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viernes, 9 de mayo de 2025 | |
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Histología
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Mujeres en la Ciencia 3 Mujeres de
Enriqueta Faber
La primera mujer que ejerció la medicina en Cuba....vestida de hombre
En esa época, Napoleón Bonaparte era Emperador de Francia, y Enriqueta marcha con su tío y su marido a la guerra con Alemania, donde este último muere en una batalla. Contaba entonces 18 años y de acuerdo con su carácter independiente, abandonó a su tío y se fue a París. Deseosa de ganarse la vida por su propio esfuerzo, decide vestir de hombre y estudiar cirugía en París, bajo el nombre de Enrique Faber, recibiéndose de cirujano. Ya graduado, ejerce durante corto tiempo en la residencia de la emperatriz Josefina. Lo que es un misterio de tantos en la vida de Enriqueta, es que abandona un empleo sin riesgos, para lanzarse a los horrores de la guerra con los ejércitos que trataban de conquistar a Rusia. Allí encontró a su tío y con él tomó parte en la campaña, asistiendo a los heridos. Algunos historiadores sostienen que de diez franceses nueve murieron. El cirujano Faber padece a la par que todos: Su debilidad era extrema; "andaba sin zapatos, lo mismo que muchos otros soldados, y ninguno sabía en dónde estaban los instrumentos quirúrgicos, las cajas de las municiones o los bultos con los cobertores de reserva para la tropa. La destrucción de las ropas dejaba ver que en el ejército había numerosas heroínas, que por seguir de cerca de sus maridos o amantes se decidieron a vestir de hombre". (tomado literalmente de Enriqueta Faber de Andrés Clemente, 1894)
El día 19 de enero de 1819 llega a la ciudad de Santiago de Cuba, a bordo del velero La Helvetia. No demoró en la ciudad, ya que prefería un lugar recóndito donde despertara menos curiosidad su aspecto delicado, por lo que escogió a Baracoa. Sin embargo, ni siquiera allí escapó a las presiones sociales. Su soltería, aire de mundo y capacidad profesional debieron resultar muy atractivos a las casamenteras locales. Antes de rechazar a alguna señorita de sociedad, Faber optó por lo que parecía la solución ideal, proponerle matrimonio a una joven huérfana y muy pobre que padecía de tuberculosis, que según dijo después “le inspiró desde el primer momento una lástima sincera. Pensé que podría ayudarla, y ella a mí. Le expliqué que viviríamos como buenos amigos, porque estando ella tan débil y enferma no debía someterse a las obligaciones maritales. A todo dijo sí.” (tomado literalmente de Enriqueta Faber de Andrés Clemente, 1894) El 11 de agosto de 1819 el cura párroco Don Felipe Salamé unió a la pareja en matrimonio, acto que reflejó la prensa santiaguera de la época y que quedó asentado en el libro de matrimonios de blancos. Era el comienzo de una larga cadena de acontecimientos que llevarían a “Mesie Erniquito”, como se le conocía, a un conflicto total.
Mientras tanto, Juana se reponía con la buena alimentación, medicinas y los cuidados médicos.
