El hígado era considerado en la antiguedad como centro de las emociones
En el Papyrus Ebers (aprox. 1550 A.C.), uno de los documentos médicos más antiguos conocidos, aparecen las primeras descripciones del hígado, en un sentido médico especulativo y lo consideran como el asiento de las emociones internas: "cuatro vasos llegan al hígado, al que se suministran aire y agua y sobrecargan con sangre, influyendo en la aparición de todo tipo de enfermedad"; o: "la ira del corazón resulta de la ebullición de partes del hígado y el recto". El concepto médico de los babilonios del hígado, basado en conocimiento detallado de la hepatoscopia, igualmente fue puramente especulativo. Para ellos, el hígado era el asiento de las emociones, sentimientos, deseos y potencia sexual. Referencias adicionales para el hígado como la sede de emocional la vida se encuentran en el Antiguo Testamento, por ejemplo en la Lamentaciones de Jeremías.
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