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Boletín 2009
NOTA DE LA EDITORIAL
Estimados usuarios: Con el presente boletín ponemos al alcance de profesionales y técnicos de la enfermería una nueva variante para difundir temas de interés y de actualidad,  destinados a satisfacer sus necesidades de información.
 
Dirección:
Arnaldo Ramírez s/n Esquina Chicho Torres
Ciego de Ávila. Cuba   CP- 65 200
Teléfono: 22-3677
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EDITORES, COMPOSICIÓN Y DISEÑO
Lic. Mayra González  Alvarez
Lic. Adriana  García Ranero

EDITORIAL

Estimados usuarios: Con el presente boletín ponemos al alcance de profesionales y técnicos de la enfermería un artículo sobre el tema de la Educación Contuinua en Enfermería, que esperamos sea de su interés.
Es nuestro propósito hacerles llegar información científica actualizada que se encuentra disponible en Internet, y en aras de este objetivo esperamos sus sugerencias sobre posibles temas a publicar en los próximos números.
El artículo que ponemos hoy a su consideración se encuentra disponible en: 

Universidad de Antioquia / Facultad de Enfermería / Investigación y Educación en Enfermería / Medellín, Vol. XXV N.º 1, marzo de 2007.

Educación continua en el trabajo: Nuevos desafíos para los profesionales de Enfermería.

Nádia Chiodelli Salum (1), Marta Lenise do Prado(2).

RESUMEN

Objetivo: comprender el contexto, las metas que persiguen y el significado que otorgan las enfermeras a su rol de cuidadoras, desde su propia visión. Metodología: investigación cualitativa; perspectiva: etnografía descriptiva y focalizada en los cuidados que brinda enfermería a pacientes quirúrgicos de una institución de salud de alta complejidad. Se realizan entrevistas en profundidad a 11 enfermeras, previa su firma de consentimiento informado, y se llevan a cabo observaciones en las áreas de trabajo sobre procesos de entrega de turno, rondas de enfermería, rondas médicas y alta de pacientes. Para el análisis se hace codificación abierta línea a línea de la trascripción de cada entrevista. Los datos son descompuestos en partes discretas, se examinan minuciosamente y se comparan en busca de diferencias y similitudes. Resultados: se evidencia que las enfermeras consideran al paciente, ante todo, como ser humano; expresan la humanidad como un componente esencial de aquel a quien se cuida y como un valor de quien provee el cuidado. El “estar pendiente de todo” hace parte del mundo de las enfermeras en sus acciones de brindar cuidado; son responsables del funcionamiento de las unidades de hospitalización y eso implica “tener que estar con cuatro ojos”. Conclusión: el mundo de la enfermera, en los servicios estudiados, se caracteriza por ser un contexto complejo que le exige estar atenta de manera permanente a múltiples situaciones simultáneas, lo que describen con la expresión “Uno aquí no se sienta”.
Palabras clave: ENFERMERÍA, ATENCIÓN DE ENFERMERÍA, CONTEXTOS DEL CUIDADO DE ENFERMERÍA.

  1. Recibido: Marzo 28 de 2008. Aceptado: Julio 28 de 2009. 1.

    Enfermera. Correo electrónico: glamau@hotmail.com 2. Enfermera, Magíster en Educación. Grupo de Investigación GIPECS Universidad de Antioquia. Asesora de la investigación. Correo electrónico: concastri@une.net.co Investigación

