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Centro Provincial de Información ISCM - Camagüey
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Vol .2. Núm.11 nov 2008
Aunque la diabetes ha tenido un alarmante aumento entre los niños y los adolescentes a escala internacional, es una enfermedad común, que bajo control permite al paciente llevar una vida útil, igual a los demás, así como alcanzar tantas metas o aspiraciones como se proponga. Familia y amistades, junto al afectado, han de colaborar para que los riesgos disminuyan y su calidad de vida sea la mejor. Breve historia de la enfermedad. Conocida desde épocas remotas, en Egipto se describió desde hace más de 3 mil años. En la India, 400 años antes de nuestra era, ya se había notado la relación que existe entre la obesidad y la diabetes, así como su tendencia de pasar de una generación a otra. Desde ese mismo período se reconocían dos formas de la enfermedad: Es la conocida por diabetes tipo I o juvenil, llamada así por afectar más frecuentemente a personas menores de 30 años de edad. Ambos tipos se caracterizan fundamentalmente por la presencia en la sangre de un exceso de glucosa, es decir el azúcar por encima del nivel normal. Tal situación, sin el adecuado control, resulta un daño a muchos órganos del cuerpo, en particular a los vasos sanguíneos de los ojos y los riñones, además de los nervios periféricos. Los adelantos llegan poco a poco Fue en 1889, cuando dos científicos alemanes probaron que la diabetes era debida a una deficiencia del páncreas. A partir de esa fecha se realizaron múltiples investigaciones para obtener la sustancia que prevenía el rápido incremento del azúcar en la sangre, seguida de su pérdida por la orina. Los enfermos fueron tratados con dietas muy rigurosas, con las que los adultos mayores que tenían sobrepeso mejoraban. En cambio, los niños y adultos jóvenes raramente sobrevivían. Fue en Canadá, en 1921, que dos investigadores, Banting y Best, descubrieron un extracto (insulina) que disminuía los niveles de azúcar en la sangre. Este hallazgo revolucionó el tratamiento de la diabetes, especialmente la de tipo I, que se transformó de una enfermedad fatal a una afección tratable y controlable. Vale conocer que, en los diabéticos, el páncreas produce muy poca o ninguna insulina y como resultado la glucosa que se obtiene de los alimentos queda circulando en la sangre sin poder penetrar en las células para su uso o almacenamiento. Señales de alerta. Las personas afectadas comienzan a percibir manifestaciones como sed, hambre al poco tiempo de haber ingerido alimentos, deseos de orinar más cantidad de lo normal y más veces en el día, pérdida de peso sin causa aparente, y debilidad. También tienen infecciones frecuentes en la piel, sufren heridas que tardan en sanar, notan hormigueos y entumecimientos en las manos y los pies. Ante estas señales lo fundamental es acudir a su médico para confirmar el diagnóstico y poner control de inmediato. El secreto de vivir con diabetes en estos días. La diabetes no es curable, pero tratada adecuadamente se logra mantener los niveles normales de glucosa en la sangre. Así, una vez diagnosticada, lo más importante es trazar un plan. Es aconsejable una alimentación sana y balanceada que incluya cereales, frutas, lácteos y proteínas, y a su vez tenga bajo contenido en grasas y sal; y realizar ejercicio físico al menos tres veces a la semana, bajo control médico. En algunas personas, estas medidas son suficientes; en otras la enfermedad no se logra controlar y se hace necesario utilizar medicamentos. El control correcto y mantenido de su enfermedad reduce el riesgo de afecciones que dañan la vista, los riñones y el corazón; disminuye también la posibilidad de padecer enfermedades cerebro vasculares, lesiones de los nervios y aterosclerosis acelerada. Cumpliendo al pie de la letra su tratamiento reduce el riesgo de sufrir hipoglucemia, término por el que se conoce la disminución de la cantidad de azúcar en sangre por debajo de los niveles normales. Sus causas más frecuentes son omitir o no concluir la alimentación, realizar una actividad física mayor de lo usual o la aplicación de una dosis mayor del medicamento que la necesaria para el control de la enfermedad. La solución es sencilla: se trata de tomar alguna bebida dulce, chupar caramelos para que la glucosa llegue rápidamente a niveles aceptables y usted sienta mejoría. Si persiste la molestia es necesario buscar ayuda facultativa. Para evitarla recuerde siempre: si va a hacer algún cambio en su alimentación o en sus actividades diarias, consúltelo a su médico.
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