Se puede definir como la valoración y detección multidimensional de déficit en las esferas clínico-médica, funcional, mental, y social, con el fin de conseguir un plan racional e integrado de tratamiento y seguimiento. Va orientada hacia la funcionalidad del sujeto, y por tanto no se centra exclusivamente en un área.

Actualmente se considera la VGI la herramienta o metodología fundamental de diagnóstico global en que se basa la clínica geriátrica a todos los niveles asistenciales, aceptada su utilidad universalmente, incluido nuestro país.

¿Cómo nace el concepto de VGI?

Beneficios de la VIG.

  • Mayor precisión diagnóstica.
  • Reducción de la mortalidad.
  • Mejoría del estado funcional.
  • Utilización correcta de recursos.
  • Disminución de institucionalización y de la hospitalización

ELEMENTOS QUE CONSTITUYEN LA VGI

  • Datos biomédicos, diagnósticos actuales y pasados.
  • Datos farmacológicos, datos nutricionales.
  • Datos psicológicos, cognitivos y emocionales.
  • Datos funcionales, básicos e instrumentales.
  • Datos sociales, capacidad social, sistemas de apoyo.

ESCALAS DE EVALUACIÓN GERIÁTRICA

Evaluación  funcional

De manera individual, como se ha desarrollado en el caso de algunas patologías, o como parte integrante y fundamental de la evaluación geriátrica, las mediciones del estado funcional evalúan el funcionamiento de las personas con respecto la cumplimiento de las actividades de la vida diaria, con las exigencias del medio que lo rodea, y por tanto el grado de dependencia o no con que pueden asumir la adaptación a este medio.

La evaluación funcional es un indicador del estado de salud del individuo. Con ella se logra el objetivo de incluir en el diagnóstico el análisis de las funciones de manera integral

Instrumentos para la evaluación funcional.

Se distinguen dos grandes grupos de escalas: las que valoran las actividades de la vida diaria (ABVD) básicas y las que valoran AVD instrumentales (AIVD).

Las ABVD miden niveles elementales de función física como: comer, moverse, asearse, o contener los esfínteres, (constituyen el nivel más bajo de funcionamiento y son consideradas como aquellas imprescindibles para sobrevivir).

La información derivada de las ABVD, permiten desarrollar líneas predictivas funcionales relacionadas con enfermedades específicas y sus tratamientos.

Las AIVD valoran niveles de funcionamiento más elevados como: la capacidad del paciente para realizar tareas domésticas, ir de compras, manejar dinero, etc. Son más útiles en la detección de primeros grados de deterioro funcional (más adecuadas en atención primaria).

Las AIVD miden la adaptación al entorno, se suponen necesarias para vivir de una manera independiente y están encaminadas a la independencia y la relación social en el seno de la comunidad.

Al igual que las actividades avanzadas (AAVD, incluyen actividades de esparcimiento y realización personal), las AIVD se encuentran "contaminadas" por matices sociales, que hacen que se consideren como instrumentadas, diferentes actividades dependiendo de las costumbres socioculturales de algunos países.

Son útiles para planificar cuidados prolongados y establecer nuevas políticas sociales.

Escalas de evaluación funcional:

Valoran las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) (Escala de Katz)

Valoran  las actividades instrumentdas de la vida diaria (AIVD).  (Escala de Lawton)

Valoran la función física. (Índice de Barthel)