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 En un nuevo análisis de Cochrane se ha llegado a la conclusión de que no hay pruebas claras de ventajas - por lo que respecta a evitar los episodios cardiovasculares y las muertes - con aconsejar a las personas que disminuyan la ingesta de sal en los alimentos [1]. Sin embargo, el autor principal, Dr. Rod S Taylor (Universidad de Exeter, Reino Unido), está resaltando que no recomienda modificar la recomendación de que las personas consuman menos sal; más bien, es la forma en que esto se logra lo que al parecer es importante.
Dijo a heartwire: "Una de las cuestiones que observamos fue que una cosa es decir a las personas que reduzcan su ingesta de sal y otra cosa muy diferente es que ellos lo cumplan y esto es un mensaje importante para la salud pública. No identificamos datos sólidos. Nuestros hallazgos son un poco neutrales con respecto al efecto de la reducción de la sal de los alimentos sobre la mortalidad y la presentación de ECV en el futuro. "
En cambio, dice el Dr. Taylor, las acciones se deben enfocar en otros medios para ayudar a las personas a reducir su ingesta de sal, observando que "75% de la sal que consumimos está oculta, de manera que necesitamos lograr la intervención de la industria alimentaria". Es probable que este sea un medio más práctico y económico de reducir la ingesta de sal en la población general en vez de enfocarse en los consejos de alimentación a los individuos, terminaron diciendo él y sus colaboradores en su artículo publicado el 6 de julio de 2011 en la Base de Datos de Análisis Sistemáticos de Cochrane. La investigación también aparece en el American Journal of Hypertension [2].
Sin embargo, los críticos dicen que este nuevo análisis está basado sólo en siete estudios que no fueron diseñados para valorar los efectos de las intervenciones de reducción de sodio sobre los episodios CV y la mortalidad y por tanto no es fiable.
Los críticos dicen que los análisis no son rigurosos y que las conclusiones no son fiables
En el análisis, Taylor y sus colaboradores analizaron siete estudios aleatorizados comparativos ? tres de normotensos, dos de hipertensos, uno de una población mixta de normotensos e hipertensos y otro de pacientes con insuficiencia cardiaca ? con un mínimo de seis meses de seguimiento en los que se analizaban las intervenciones para reducir la sal de los alimentos y los comparaban con la alimentación habitual, de control o placebo o con ninguna intervención. El Dr. Taylor explicó: "Los estudios se realizaron en una mezcla de grupos de pacientes, pero básicamente fueron personas que no tenían enfermedad cardiovascular previa".
En total se incluyeron 6257 individuos y hubo 665 muertes. Taylor reconoce que si bien pudieron confirmar que la reducción de la sal se relacionaba con reducciones del sodio urinario de entre 27 y 39 mmol/día y reducciones de la TA sistólica de entre 1 y 4 mm Hg (hasta por un año en algunos estudios), no pudieron verificar que esta reducción se mantuviese a más largo plazo, una desventaja importante.
Los riesgos relativos de mortalidad por todas las causas en normotensos para el método de reducción de sal fueron 0,90 para el seguimiento más prolongado y 0,96 para los hipertensos. En el caso de la morbilidad cardiovascular, las cifras fueron 0,71 y 0,84. Taylor y colaboradores llegan a la conclusión de que: "nuestro análisis se enfoca en consejos relativos a la alimentación y no ha mostrado datos sólidos que respalden este enfoque".
Sin embargo, los autores de los estudios incluidos en el metanálisis tienen una serie de críticas al ensayo.
El Dr. Lawrence Appel (Johns Hopkins University Medical School, Baltimore, MD) dijo a heartwire. "El análisis realizado por Taylor añade poco a nuestros conocimientos acerca de los efectos de la reducción de sodio sobre la salud. Ninguno de los estudios incluidos fue concebido para valorar los efectos de las intervenciones de reducción de sodio en los episodios de enfermedades cardiovasculares y mortalidad", dice, e "incluso en conjunto, el número de episodios es pequeño y es limitada la potencia estadística".
Y la Dra. Nancy R Cook (Harvard Medical School, Boston, MA) dijo: "Este fue un análisis burdo de los resultados en estos estudios y por tanto se pierde información. A mi parecer, varios de los estudios no tuvieron una representación adecuada y los resultados del análisis no son fiables. Lo único que hicieron fue un recuento simple del número de episodios. No utilizaron datos de pacientes individuales como lo hicimos en nuestros estudios; nuestro resultado fue significativo. Afirman que no hay pruebas indicativas de un efecto, pero los análisis son diferentes." Y señala que las reducciones del riesgo relativo de morbilidad CV citadas por Taylor et al, aunque no son estadísticamente significativas, «son muy considerables» y sostiene que habrían sido significativas si los autores hubiesen utilizado un método de análisis diferente.
El Dr. Appel está de acuerdo: "Los autores truncaron la mejor serie de estudios, TOHP1 y TOHP2, que tienen un seguimiento prolongado de >10 años, sólo al periodo de su estudio, 1,5 años para TOHP1 y tres años para TOHP2. Esta serie de estudios, con seguimiento prolongado, documentó una reducción importante de los episodios de ECV".
