Menstruación en el hombreLas referencias a descargas periódicas de sangre en el hombre, constituyendo lo que se conoce como menstruación masculina se han encontrado frecuentemente en la literatura y son particularmente interesantes cuando la descarga es por la uretra peneana, por la analogía con la menstruación en la mujer. Los autores más antiguos citaron varios casos, y Mehliss plantea que ese fluido de sangre por el pene se infligió a los judíos como un castigo divino. Bartholinus menciona un caso de un joven que también es referido por otros varios autores. Gloninger cuenta de un hombre de treinta y seis años, quién, desde la edad de diecisiete años y cinco meses, había tenido manifestaciones lunares de menstruación. En cada ocasión se acompañó de dolores lumbares y en la región hipogástrica, perturbación febril, y una descarga sanguinolenta por la uretra parecida en el color, la consistencia, etc., al flujo menstrual. Rey relaciona que mientras asistia a un ciclo de conferencias médicas en la Universidad de Louisiana conoció de un estudiante joven que poseía los órganos masculinos normales, pero en quién ocurría periódicamente algo semejante a la menstruación. La causa era inexplicable, y el portador resultaba profundamente afligido por ello. Él había menstruado durante tres años un exudado fluido de las glándulas sebáceas del surco balanoprepucial (detrás de la corona del glande); este fluido era de apariencia semejante al flujo menstrual. La cantidad era de una a dos onzas, y la descarga duraba de tres a seis días. En esos momentos el estudiante tenía veintidós años de edad y fue descrito por el autor como de un temperamento linfático, no particularmente lujurioso, y no era víctima de ninguna enfermedad venérea. Pinel menciona un caso del un capitán en el ejército (M. Regis), quién estaba herido por una bala que se mantenía retenida en el cuerpo después de lo cual presentaba una descarga mensual por la uretra. Pinel llama la atención particularmente a la analogía en este caso mencionando pues si el capitán se exponía a la fatiga, la privación, el frío, etc., exhibía los síntomas ordinarios de amenorrea o supresión de la menstruación. Fournier habla de un hombre de más de treinta años de edad, quién había tenido menstruación desde la pubertad, poco después su primer contacto sexual. Él experimentaba dolores del tipo premenstrual, aproximadamente veinticuatro horas antes de la aparición del flujo que disminuían cuando la menstruación comenzaba. Se describe como un hombre de una naturaleza intensamente voluptuosa que constantemente se abandonaba a los excesos sexuales. El flujo era abundante en el primer día, disminuía en el segundo, y cesaba en el tercero.
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