Vol .2 Núm.9 sept 2008
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Evitar enfermedades de transmisión digestiva: Por la salud
"La verdadera medicina no es la que cura, sino la que precave. La higiene va siendo ya la verdadera medicina, y con un tanto de atención, cada cual puede ser un poco médico de sí mismo" José Martí
Las enfermedades de transmisión digestiva, como cualquier padecimiento, provocan daños a la salud humana. Pero estas se distinguen de otras en que aparecen principalmente debido a la falta de higiene del agua y los alimentos que ingiere cada individuo. En mayor medida su aparición depende entonces de cómo actúe cada persona en la prevención de las mismas, pero también influyen en ello otras instancias a nivel familiar, social y global.
En muchos países de todo el orbe estos padecimientos constituyen la segunda causa de atención médica, después de las infecciones respiratorias. Las afecciones del aparato digestivo también son una de las principales causas de brotes epidémicos.
Los meses de intenso calor y la ocurrencia de lluvias condicionan en mayor grado la aparición de estas. Aun cuando en los últimos cinco años su incidencia disminuye a nivel mundial, se mantienen las alzas en el verano y después de desastres naturales.
En varios países de América Latina y el Caribe, por ejemplo, las enfermedades diarreicas agudas (EDA) figuran entre las diez causas principales de defunción y son responsables de miles de muertes por año, sin incluir otras también de transmisión digestiva, como la hepatitis viral A, el parasitismo intestinal, la fiebre tifoidea, la gastroenteritis, el cólera, el bolutismo, las intoxicaciones alimentarias y varias más.
¿Cuáles son las causas esenciales de estos padecimientos?
Se identifican principalmente la falta de agua potable, un deficiente saneamiento ambiental, el fallo en la vacunación y en otros servicios básicos de salud. De aquí se deriva que dichos padecimientos pueden evitarse con la acción conjunta de las familias y las instituciones sociales e internacionales.
La calidad sanitaria del agua de consumo es primordial para evitar las enfermedades de trasmisión digestiva, lo cual está demostrado científicamente. Es conocido que la disponibilidad de agua es importante para mantener la higiene en general y así evitar el deterioro ambiental. Pero no basta con tener agua potable, es necesario también poseer conocimientos acerca de la purificación de esta y de todo alimento que vaya a ser ingerido, porque son precisamente el agua, los alimentos y cualquier objeto contaminado que se lleve a la boca los trasmisores de virus, bacterias y parásitos hacia el aparato digestivo.
¿Y el cuadro clínico de estas afecciones a la salud?
El cuadro clínico incluye síntomas referidos por el paciente y signos detectados por el médico a través de exámenes, tanto de tipo físico como de laboratorio.
Entre los síntomas se encuentran diarreas, náuseas y vómitos, fatiga, fiebre, malestar general, pérdida del apetito, dolor abdominal, señales similares a la de la gripe, color amarillento de ojos y piel (en el caso de la Hepatitis A), por solo citar algunos.
¿Qué tratamiento es el ideal para estas afecciones?
El tratamiento varía según la enfermedad que se trate. Por ejemplo, en las diarreicas agudas lo vital es aumentar la ingestión de líquidos, fundamentalmente jugos naturales, colados y bajos en azúcar, además de Sales de Rehidratación Oral y leche materna en el caso de los lactantes. También es necesario mantener la alimentación habitual. No deben administrarse remedios caseros ni antibióticos sin prescripción facultativa.
En el caso de la hepatitis A (inflamación del hígado por el virus de igual nombre) no existe un tratamiento específico, pero se recomienda al paciente mantenerse en reposo durante la fase aguda de la enfermedad, cuando los síntomas son más severos. Además, se deben evitar el consumo de alcohol y cualquier sustancia que sea tóxica para el hígado, así como las comidas con grasas.
¿Y sus consecuencias?
Las consecuencias son tan disímiles como la propia variedad de enfermedades de transmisión digestiva, pero las más peligrosas son la deshidratación, la desnutrición, la aparición de otros padecimientos a distancia, o sea, en otros sistemas y órganos del cuerpo y en el peor de los casos la muerte.
¿Qué medidas de prevención adoptar?
Las principales son: hervir el agua de beber, lavar las manos con agua y jabón después de ir al baño y antes de manipular cualquier alimento, limpiar bien frutas y vegetales antes de su consumo, cocinar lo suficiente las carnes, tapar los alimentos para evitar la contaminación por vectores y tener en alturas y cerrados los desechos sólidos. También es importante evitar el fecalismo al aire libre, evitar el consumo de alimentos elaborados fuera del hogar en condiciones de deficiente higiene y utilizar siempre que sea posible vasos y cubiertos individuales.
De igual forma es esencial el control sanitario a los trabajadores que manipulan y expenden alimentos, pues son potenciales transmisores cuando no cumplen las medidas higiénico-sanitarias necesarias.
Los problemas emergentes relacionados con el agua y los alimentos son de alcance mundial, por lo cual deberían tratarse a través de un enfoque conjunto de todos los países. Pero independientemente de esta realidad, la eficiente labor preventiva de cada persona, cada familia y cada institución social puede sin dudas contribuir a la disminución de las enfermedades de transmisión digestiva.
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