INTRODUCCIÓN
Al menos tres cuestiones justificaron el estudio: una, la búsqueda o reafirmación de la naturaleza de la enfermería, de la que nos habla Virginia Henderson (1), es decir, el cuidado como ayuda a las necesidades del otro; segundo, los resultados y recomendaciones del metanálisis realizado por la doctora Kristen Swamson (2), que insta, entre muchos asuntos, a avanzar sobre la omprensión de los contextos del cuidado; y tercero, los hallazgos de un estudio multicéntrico que incluyó a Colombia, sobre el impacto de la reforma del Sector Salud en las prácticas de enfermería (3), donde se reporta que las participantes se muestran alejadas de la esencia de los cuidados: el paciente. El objetivo fue comprender el contexto, las metas y el significado del rol de cuidadoras de las enfermeras, desde su propia visión. El concepto de cuidado ha sido estudiado desde diferentes teorías que han constituido fuentes inspiradoras para las interesadas en el tema. Desde la perspectiva filosófica, dice el antropólogo Francis Torralba que “el término cuidar es polisémico y ésto revela la riqueza conceptual del mismo” (4). La profesora María Mercedes Durán (5) presenta en su obra una visión de lo que ha sido el desarrollo epistemológico de la enfermería y plantea que es una disciplina y como tal posee un cuerpo de conocimientos que evoluciona de manera independiente; respecto al concepto de cuidado reconoce cómo se ha convertido en un fenómeno de interés reciente, ocupando una posición prominente en la literatura, y ha sido definido como la esencia de enfermería. El cuidado se define como lo que hace la enfermera para, por y con la persona.

El enfoque primario de las intervenciones de enfermería son las interacciones entre la enfermera y el cliente (5). Las concepciones de enfermería se agrupan en escuelas (6) y cada una de ellas ofrece una visión en relación con el cuidado (7).

El estudio de la doctora Kristen Swanson (2), quien inicia en 1997 una revisión de la literatura de enfermería, encuentra que el diálogo de enfermería acerca del cuidado puede ser caracterizado como una “torre de Babel”. En este trabajo revisó las diferentes descripciones e interpretaciones del cuidado y presentó, en 1999, un meta-análisis literario de investigaciones publicadas de enfermería sobre el concepto. Propuso un esquema que integraba el estado de conocimiento en ese momento acerca del cuidado en enfermería, a partir de los resultados de 130 publicaciones en el periodo de 1980-1996, y clasificó el conocimiento sobre cuidado en cinco niveles (8):

Nivel I. La capacidad para cuidar.

Nivel II. Las preocupaciones/ los compromisos.

Nivel III. Las condiciones.

Nivel IV. Acciones de cuidado, y Nivel V. Consecuencias del cuidado.

En Colombia se destacan las publicaciones del Grupo de Cuidado de la Facultad de Enfermería de la Universidad Nacional de Colombia, que en su tercera producción (8) se refiere a dos estudios que buscan determinar la calidad del cuidado partiendo de la percepción que tienen los pacientes de las actitudes de la enfermera en el momento de acercarse a ellos. Pero, de otro lado, en esta relación está la enfermera con sus propias vivencias, creencias y valores que influyen en el cuidado. Por eso es necesario escuchar su voz, para comprender cuál es su visión, entendida como el reflejo de su filosofía profesional, es decir, “aquello que los miembros de unadisciplina creen que es cierto o que es verdadero en relación al fenómeno de interés para esa disciplina, aquello que ellas valoran con respecto a sus acciones y su práctica” (9).

Metodología

Se trata de un estudio cualitativo (10) en perspectiva etnográfica (11), de carácter descriptivo, enmarcado en el subtipo de etnografía focalizada (12). La etnografía busca comprender el fenómeno desde lo emic, es decir desde las personas participantes, y desde lo etic, es decir desde lo que el investigador ve y lo que la literatura le aporta (13) para construir así un observable más válido. Desde esta perspectiva se busca comprender el contexto en el que se desarrolla su trabajo, las metas que se proponen y el significado que le atribuyen a su rol de cuidadoras.

