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Centro Provincial de Información ISCM - Camagüey
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Vol.3. No. 9 Octubre 2009
El amor, ese sentimiento sublime que nos enaltece como ser humano, está sustentado en una serie de procesos neuroquímicos que ocurren en zonas específicas del cerebro. No creo que la manera en que una madre quiere a un hijo sea tan diferente del amor que un chimpancé hembra siente por sus crías. Los estudios realizados en humanos, dice, demuestran cómo la oxitocina incrementa la confianza y la habilidad de comprender las emociones en los otros. El mismo tipo de molécula está involucrada en fortalecer los vínculos entre personas, aunque debe continuarse investigando para definir cuáles son. Hay cientos de moléculas de señalización que actúan en áreas diferentes del cerebro, por lo que sería importante entender mejor cómo interactúan todas esas sustancias, que tienen la función de hacer surgir las emociones más complejas. Se sabe que las mujeres que han experimentado abuso o negligencia al inicio de su vida registran menores niveles de oxitocina en el cerebro. Si la oxitocina agudiza la visión y aumenta nuestra habilidad de reconocer emociones en otros, cabe la posibilidad de que sea usada junto con terapias de pareja para reanimar una relación aunque en el mercado ya abundan perfumes que contienen oxitocina, sus niveles son demasiado bajos como para funcionar como afrodisíacos. El amor también están involucrados factores evolutivos, psicológicos y sociológicos, además de perspectivas humanistas que ofrecen puntos de vista interesantes. Sin embargo, en un futuro será posible modular los mecanismos neurológicos que desempeñan un papel en el vínculo amoroso, siempre a partir de una serie de cuestiones éticas y culturales que deberán ser exploradas con sumo cuidado, concluye el científico. http://www.almamater.cu/sitio%20nuevo/paginas/ciencia/2009/octubre/amor.htm
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