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Centro Provincial de Información ISCM - Camagüey



No. 1 enero 2010

 

Demasiadas veces se relaciona la madurez con la pérdida de facultades mentales.

Pero especialistas en el funcionamiento del cerebro como Tony Buzan aseguran  que no tiene por qué ser así. Las pruebas de coeficiente intelectual que comparan el rendimiento de mayores y  jóvenes suelen dar una puntuación más alta a estos últimos por una simple cuestión  de entrenamiento: los estudiantes están más habituados a resolver pruebas de  este tipo que los que dejaron la escuela o la universidad hace varias décadas.

Sí es cierto que un cerebro joven tiende a resolver los ejercicios con más rapidez  que uno adulto. Pero eso no es necesariamente negativo, ya que la lentitud está  motivada por una experiencia que ha enseñado a la persona a filtrar más  posibilidades antes de llegar a una respuesta.

A partir de cierta edad, sin embargo, un cerebro apelmazado por una actividad  sedentaria, con muchas horas frente al televisor, empieza a ralentizarse y a tener  problemas de memoria. Así como a los pacientes con una larga hospitalización les  cuesta volver a caminar, porque han perdido tono muscular, también las facultades  intelectuales requieren un entrenamiento diario.

Desde hace tiempo interesa a los investigadores del envejecimiento cerebral, ya  que muchas mujeres superan los 90 años y hay una cuantas centenarias, la mayor  parte de ellas con una asombrosa agilidad mental.

El profesor David Snowdon, de la Universidad de Kentucky, investigó por qué entre  estas mujeres hay un índice de demencia senil y otras enfermedades mentales muy  inferior a la media. La respuesta es quehacen todo lo posible para mantener la  mente ocupada en su vida cotidiana. Según Snowdon, el estímulo diario revitaliza  los conectores del cerebro, que tienden a atrofiarse con la edad, haciendo que se  ramifiquen y creen nuevos vínculos.

Estudiosos del cerebro humano han demostrado que la red neuronal del cerebro  nunca es la misma, ya que, dependiendo de nuestra actividad, fortalecemos unas  conexiones a la vez que debilitamos otras. Cada experiencia enciende su propio  patrón de neuronas, por lo que el mapa cerebral cambia sin cesar.

Ésa es la buena noticia: puesto que el buen estado de los circuitos del cerebro  depende de lo que hacemos con él, podemos evitar la pérdida de facultades  mentales tonificando nuestra materia gris con retos y estímulos de calidad.

La regla de las 10.000 horas

“Lleva mucho tiempo llegar a ser joven” (Pablo Picasso) Según las estadísticas recogidas 10.000 horas es el tiempo que necesita aplicarse  a una misma actividad cualquier persona para alcanzar la maestría.

Contrariamente a lo que se cree, el cerebro de un genio no es diferente del de  alguien común y corriente, tal como se comprobó en la disección del de Einstein.

Todos tenemos más talento para unas disciplinas que para otras, pero lo que  distingue a la persona brillante del resto son esas 10.000 horas que ha dedicado a  una misma cosa.

Esta regla también se aplica al rendimiento del cerebro. Según los neurólogos,  cuando lo mantenemos ocupado a través de la lectura, la creación artística o el  juego, aumenta la llamada memoria automática, que es la que nos permite hacer  cosas sin pensar en ellas.

Las 7 claves de un cerebro joven

“Envejecer es un mal vicio que no se pueden permitir los que andan muy ocupados”  (André Maurois)

Según el divulgador William Speed, hay siete cosas que todo el mundo debería  hacer para que su centro de operaciones no vea menguado su rendimiento:

1. Ejercicio. Según los especialistas en terapias antiaging, el mejor tonificador del  cerebro son las zapatillas de deporte, ya que mejora el ritmo cardiaco y, por tanto,  la circulación de la sangre. Un cerebro bien irrigado mantiene en buen estado las  conexiones entre las neuronas, que son esenciales para el pensamiento.

2. Buena alimentación. El consumo de alimentos ricos en antioxidantes –frutas y  verduras, legumbres, frutos secos, té verde– no sólo ayuda a prevenir el cáncer,  sino que neutraliza los temidos radicales libres que envejecen el cerebro.

3. Aprender siempre. Aunque nuestra materia gris empieza a envejecer a los 30  años, un aprendizaje constante permite mantener la agilidad. Para ello debemos  procurar a la mente ejercicios y nuevos desafíos.

4. Mantener la calma. Jeansok Kim, un investigador de la Universidad de  Washington, asegura que el estrés puede dañar los procesos cognitivos como el  aprendizaje y la memoria. En especial, el estrés crónico debilita la región del  cerebro denominada hipocampo, donde se forma y consolida la memoria.

5. Dormir suficiente. Un buen descanso nocturno duplica la capacidad para resolver  problemas planteados el día antes. Esto se debe a que, mientras dormimos, el  cerebro se mantiene activo y tiene tiempo de sintetizar lo que ha aprendido con  anterioridad. La expresión “voy a consultarlo con la almohada” tiene, por tanto,  mucho sentido.

6. Reír. El humor estimula la generación de dopamina, una hormona y  neurotransmisor que nos hace “sentir bien”. La risa nos ayuda a relativizar nuestras  preocupaciones, con lo que evitamos que nuestra mente se ancle.

7. Aprovechar la experiencia. Lo bueno de hacerse mayor es que atesoramos un  archivo con millones de situaciones que nos proporcionan criterio. Esta información  podemos aprovecharla para afrontar problemas –nuestros o de otras personas–  para los que una persona joven no está preparada.
 
“Los seres humanos no dejan de jugar porque envejecen; envejecen porque dejan 
de jugar” (Oliver Wendell Holmes).

La terapeuta Amber Hensley aconseja incorporar a nuestra rutina diaria algunas  actividades para mantener bien lubricada nuestra red neuronal:

• Juegos de mesa como el ajedrez, las damas, el dominó o las cartas, incluyendo  los solitarios.

• Puzzles, mecanos y otros juegos de construcción.

• Crucigramas, sudokus o cualquier pasatiempo.

Para los que se aburren con esta clase de pasatiempos, aprender un idioma es  una excelente manera de engrasar todos nuestros circuitos cerebrales, ya que  implica ejercitar la memoria, entender nuevas estructuras y sintetizar reglas  gramaticales.

Dos actividades como leer y escribir también resultan una gimnasia mental de  primer orden, al igual que aprender a tocar algún instrumento musical.

“nunca lamentes que te estás haciendo viejo, porque a muchos les ha sido negado  este privilegio”.    
      
“La única forma de mantenerse joven mentalmente es no dejar nunca de jugar.

Independientemente de la edad, debemos vivir como si estuviéramos poniendo a  prueba el mundo, es decir, seguir siendo niños. Cuando observamos a grandes  artistas como Matisse, Picasso o Miró, entendemos que en esencia continuaron  haciendo lo mismo que en su infancia: jugar, divertirse, ponerse nuevos retos.

Mantener la ilusión cada día y no renunciar a los valores de la infancia es el elixir de  la juventud. También para el cerebro, pues en cuanto empiezas a pensar como un  viejo ya has perdido la batalla. Por eso es bueno que los abuelos estén cerca de  sus nietos y les vean jugar e imaginar. Los niños son nuestros mejores maestros” (Gerard Rosés, pintor).

http://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoID=63727&uid=489267

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