Son variados los ámbitos donde se desarrolla la práctica de enfermería. Para este estudio se optó por el hospitalario. Se seleccionaron servicios de hospitalización quirúrgica por ser el área de énfasis de la investigadora, y porque en estos servicios se concentra un buen número de profesionales de enfermería que brindan atención en los diferentes procesos de la estancia hospitalaria: diagnóstico, tratamiento, recuperación y/o rehabilitación, regreso a la vida en el hogar y el trabajo. Fueron criterios de inclusión: ser profesionales de enfermería (mujeres y hombres), con título universitario de pre o de posgrado, que tuviesen mínimo un año de experiencia en trabajo hospitalario y al menos un año de vinculación a la institución donde se realizaron las observaciones; vinculados por cualquier modalidad de contratación, que desarrollaran su práctica en unidades de hospitalización de adultos sometidos a tratamientos quirúrgicos en instituciones de tercer y cuarto nivel de complejidad del Área Metropolitana de Medellín, Colombia. El estudio se realizó entre los años 2005 y 2007. Se solicitó autorización por escrito a las directivas de la institución hospitalaria. Se expusieron los motivos y objetivos del estudio tanto a las autoridades de mayor jerarquía como a las enfermeras de las unidades de hospitalización que fueron incluidas en el estudio. Se realizó un proceso de sensibilización donde se presentó el investigador y se motivó verbalmente a los participantes (13).

Se utilizó un formato de consentimiento informado que firmó cada una de las entrevistadas. En él se garantizaba la confidencialidad y reserva de la información, para lo cual se asignaron como seudónimos nombres de flores. También se hizo explícito el compromiso de darles a conocer los resultados antes de su divulgación. La recolección de los datos se llevó a cabo mediante observación participante y entrevistas en profundidad a las enfermeras. Finalmente, las observaciones se concentraron en tres servicios de hospitalización quirúrgica para adultos de una misma institución. Las entrevistas se focalizaron en aspectos de la práctica de las enfermeras que expresan su ser de cuidadoras, y fueron guiadas de acuerdo con el objetivo de la investigación. Se cumplió una fase exploratoria, donde se verificó la pertinencia de las preguntas orientadoras, la oportunidad, el ambiente de la entrevista, la forma de conducir dicha entrevista, de ganar confianza con los participantes, y de comprobar la calidad de la grabación. En cuanto a la observación, aspecto central de la etnografía, en este caso fue participante, tuvo lugar en el entorno natural de las unidades de hospitalización donde trabajan las enfermeras, siguiendo las indicaciones de los etnógrafos (11, 14); también se llevó un diario de campo. El análisis desde la perspectiva etnográfica permite al investigador presentar los resultados en una descripción o analizarlos en profundidad para generar teorías (12). Siguiendo estos lineamientos se realizó codificación abierta, línea por línea, a partir de la trascripción textual de las entrevistas. Los datos se examinaron minuciosamente y se compararon en busca de diferencias y similitudes (15).

Se hizo análisis mediante codificación axial. Los datos se reorganizaron mediante conexiones entre las temáticas emergentes; las categorías se relacionaron con las subcategorías para formar explicaciones más precisas y completas sobre los fenómenos, para finalmente reagrupar los datos que se fracturaron durante la codificación abierta (16).

Para garantizar la validez de las entrevistas se compararon continuamente las narraciones con las propias observaciones y experiencias. Se organizaron diferentes archivos donde es posible ubicar las entrevistas transcritas, los memos, los relatos de las observaciones, las fichas bibliográficas y los mapas conceptuales. La validez y la legitimidad se apoyan en los planteamientos de Glaser y Strauss (16), cuando señalan que el reto del investigador cualitativo es el desarrollo de un entendimiento sistemático que sea claramente reconocible y comprensible por los miembros del contexto del cual surge. Según Hammersley y Atkinson, “el conocimiento de la importancia de la posición social de los actores nos conduce directamente al tema de la ´validación solicitada´, una noción que en el análisis etnográfico tiene un papel incierto y muchas veces cuestionado” (12). Pero algunos etnógrafos argumentan que es crucial para la veracidad saber si las personas entrevistadas reconocen la validez del discurso elaborado por el investigador. Para validar los hallazgos fueron citadas las enfermeras para presentarles los resultados de la investigación. Asistieron cinco de las participantes del estudio y la asesora de la investigación. Tras un breve resumen del proyecto, en especial del objetivo, se relató lo observado. Se sintetizó el mundo de la enfermera en estos servicios. Se describieron los valores del cuidado y las características de los cuidadores profesionales, así como el contexto de los servicios. Transcribimos algunas de las expresiones: “Yo me vi reflejado, y a mis colegas de todo el hospital”. “Qué bueno que los directivos vieran lo que hacen las enfermeras”. “A nosotros nos formaron para trabajar con el paciente, pero ahora quieren que seamos secretarias de las instituciones”.

