jueves, 25 de abril de 2024
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Medicina Natural y Tradicional



Editorial

¿Por qué la medicina alternativa?

Con esta interrogante titula su editorial el doctor Kyu Chung,1 director del Departamento de Medicina Familiar y profesor asociado en el Cooper Health System de la Escuela de Medicina de la Universidad de New Jersey, quien además dirige el Center of Acupuncture and Integrate Medicine, en Cherry Hill, New Jersey.

El doctor Chung allí mismo comenta cómo hace apenas unos años, los médicos rechazaban la llamada medicina alternativa -para otros complementaria, tradicional, holística- y que, sin embargo, actualmente existe un marcado interés por ella, tanto en la población como entre muchos médicos.

¿Por qué está sucediendo esto, y ello qué implica para los médicos de familia? Chung establece algunas comparaciones entre la medicina convencional y la alternativa y expone que detrás de todo este fenómeno está el hecho de que en la mayoría de las terapias alternativas hay elementos comunes y filosóficos; y cómo muchos de sus principios básicos se relacionan con la medicina familiar, donde el paciente se observa en conjunto con su medio social. Y es precisamente esta relación, según él, la que sitúa al médico de familia como defensor de la salud familiar, en lugar de hacer de él un «mero dispensador de la tecnología médica».1

En otro artículo de la misma publicación,2 el doctor James Gordon, del Center for Mindbody Medicine, en Washington, ofrece algunas definiciones sobre la medicina alternativa: «La medicina alternativa incluye todas aquellas terapias y técnicas que hasta hace sólo algunos años no se impartían en las escuelas de medicina ni durante la residencia, ni tampoco se divulgaban en los distintos niveles de las ciencias médicas.» Según este autor, el National Institute of Health Office of Alternative Medicine clasifica las técnicas de la especialidad en siete categorías, a saber:

  1. Intervenciones en el cuerpo y la mente.
  2. Terapias bioelectromagnéticas.
  3. Sistemas alternativos de práctica médica.
  4. Métodos de curación manual.
  5. Tratamiento farmacológico y biológico.
  6. Medicina verde.
  7. Dieta y nutrición.
En la mediación mente-cuerpo, las técnicas más utilizadas son la biorretroalimentación, las terapias de relajación, la meditación, la hipnosis y la imaginación.

Entre las técnicas bioelectromagnéticas, se estudian las interacciones que existen entre los organismos vivos y los campos electromagnéticos.

Dentro de los sistemas alternativos de la práctica médica se incluyen los sistemas médicos más antiguos, como la aryuvédica de la India y China. Entre éstas, la acupuntura es la más empleada. Estas técnicas se complementan con la homeopatía, creada a finales de 1700 por el doctor Samuel Hahnemann.

Los métodos de curación manual abarcan la manipulación osteopática y quiropráctica, el masaje, la imposición de manos y el ejercicio físico.

Como parte de los tratamientos biológicos y farmacológicos, entre muchos otros, se encuentran el uso del cartílago de tiburón, el ozono, la zeolita, la miel y las ceras.

La medicina verde o fitoterapia consiste en un conjunto de tratamientos terapéuticos basados directamente en el uso de las drogas de origen vegetal. Los materiales vegetales pueden emplearse en su forma más sencilla, como son las infusiones simples o compuestas, y en forma de preparados, como tinturas, extractos y ungüentos. La fitoterapia hoy día ha vuelto realmente a renacer, tanto en el campo de las enfermedades internas como en la dermatología.

Lo más importante de la antigua medicina china, junto con la acupuntura, es la farmacología o ciencia de las drogas medicinales. El compendio titulado Pen isao Kang-mou, publicado en 1597 a.n.e., contiene 8 160 fórmulas que se preparaban sobre la base de sustancias, principalmente vegetales.

El objetivo principal de la medicina de la India antigua consistía en el conocimiento de productos medicinales de origen vegetal.

La medicina babilónica pudo ser conocida en Occidente gracias al hallazgo de tablillas que contenían listas de drogas. El rey Mardukapaolidine II (772-710 a.n.e.) hizo construir un jardín para el cultivo de plantas medicinales.

Los papiros del antiguo Egipto relativos a la medicina nos han dado a conocer las materias médicas. El de Smith es una copia de otro anterior que data del período comprendido entre el 2980-2700 a.n.e., denominado papiro quirúrgico. En ellos se recogían más de 400 materias primas, constituidas por sustancias de origen aninal, tales como sangre, huevo, miel, orina y excrementos; otro grupo lo constituían las sustancias vegetales.

En los últimos años, la industria farmacéutica, los médicos y los equipos de investigadores de numerosos países vuelven a interesarse por los recursos naturales y las plantas medicinales.3

Los enfoques de la dieta medicinal alternativa se basan en un principio de Hipócrates: «Ese alimento debe ser nuestra medicina, y la medicina de nuestro alimento.»4

En encuestas realizadas en Australia y otros países, se señala que más del 80 % de las personas infectadas por el VIH han recurrido a algunas de las formas de tratamiento comprendidas dentro de la medicina alternativa. Un nuevo tratamiento australiano contra el SIDA está investigando una combinación con hierbas. Dichas técnicas incluyen enfoques nutricionales, acupuntura, homeopatía, ejercicios, dieta macrobiótica, meditación, calor, hielo, música y productos mentolados.5 También se emplea la aromaterapia (aceites esenciales y extractos de flores y hierbas aromáticas y, en algunos casos, minerales aromáticos); el reiki, una forma de masaje que se basa en la filosofía sobre la energía natural, la homeopatía y el gigong (actividad física y meditación); el empleo de vitaminas extraídas de plantas medicinales como el ajo y la hipericina (un extracto de la planta Mosto de San Juan); otros tratamientos como el de la coenzima que se halla en los tejidos de algunos mamíferos y en el cartílago de tiburón; el Lentinus edodes mycelia (LEM), un producto obtenido de los hongos Shiitaki, todo ello se combina en el tratamiento de los pacientes con SIDA y en el de muchas otras enfermedades, cuya literatura está disponible en INTERNET.5

La OMS está realizando grandes esfuerzos para promover y desarrollar el uso racional de la medicina tradicional en todo el mundo.6 Para ello se concibió, en 1977, un programa de medicina tradicional que comprende el empleo de las plantas medicinales y la acupuntura.

