Publicación mensual V. 2.  N. 2  febrero 2007

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El estrés y la mujer

El estrés afecta tanto a hombres como a mujeres, pero se presenta de forma diferente en cada uno de los sexos. Actualmente, ha aumentado de forma alarmante entre la población femenina. Según, especialistas en psicología femenina de la Universidad de West Sydney (Australia), las mujeres se ven sometidas a grandes presiones en su vida cotidiana, como pueden ser los cuidados de la familia y la actividad laboral, que abarca problemas económicos y de desempleo, entre otras causas.

Por otro lado, la mujer se enfrenta al reto de ser perfecta en todos los sentidos. En su trabajo, desarrollando, en la mayoría de los casos, tareas poco satisfactorias o con horarios abusivos. Como esposa y amante, tradicionalmente ha sido educada para anteponer los deseos de su marido a los suyos propios. Como madre, debe saber compaginar el trabajo fuera de casa con la educación de los hijos.

Todas estas situaciones terminan generando unas expectativas que son prácticamente imposibles de cumplir, provocando ansiedad y estrés, y causando depresión. La violencia doméstica, que tan habitual se ha hecho en nuestra sociedad, es otra de las grandes causas del estrés en la mujer, ya que se ve continuamente sometida a maltrato físico o psicológico.

El estrés desemboca en depresión

A diferencia de la mayoría de los hombres, la mujer suele interiorizar el estrés, por lo que termina convirtiéndose en ansiedad y depresión. En la mujer se manifiesta con trastornos alimenticios, de autoculpa y descuido personal, afectando incluso al sistema inmunológico; en cambio, en el hombre se exterioriza mediante la violencia, incrementándose debido al consumo de alcohol y otras adicciones.

Debido al estrés, las mujeres pierden el interés por la comida, por las relaciones sexuales o por los amigos, exactamente igual que los hombres. Pero, además, las mujeres experimentan algunas formas de estrés que les son totalmente propias.

Estrés derivado de su fisiología: desarrollo de los senos, menstruación, embarazo y menopausia.

Estrés derivados de los cambios de vida: el matrimonio, la maternidad, el divorcio, el pasar los cuarenta años en una cultura que venera la juventud y la belleza, la viudez y la reorganización de la vida cuando los hijos son mayores.

Estrés psíquico que a menudo siente la mujer soltera de vida supuestamente divertida, que fue educada a la antigua, el ama de casa a la que se presiona para que salga de casa y se realice, la mujer que trabaja y a la que se presiona para que vuelva a casa a fin de no perder a su familia y la eterna experta en inseguridad.

Estrés oculto que perturban, angustian y agotan como el machismo, el sexismo sutil, el ser anfitriona, el hablar con niños de dos años.

El estrés de las crisis vitales, que caen principalmente sobre los hombros de la mujer: la atención a los padres enfermos, el cuidado de un hijo disminuido, el asegurar que la vida continúe.

Síntomas del estrés femenino

· Amenorrea (desaparición de la menstruación)
· Melancolía menopáusica
· Vaginismo (coito doloroso)
· Frigidez (inhibición de la excitación sexual)
· Tensión premenstrual / dolor de cabeza
· Depresión posparto
· Anorgasmia
· Infertilidad

Los especialistas recomiendan dedicar tiempo a pensar en una misma, aunque sin desatender las obligaciones diarias. Lo primero que se debe hacer es crear unas expectativas reales, y no se deben abarcar más tareas de las que se puedan desempeñar. Hay que asumir que no es posible hacer todo el trabajo sola, y que se debe pedir ayuda a la familia, distribuyendo las tareas domésticas y las responsabilidades. También es importante buscar aficiones o actividades fuera de la rutina diaria, o a pasar un rato agradable que ayuden a desviar los pensamientos negativos

Fuente: http://www.teleantioquia.com.co/Programas/MasquePiel/Temas/SaluddelaMujer.htm