.

Descubierta en 1985 por el investigador Ralph Heinnicke, la xeronina ha tenido éxito en la superación de la dependencia a las drogas, debido al aumento de la vitalidad de las personas, al tiempo que se conoce de su efectividad en el tratamiento de trastornos internos y neurogénicos, al contar con la propiedad de normalizar la acción de las proteínas en los tejidos vivos, incluido el cerebro.

Pese a la capacidad limitada del organismo humano para producirla, la xeronina es fisiológicamente muy activa en el funcionamiento y reparación de las células, pero sus niveles descienden con la edad, el estrés, las dietas deficientes y el estado de salud.

Sobre el damnacanthal, investigaciones realizadas en la Universidad de Hawai, con ratones a los que se les suministró jugo de Noni, después de inyectarles células activas del carcinoma de pulmón de Lewis, se confirmó la prolongación de la vida de los roedores, gracias a la acción inhibidora del crecimiento de las células tumorales y la potenciación de sus sistemas inmunitarios. Mediante esta demostración se pudo comprobar la acción del damnacanthal presente en la Morinda citrifolia al inhibir la actividad de las proteínas mutantes en varios tipos de cánceres.

Además de las sustancias ya citadas, en el Noni figuran varios alcaloides, oligosacáridos con propiedades analgésicas y somníferas, una decena de flavonoides con acción favorable para la circulación y varias enzimas, entre ellas, la bromelaína que se dice retarda el envejecimiento.

También el jugo del Noni contribuye a estabilizar los niveles de acidez, lo que facilita el funcionamiento del hígado, el páncreas, la vejiga y el aparato reproductor femenino, además, mejora los niveles de azúcar en sangre y neutraliza el oxalato de calcio, lo que contribuye a evitar la formación de cálculos renales.

La presencia de otros compuestos antioxidantes, cicatrizantes, antinflamatorios, desintoxicantes, antisépticos y antiparasitarios también justifican su aceptación a escala mundial, aunque, en realidad, muchas de estas facultades no se han demostrado científicamente.

Sin embargo, sus atributos han desatado en muchas partes del mundo la “fiebre” del Noni y lo cierto es que nadie ya duda de sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, de regeneración celular y de apoyo al sistema inmunológico, ello no quiere decir que se deba considerar como un producto milagroso, según dicen los que han llegado a compararlo con las bíblicas frutas del Paraíso.

Lo que si está claro es que, de acuerdo con estudios realizados por diversas instituciones internacionales, el Noni se considera apto para el consumo humano como fruto, seguro y beneficioso e incluso, se ha consumido como alimento en períodos de carencias, a pesar de su sabor y olor desagradable. El jugo del Noni puede ser ingerido sin que ello implique la eliminación de algún alimento o medicamento, por su sabor a queso rancio, muchos de sus productores industriales y artesanales prefieren mezclarlo con jugos de otras frutas.

En Cuba, estudios anteriores de la especie Morinda royoc, realizados por el doctor Isidoro Scull en el Politécnico Agropecuario Villena-Revolución posibilitaron la elaboración del PV-2, un suplemento nutricional y, al mismo tiempo, han permitido el desarrollo de estudios nacionales sobre el Noni, y su cultivo planificado en algunas decenas de hectáreas en la Universidad de Granma, mediante el apoyo del Programa de Agricultura Urbana.

No obstante todas la virtudes señaladas al Noni, el Centro Nacional de Medicina Natural y Tradicional del MINSAP (CENAMET), aunque recomienda su uso y promueve su cultivo, considera oportuno aclarar que hasta que no se demuestren científicamente las acciones atribuidas el Noni no es un medicamento ni cura enfermedad alguna, y la población será oportunamente informada sobre los resultados de las investigaciones que actualmente se realizan con respecto a las propiedades de la familia Morinda.

 
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