RESULTADOS

Todos los participantes fueron del sexo femenino y ninguna había realizado estudios de postgrado. Los años de egreso oscilaron entre tres y 33, y los de servicio entre uno y 10 años. A continuación se presenta un avance del trabajo, fundamentado en los enunciados descriptivos (17) que emplean las enfermeras para referirse al contexto de su práctica, contexto caracterizado por una expresión constante en las entrevistas: “uno aquí no se sienta”; las metas de enfermería reúnen “lo que todos queremos” según las entrevistadas; y finalmente se caracterizan las prácticas, que las entrevistadas vincularon con los cuidados y que se resumen en la expresión “estar en todo”. Se presentan solamente algunos aspectos de la investigación y para ilustrarla se han elegido ejemplos tomados de las entrevistas.

1. El contexto El contexto está conformado por el espacio donde se realizan los procesos que narran las participantes del estudio, pero además del espacio físico, el contexto es un mundo complejo y de actividades simultáneas, percibidas por las enfermeras como labores de alta responsabilidad para que todo marche, que exigen estar pendientes de todo y que demandan mucho tiempo, un mundo donde, según ellas, no es posible descansar durante el turno: “uno aquí no se sienta”. Se describen a continuación aquellos lugares donde tuvieron lugar las acciones observadas:

1.1 El puesto de enfermería: Es en este lugar donde se recoge, almacena y recupera información vital de los pacientes, orientaciones institucionales, papelería, el kárdex donde se registran los cuidados para cada paciente; el cuaderno donde se consigna la entrega de turno; listados de pacientes según especialistas; de pacientes que están a la espera de exámenes y procedimientos; de pacientes programados para cirugía. En este espacio se produce y se recibe información, y es el lugar desde donde se coordina el traslado de pacientes, se verifican documentos y también se establecen relaciones entre el personal de salud con el paciente y sus familiares: “Vas a ver que esto es un puesto de información, aquí viene todo mundo a preguntar, y como aquí (en la institución) no hay nadie que les de la información, pues uno trata de orientar a la gente” (E01, p2)

1.2 Las habitaciones se encuentran distribuidas a lo largo de amplios corredores, individuales o compartidas por dos, tres o cuatro pacientes separados por cortinas. Cada unidad de paciente está provista de una cama, una mesa de noche y una mesa para comer; se cuenta con tomas para oxígeno, lámparas de iluminación local y un timbre de llamado que produce una luz en la puerta de la habitación o en un tablero en el puesto de enfermería. El número de camas varía entre 16 y 23 para ser atendidas por una enfermera profesional y su grupo de auxiliares de enfermería, que oscilaba entre tres y cuatro por turno diurno. Los pacientes permanecen la mayor parte del día en la habitación, y sólo esporádicamente se ven deambulando por los pasillos. Diversas situaciones demandan a la enfermera acudir a la habitación, entre ellas el recibo y entrega de turno, las rondas médicas y de enfermería, también por demanda de los familiares, para intervenciones clínicas, y cuando un paciente llega de cirugía o es dado de alta.

2. Las metas de enfermería: “lo que todos queremos” Se sintetizan en el cuidado como esencia de la enfermería; el paciente como eje y razón de ser de los cuidados, de quien destacan su humanidad; las necesidades de los pacientes como marcadores de la diferencia en las respuestas de ayuda por parte de la enfermera; sacar el paciente adelante como el fin último de los cuidados, y la satisfacción del paciente y la familia, como indicador de un cuidado de calidad desde la perspectiva del usuario.

