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Centro Provincial de Información ISCM - Camagüey



Vol .2 Núm.9 sept 2008

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Atrapado en una fobia

La fobia es sinónimo de miedo, pero no cualquier miedo, sino uno desproporcionado, irracional e intenso ante objetos o situaciones concretas. Cuando una persona queda expuesta al objeto o situación generador de su fobia, siente terror, pánico, queda literalmente paralizado y en estado de shock.

Ante el estímulo fóbico el individuo desarrolla una respuesta inmediata de ansiedad, que puede alcanzar la forma de una crisis de angustia caracterizada por pánico, taquicardia, falta de aire, sudoración, temblores, sensación de ahogo o de atragantarse, náuseas, mareos y un fuerte deseo de huir.

Los trastornos de angustia, fobia (específica y social), trastorno obsesivo-compulsivo, trastornos por estrés (postraumático, agudo) son algunas de las enfermedades que se diagnostican en esta categoría. Aunque la intensidad y las pautas de los síntomas son diferentes para cada una de ellas, tienen un denominador común, la ansiedad.
Un individuo puede desarrollar una fobia hacia cualquier objeto o situación. Y aunque reconozca la irracionalidad de su miedo, esto no disminuye su vivencia, ni la aparición de manifestaciones somáticas.

Una gran variedad de fobias, enmarcadas en la esfera médica y otras en la sociología. Estas últimas se caracterizan por sentimientos de odio, discriminación, desaprobación, prejuicio, u hostilidad contra el objeto de la fobia. La estrategia de afrontamiento por excelencia ante un estímulo fóbico es la evitación. Pero cuando el individuo queda expuesto inevitablemente al objeto o situación fobígena, queda atrapado en su miedo. Tanto el comportamiento de evitación, como la anticipación ansiosa, o el malestar provocados por el objeto o situación temida, interfieren en la vida cotidiana de la persona (las relaciones laborales, académicas o sociales) y en su estado de salud (física y emocional).

La fobia es una enfermedad tratable y curable. Existen medicamentos y terapias muy eficaces en su tratamiento como:
Farmacológico: Los medicamentos más utilizados son los beta-bloqueantes adrenérgicos (atenolol, propanolol), las benzodiazepinas (alprazolam, clonazepam, bromacepan) y algunos antidepresivos, los inhibidores de la monoaminooxidasa (tranilcipromina, fenelzina) y los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (fluoxetina, fluvoxamina, sertralina, paroxetina, citalopram).

Psicoterapias individuales y grupales: la técnica de "inundación", terapias graduadas de exposición, la desensiblización sistemática, inoculación al estrés, psicoanálisis, la programación neuro-lingüística (PNL), relajación, entre otras.

Terapias alternativas: hipnosis, esencias florales, homeopátia, acupuntura, yoga, reiki...
Sin embargo para que estos tratamientos sean efectivos es indispensable la participación activa y consciente del sujeto para que no quede atrapado en los pensamientos, sensaciones y emociones desagradables vinculadas a su miedo. El escritor español  Alonso de Ercilla y Zúñiga (1533-1594) afirmó en una ocasión: "El miedo es natural en el prudente, y el vencerlo es lo valiente"

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