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La innovación se ha convertido en el arma estratégica principal que una organización puede esgrimir para ser competitiva. Hoy día innovar es la única opción que se puede permitir cualquier organización sea cual sea su tamaño o la actividad de su negocio.

Más de una vez hemos escuchado que las buenas ideas han llevado al éxito a muchas organizaciones de diferentes dimensiones. La novedad por sí misma ya produce una cierta satisfacción, no obstante, tomemos en cuenta que no se trata de innovar por innovar, sino de la posibilidad de mejorar nuestro negocio. Innovamos para aproximarnos a la visión o los objetivos estratégicos formulados como proyecto.

Si se dan las condiciones adecuadas, todos ponemos a funcionar nuestra capacidad de crear. Siendo buenos pensadores, o quizá apoyándonos en metodologías, podemos generar ideas originales, con fluidez y diversidad. Si tenemos esta capacidad, podemos hacer una primera evaluación de lo factibles que son estas ideas.

Sin embargo, la energía creativa no es suficiente para asegurar la innovación. A un cierto grado de creatividad, deberán agregarse componentes tales como la formación e información, motivación, perseverancia, capacidad de concentración, alineación o compromiso con la visión y estrategia formuladas, así como de atrevimiento, entre otros atributos. Todos estos componentes se requieren para la innovación en la empresa.

En la actualidad, las empresas están adquiriendo conciencia de la importancia de su capital intelectual, aunque quede camino por recorrer.

En lo referente al impulso de las ideas en pro de la innovación, hay que recordar que no se trata sólo de resolver original y eficientemente las oportunidades más recientes o las anteriormente creadas; las empresas precisan también, de la creatividad para alcanzar nuevas metas y explotar mejor sus ventajas competitivas.

Dése la oportunidad de implementar la innovación en su organización. Lleve a su empresa a los niveles de productividad que nuestra época demanda.

Comentario a cargo de:

Nerys Suárez Lugo

Lic. Psicología

Doctora en Ciencias Económicas

Investigador

Profesor Titular de la ENSAP

 La innovación tiene que ser una filosofía de actuación de todo trabajador y directivo de una empresa y por tanto un arma estratégica y una verdad incuestionable en la dirección moderna. Como encauzarla, llevarla a vías de hecho si tiene sus particularidades en dependencia del contexto social, económico, político y cultural en que Ud. se encuentre.

Hablar de competitividad puede parecer no adecuado si pensamos en las instituciones sanitarias cubanas, pero si consideramos que ese término puede igualarse a eficiencia y excelencia constituye un propósito de cualquier organización.

Innovación representa cambio y generalmente está asociado a la participación y la motivación que logran los directivos en sus trabajadores y que también tienen ellos asociado a valores compartidos que hacen ver la institución y el trabajo como algo propio y a la vez común.

Pero la preparación, la capacitación, también constituyen premisas muy importantes para poder no solo innovar, crear, cambiar, sino hacerlo bien porque se puede valorar la factibilidad, social, política y económica de la nueva idea o producto creado.

Un buen directivo tiene que propiciar la innovación en todas las esferas y saber como encauzar los resultados de la misma para que los trabajadores se sientan motivados a innovar, a crear, porque esa es una forma de crecimiento personal e institucional.

Innovar con fines de lucro y enriquecimiento no es nuestro propósito, pero si el camino de la excelencia de las instituciones sanitarias, de ahí que resulte importante conocer y valorar todo lo que sucede a nuestro alrededor, para con el análisis que nos permiten nuestros conocimientos, encontrar la mejor manera de lograrlo.