2.1 El cuidado como función esencial de enfermería En palabras de las participantes, enfermeras licenciadas sin estudios de posgrado, con un promedio de egreso de 19 años y entre 1 y 5 años de experiencia en los servicios seleccionados, el cuidado es su función esencial, y lo conciben fundamentalmente como un servicio de ayuda que debe responder a necesidades individuales. Cuidado de enfermería…es responder a la confianza que están depositando en uno por los conocimientos que tiene, tanto el paciente como su familia, para atender las necesidades de ese paciente que él, en ese momento, no puede suplir, y al mismo tiempo acompañarlo en el proceso de recuperar su salud. Cuando nos llega un paciente muy mal, se suplen todas esas necesidades básicas, un baño, una administración de medicamentos, y poco a poco irle enseñando para que pueda hacerlas él mismo, si se logra; o si no se puede, enseñarle a su familia cómo lo va a hacer. (E5 p.12). Enfermería es de por sí cuidar; es brindar un cuidado que sea completamente satisfactorio para una persona que está enferma y que necesita que le presten atención, que necesita que le brinden cuidados, brindarle una atención efectiva, una atención que le sirva, que le ayude a recuperarse (E2 p.8).

2.2 El paciente, razón de ser y responsabilidad del cuidado de enfermería Las enfermeras se refieren a “paciente”, “cliente”, “usuario” o “persona” a quien van dirigidas todas sus acciones y consideran que él constituye la razón de ser de su práctica y su principal responsabilidad. Lo ven como un ser humano, y la humanidad la expresan como un componente esencial de quien se cuida (el paciente) y como un valor de quien provee el cuidado (el personal de enfermería): La principal responsabilidad para mí, son mis pacientes (E1 p.1). Mi principal responsabilidad es el cuidado del paciente (E3 p.2). Para mí la responsabilidad es con el paciente en general (E9 p.3).

2.3 Responder a las necesidades de los pacientes (usuarios, familia) Las enfermeras consideran que el paciente es una persona que tiene necesidades. Y que los cuidados de enfermería son la ayuda y la atención que requiere para recuperarse. Plantean que el cuidado debe ser brindado de manera holística, individual y que debe responder a las necesidades propias del paciente: Es que cada paciente es un mundo. Entonces yo debo individualizarlo y mirar los cuidados de cada uno, saber qué cuidados tiene que tener éste, diferentes del otro, qué necesidades tiene el uno, diferente del otro (E6 p.7). El cuidado profesional de enfermería (…) es brindarle al paciente los cuidados, no solo físicos sino emocionales, espirituales, psicológicos, pues todo (E3 p.5).

2.4 “Que el paciente salga adelante” Otra de las metas de las enfermeras es mejorar la situación del paciente con relación a su enfermedad, así podrá volver a su casa. Es su manera de entender que sale adelante del proceso de hospitalización. El propósito, y creo que es el de todas, el propósito, obviamente, es que el paciente salga adelante, que mejore su situación, que mejore de su enfermedad, de su diagnóstico, y se vaya algún día para su casa en mejores condiciones de las que llegó (E10 p.6). En mis cuidados de enfermería (…) que el paciente salga adelante, es lo que todos queremos (E7 p.7).

2.5 Lograr que el paciente se sienta satisfecho Las enfermeras expresan que sus acciones de cuidado deben generar en los pacientes un sentimiento de satisfacción, sentimiento que relacionan con la manera como ellos perciben la calidad de la atención que les fue brindada. Que el paciente quede satisfecho con la atención que se le brinda, que no manifieste ningún tipo de queja, de complicación en cuanto a su tratamiento, su estado y esté conforme; que esté bien con los cuidados que le brinda mínimamente el personal de enfermería, que es el que yo tengo a mi cargo. (E2 p.2). Todo se resume en que un paciente esté satisfecho, tan satisfecho en que se le haga todo a tiempo (E6 p.3).