El éxito profesional de Enrique, despertó la envidia de otros galenos de la localidad, quienes lograron le prohibieran practicar la medicina hasta que pasara las pruebas de rigor, porque se decía que su título era falso y que pertenecía a un pariente fallecido en las batallas de Napoleón. Enrique emprendió el largo viaje a La Habana. Aseveran que el gobernador de Un mes después el Tribunal del Protomedicato extendía su aval: "Por cuanto en nuestra audiencia y juzgado Enrique Faber nos hizo relación de haber practicado la facultad de cirugía, con maestro examinado, el tiempo previsto por la ley, de que dio información bastante, con documentos auténticos, le examinamos en teoría y práctica, en dos tardes, y haciéndole varias y diferentes preguntas sobre el asunto, a que respondió bien y completamente. Lo aprobamos y mandamos a despachar este título y licenciamiento como cirujano romancista para que en todas las ciudades, villas y lugares pueda ejercer." (La primera mujer médico de Cuba, Emilio Roig Leuchsenring)
Faber obtuvo, asimismo, el nombramiento de Fiscal del Protomedicato en Baracoa, que lo facultaba para velar porque los médicos del territorio poseyeran las cualidades profesionales requeridas. Los médicos criollos consideraron escandaloso que un extranjero recién llegado, de rostro barbilampiño, cara picada de viruelas y modales afeminados, esgrimiera tanta autoridad. Hubo protestas al tribunal del Protemedicato. Después de eso hasta las menores acciones de Enriqueta provocaron acciones desmesuradas. Juana ya sabía el secreto que ocultaba su esposo. La experiencia de convivir cual hermanas no resultó. En mayo de 1822, Enriqueta partió sola y fijó su residencia en el pueblo de Tiguabos. Los rumores acerca de su feminidad lo siguen. Unas palabras indiscretas de su lavandera revuelven los ánimos. Faber desesperada comete grandes errores. Pretende demostrar virilidad buscando la compañía de gente soez amiga del alcohol, y enzarzándose en disputas. En enero de 1823, Juana de León, o verdaderamente ofendida o simplemente temiendo a la justicia, pidió la anulación del matrimonio y presentó querella criminal contra Enriqueta Faber, mediante el licenciado Garrido, que habia sido el padrino de la boda. Enriqueta fue presa en febrero y se ordenó su reconocimiento por los facultativos, lo que ella trató de impedir confesando su verdadero sexo, pero el examen se realizó. En la cárcel trató de envenenarse por haber llegado hasta ella el rumor de que se le iba a pasear desnuda por las calles.
En junio de ese año un tribunal de Santiago de Cuba dictó sentencia, condenando a Enriqueta Faber a 10 años de prisión en la Casa de Corrigendas situada en
Enriqueta apeló de esta sentencia a la Audiencia de Puerto Príncipe, escogiendo como defensor al licenciado Manuel Vidaurre, quien se interesó por ella. De su brillante informe son estos párrafos:
“Enriqueta Faber no es una criminal. La sociedad es más culpable que ella, desde el momento en que ha negado a las mujeres los derechos civiles y políticos, convirtiéndolas en muebles para los placeres de los hombres. Mi patrocinada obró cuerdamente al vestirse con el traje masculino, no solo porque las leyes no lo prohíben, sino porque pareciendo hombre podía estudiar, trabajar y tener libertad de acción, en todos los sentidos, para la ejecución de las buenas obras. Qué criminal es ésta que ama y respeta a sus padres que sigue a su marido por entre los cañonazos de las grandes batallas, que cura a los heridos, recoge y educa a los negro desamparados y se casa nada más que para darle sosiego a una infeliz huérfana enferma?. Ella, aunque mujer no quería aspirar al triste y cómodo recurso de la prostitución...” En este momento el fiscal interrumpió irónicamente y dijo, “debe ser una santa”, pero el defensor repuso rápidamente, “o mejor una victima”. (tomado literalmente de Enriqueta Faber de Andrés Clemente, 1894)
La Audiencia le rebajó la condena de 10 a 4 años de servicio en el Hospital de Paula de
Esta condena significó el desplome total de su vida, convirtiendo a la pacífica y bondadosa Enriqueta Faber en irascible y pendenciera. Por tratar de escaparse del hospital, se le envió a la casa de Recogidas San Juan Nepomuceno y posteriormente por intervención del Obispo de Espada, fue deportada a los Estados Unidos. (Algunos autores plantean que Enriqueta al venir a la Habana, se había confesado con el Obispo de Espada, pero realmente no existen evidencias de tal entrevista, solo lo que aparece en las novelas escritas en torno a esta mujer)
Existen diferentes versiones de lo que pasó después con Enriqueta Faber, unos dicen que murió manteniendo el sexo masculino y que fue conocido en Estados Unidos como el doctor suizo, pero la versión más aceptada es que 1844 se dirigió a Veracruz vestida con el hábito de las Hermanas de la Caridad, respondiendo al nombre de Sor Magdalena, donde trabajó como portera. Después pasó a Nueva Orleáns, donde acabó santamente sus días asistiendo a los enfermos. (No obstante no existen evidencias concretas de ninguna de las dos versiones)
Lo cierto de esta triste historia, es que Enriqueta Faber, fue la primera mujer médico que ejerció la medicina en Cuba, autorizada legalmente por el Tribunal del Protomedicato de la Habana a ejercer como médico cirujano romancista, y puede también considerarse pionera del movimiento feminista. No existe ni una sola imagen de esta mujer extraordinaria, pero han quedado los documentos del juicio que se celebró en Santiago de Cuba, los documentos que en 1820 emitió el tribunal del Protomedicato que la examinó y un buen numero de novelas, obras de teatro, biografías y una película cubana que se presentó en el Festival de cine en el año 2000.