No hay dudas acerca de que esta rama de la medicina está haciendo una valiosa contribución para que la salud esté al alcance de todos. Entrevistas realizadas en varios países europeos mostraron que el 60 % de los alemanes y belgas utilizan estas técnicas y que el 74 % de los británicos está a favor de que se emplee la medicina complementaria en los servicios nacionales de salud. En encuestas realizadas en 1992, se mostró que un tercio de la población de los Estados Unidos utiliza alguno de los tratamientos alternativos.7

En nuestro país crecen numerosas plantas que ha sido utilizados por la medicina tradicional.Farnsworth8 plantea que «la comprobación científica de las plantas medicinales para su inclusión en los sistemas de atención primaria de salud es una tarea muy valiosa, pero monumental».

Ya en 19399 se practicaba en Cuba la homeopatía. En 1990 resurgió su empleo, y hoy es parte de la atención que el Ministerio de Salud Pública brinda entre las técnicas de la medicina tradicional y natural para fortalecer y ampliar el Sistema de Atención Primaria de Salud.

En nuestro país, la investigación acerca del uso de las plantas medicinales posee una larga y rica trayectoria. En este sentido, se destaca, en la década de 1940, la obra del sabio cubano Juan Tomás Roig, quien, en su libro Plantas medicinales, aromáticas y venenosas, escrito en 1945, exhortó a verificar los usos etnomédicos de las especies que identificó y su utilización como base del desarrollo de una industria farmacéutica nacional.

En 1991,10 como parte de una política de gobierno, se inició un Plan Nacional de Investigaciones, con el objetivo de validar 60 especies de plantas medicinales y sus usos, entre las empleadas por nuestra población, así como de desarrollar medicamentos de origen vegetal.11 Para ello se tomó como experiencia el retorno al empleo de la medicina natural observado en los países más desarrollados.

En los últimos cinco años, la dirección de nuestro gobierno orientó iniciar en el país el desarrollo de un programa que incluyera el uso científico de las plantas.12 La Directiva No. 26 del Consejo de Estado ejerce el control y la evaluación sistemática de la Comisión Nacional, y el trabajo de estas comisiones homólogas en las provincias y los municipios ha despertado el interés de científicos y especialistas que ya incorporan elementos de la medicina tradicional y natural a sus clásicos esquemas terapéuticos.

Por la importancia que, por muchas razones, reviste la incorporación de estas técnicas al arsenal terapéutico de nuestros médicos, los exhortamos, pues, a profundizar en el estudio de la medicina alternativa, complementaria o -como la hemos designado en nuestro país- medicina tradicional y natural. Resumed servirá de vehículo para informar acerca de las publicaciones cubanas, bases de datos y otras noticias importantes aparecidas en documentos científicos que puedan servir de apoyo para ampliar estos conocimientos y apoyar la investigación científica, la que, sin dudas, se incrementará en todas las unidades de atención primaria de nuestro Sistema de Salud.

Unámonos a esta tarea monumental y sigamos el llamado lanzado hace ya más de cinco décadas por el más sabio de nuestros botánicos, el doctor Juan Tomás Roig.

Referencias bibliográficas

  1. Chung K. Why alternative medicine? Am Fam Physician 1996;54(7):84-93.
  2. Gordon JS. Alternative medicine and the family physician. Am Fam Physician 1996;54(7):2205-12.
  3. Velak J, Stodola J. Prólogo. En: El gran libro de las plantas medicinales. 2a. ed. Praga: Sugesta, 1989:340.
  4. Ornish D, Brown SE, Scherwite LW, Billing JH, Armstrong WT, Portita A, et al. Can life style changes reverse coronary heart disease? Th Life Style Heart Trial. Lancet 1990;336:129-33.
  5. McKnight I, Scott M. Managing HIV 74 HI and complementary medicine. MJA 1996;165(3):143-5.
  6. Zhang X. Traditional medicine. WHO Handard Medicus 1996;39(3):103.
  7. Eisemberg DM, Kessler RC, Foster C, Norlock FE, Calking DR, Delbunco TL. Uniconventional medicine in the United States: prevalence: costs and patterns of use. N Engl J Med 1993;328:246-52.
  8. Farnsworth NK, Akerete O, Bingel AS, Suejarto DD, Guo Z. Las plantas medicinales en la terapéutica. Bol Of Sanit Panam 1989;107:4314-29.
  9. Fuentes V. Editorial. Rev Cubana Plant Med 1996;1(3):4.
  10. Roig JT. Plantas medicinales, aromáticas o venenosas de Cuba. La Habana: Editorial Científico-Técnica, 1988.
  11. Guerrero T. Editorial. Rev Cubana Plant Med 1996;1(1):4.
  12. Padrón L. Editorial. Rev Cubana Plant Med 1996;1(2):2-3.

Lic. Iraida Rodríguez LuisDepartamento de Procesamiento de la InformaciónCentro Nacional de Información de Ciencias Médicas

Fuente: http://www.bvs.sld.cu/revistas/res/vol10_3_97/res01397.htm

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