El Dr. Appel también se muestra muy crítico en torno a la inclusión del estudio sobre la restricción de sal en pacientes con insuficiencia cardiaca (que también estaban tomando antihipertensivos), considerándolo "irrelevante".
Continúa el debate en torno a los estudios con criterios de valoración consistentes sobre la reducción de sodio
El Dr. Taylor admite que el análisis puede no haber tenido la potencia suficiente y dice que se precisarían datos de un mínimo de 18.000 individuos a fin de poder determinar cualquier ventaja clara para la salud.
Él y sus colaboradores afirman que los hallazgos "respaldan" la recomendación reciente de que se realicen más estudios aleatorizados y a gran escala, rigurosos, que permitan definir la demostración de la ventaja cardiovascular que conlleva la reducción de la sal de los alimentos. Añaden que en esos estudios se han de valorar las intervenciones al nivel de la población que posiblemente conduzcan a reducciones sostenidas de la ingesta de sal y que sean proporcionadas a las directrices de salud pública actuales.
Sin embargo, el Dr. Appel reitera lo que por años han estado señalando muchas campañas para reducir la ingesta de sodio al nivel de la población: «Para las exposiciones crónicas a factores de riesgo -tales como tabaquismo, exceso de ingesta de sal, exceso de peso e ingesta insuficiente de frutas y verduras- los estudios con variables clínicas consistentes no son realistas, dada la dificultad de lograr y mantener un contraste suficiente, costos, logística, duración y aspectos éticos.
"Cabe hacer notar que no hay ningún estudio sobre pérdida de peso con variables consistentes para la reducción de peso en una población general y sólo algunos estudios de resultados en relación con el cese del tabaquismo, la mayor parte de ellos sin potencia". Sin embargo, se dispone de pruebas sólidas para recomendar la pérdida de peso y el cese de tabaquismo. Lo mismo es verdad para el sodio. La base de las recomendaciones de la restricción de sodio se sustenta en pruebas persuasivas indicativas de que la reducción del sodio disminuye la TA. No se han realizado estudios de reducción de sodio con variables clínicas consistentes y no se realizarán.
Consenso en que la reducción de sodio en los alimentos procesados es el camino a seguir
Mientras tanto, Katharine Jenner (directora de la campaña Acción de Consenso para la Sal y la Salud, Londres, Reino Unido) señala que los autores del análisis, de hecho, se contradicen a sí mismos. Contrario al encabezamiento de conclusión de los autores -el comunicado de prensa de la biblioteca Cochrane [3] anuncia «El reducir la sal no disminuye la posibilidad de morir» ? el análisis demuestra también que la reducción de la ingesta de sal disminuye la tensión arterial y ellos están señalando «nuestros hallazgos no son congruentes con la creencia de que la reducción de sal es útil en personas normotensas e hipertensas».
La Dra. Jenner dice: «Es muy desalentador que el mensaje de este pequeño análisis afirme que la reducción de la sal pueda no ser útil; esta es una conclusión completamente inadecuada, dadas las pruebas sólidas y el consenso general de salud pública de que la sal aumenta la tensión arterial y esto conduce a enfermedades cardiovasculares».
Sin embargo, le agrada que los autores reconozcan que la reformulación por la industria alimentaria, más que los consejos alimentarios a los individuos, sea la estrategia más rentable para reducir la sal en los países desarrollados.
El Dr. Taylor dijo a heartwire «No disponemos de ningún dato que indique ningún daño relacionado con reducir la sal de los alimentos procesados. Es necesario lograr la intervención de la industria de los alimentos». Sin embargo, añade que será importante valorar los efectos de la reducción voluntaria de la sal de los alimentos por la industria.
La Dra. Jenner está de acuerdo: «Respaldamos plenamente la valoración de tales programas.»
Los autores han declarado no tener ningún conflicto de interés pertinente. Los Dres. Appel y Cook son autores de los estudios incluidos en el metanálisis.
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 15 JUL 2011 09H16 EST
Referencias
1. Taylor RS, Ashton KE, Moxham T, et al. Reduced dietary salt for the prevention of cardiovascular disease. Cochrane Database of Systematic Reviews 2011; DOI: 10.1002/14651858.CD009217. Disponible en: http://www2.cochrane.org/reviews.
2. Taylor RS, Ashton KE, Moxham T, et al. Reduced dietary salt for the prevention of cardiovascular disease: a meta-analysis of randomized controlled trials (Cochrane Review). Am J Hypertension 2011; doi:10.1038/ajh.2011.115 Disponible en: http://www.nature.com/ajh/index.html.
3. Cochrane Library. Cutting down on salt doesn't reduce your chance of dying [comunicado de prensa]. 6 de julio de 2011. Disponible aquí.
http://www.theheart.org/article/1251491.do?utm_campaign=newsletter&utm_medium=email&utm_source=20110726_World_ES
Artículo original en inglés, heartwire; 5 jul. 2011) Exeter, RU ?

 
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