Belén Z. Iglesias Ramírez Sitio web de Histología
Bibliografia
Datos aportados por el Dr. Gregorio P. Delgado García. Historiador del Ministerio de Salud Pública.
Roig de Leuchsenring, E. “La primera mujer médico en Cuba”, en 1819: Enriqueta Faber. En Academia de Ciencias de Cuba “ Médicos y Medicina de Cuba”. La Habana. Museo Histórico de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay 1965 (31-49). Enriqueta Faber. Ensayo de novela histórica, escrito por Andrés Clemente Vázquez en 1894. Enriqueta Faber La mujer-hombre o el médico.mujer. Marta Rojas disponible en: http://www.lajiribilla.co.cu/2003/n122_09/122_10.html
Mujer en traje de Batalla. Entrevista al autor Antonio Benitez Rojo. disponible en : http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/01260963343493764100035/209421_0033.pdf
Bacardí Moreau, Emilio: 1972. Crónicas de Santiago de Cuba. Madrid: Breogán, 2a ed., 218-219
Enriqueta Faber. Alejandro Milián http://www.pdcorynthia.sld.cu/WEB%20Arte%20y%20Medicina/Historia.html http://www.socreum.sld.cu/paginas/enriqueta_faver.htm
http://www.bohemia.cu/2006/mar/05/sumarios/especiales/enriqueta.html
http://www.lajiribilla.cu/2003/n122_09/122_10.html
http://www.encyclopedia.com/doc/1P3-1310384621.html
http://www.lajiribilla.co.cu/2005/n209_05/proscenio.html
http://bvs.sld.cu/revistas/mciego/Vol10.Suple1/T37.htm
http://www.cultstgo.cult.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=361&Itemid=35
http://www.habanafilmfestival.com/peliculas/peli_amplia.php3?ord=297&festi=1998
Agradecimientos a
1 de octubre del 2010
Agnódice
La mujer siempre ha estado involucrada en la práctica de la medicina. Este hecho se puede documentar en varias historias bíblicas (Génesis 21: 1-2, Génesis 35: 16 y Génesis 38: 27-30) en las que se hace referencia a valiosas profesionales y diestras comadronas o en la inscripción «médico», que figura en la tumba hallada en el Valle de los Reyes en Egipto donde está enterrada Merit Ptah, primera mujer reconocida como médica, alrededor del año 2700 antes de la era cristiana.
La resistencia de varias Damas de la ciudad que se aprestaron a morir con ella permitió que Agnódice fuera liberada y que ejerciera el arte de la medicina, con la salvedad de que sólo asistiera a mujeres y niños. Agnódice es una figura a menudo mencionada en la historia de la medicina, aunque otros la ven como un personaje perteneciente al reino de la mitología o del cuento popular.
Fuente
Wikipedia. Enciclopedia Libre www.mujeryciencia.es/2008/01/30/de-la-diosa-isis-a-la-mortal-agnodice www.voltairenet.org/article125698.html www.mincyt.gov.ar/cientificas.htm
16 de abril del 2009
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