3. El mundo de la enfermera

3.1 “Uno aquí no se sienta” Los servicios de hospitalización, el contexto donde las enfermeras brindan los cuidados a los pacientes, se convierten en un mundo complejo y de labores simultáneas, percibidas por las enfermeras como tareas intensas que demandan mucho tiempo. Aquí, más que todo en la tarde, hace uno mucha labor administrativa. Uno aquí no se sienta, saca escasamente el tiempo del almuerzo y sigue. (E6 p.6) De esta manera explican que la dinámica de la práctica de enfermería radica en tener que “estar pendientes de todo”, “estar en todo”, y ser la memoria que dinamiza las actividades de los servicios.

3.2 Estar pendientes de todo En primer lugar, de los pacientes, y esto tiene que ver con todo aquello que las enfermeras consideran que ellos pueden presentar en cuanto a su estado o a sus reacciones, es decir, todo lo que tiene que ver con su respuesta a los tratamientos y a los procedimientos, así como a la evolución de su padecimiento. Estar pendiente de los pacientes es estar atenta a los exámenes y procedimientos. Estar pendiente de los exámenes es tener que ver con todas las pruebas diagnósticas de laboratorio e imaginología que solicitan los médicos. Se reciben pacientes, y se empieza (…) por decir algo, por los más urgentes, pacientes delicados (…) exámenes que estén pendientes para hacer. (E8 p.1). Que estén actualizados los exámenes de laboratorio, que se haya firmado la autorización quirúrgica, que esté hecha la reserva de sangre (E9 p.15). Si un paciente necesita algún procedimiento y necesita una preparación (E8 p.2). Los enunciados empleados por las profesionales de enfermería para describir su cotidianidad en los servicios de hospitalización quirúrgica de adultos fueron: “estar pendiente de todo”, “estar en todo” y “hacer de todo”; cada una lo caracteriza al describir un conjunto de acciones que acarrean un mundo de significados. El mundo de la enfermera, en estos servicios, implica estar atenta a todo lo que está ocurriendo simultáneamente en el espacio asignado a su responsabilidad. El estar pendiente de todo la obliga a ocuparse de muchos aspectos que, en sus propias palabras, son significativos en su labor de brindar cuidado a los pacientes, por eso procura “que todo esté marchando”. Es como un juego todo el tiempo, los antibióticos, las curaciones, la alimentación, que la nutricionista venga… entonces es como un todo, ¿sí me entiende? (E6). Es que, es como que todo esté marchando (E7 p.4). También estar pendiente de todo equivale para ellas a ser responsables de todo. Y las que trabajamos hoy aquí, que somos, entre comillas, las viejas de la clínica, somos responsables de todo el personal que tenemos en el día, somos responsables de los procedimientos, de los exámenes, responsables de las auxiliares, y más si las auxiliares son nuevas, recién egresadas (…) somos responsables del paciente, de la familia, de todo. No hay nada principal, somos responsables de todo (E10 p.5). Siempre todo mundo llega es a la enfermera y todo es responsabilidad de la enfermera. (E11 p.9). Estar pendiente de las auxiliares, que estén realizando sus funciones, las actividades que les han sido asignadas (E10 p.2).

3.3 Los ojos y la memoria del equipo de salud Las enfermeras consideran que trabajan con un grupo interdisciplinario y buscan que todo funcione. Para ello deben informar a médicos, terapistas, nutricionistas, colegas y auxiliares de enfermería todo lo referente a los pacientes en cuanto a cambios en la evolución, tratamientos que son necesarios en muchas ocasiones para la planeación del cuidado e intervenciones de enfermería. Por lo tanto, interactuar exige a la enfermera estar en la ronda médica sin aislarse del servicio en su conjunto. El registro y la comunicación son acciones permanentes, porque la dinámica de la organización de los servicios va ligada a toda la información que la enfermera registra y comunica al equipo de salud y de enfermería, al personal de apoyo, al paciente y su familia. Comenzamos con el recibo y la entrega de turno. Inmediatamente hay que empezar a pedir turnos para exámenes, confirmar transportes, pedir documentos a los pacientes a quienes se les van a realizar exámenes (E10 p.2). Tiene uno que informarle todo al médico porque, como bien sabes, ellos pasan a la carrera siempre (E3 p.3). Cualquier procedimiento que yo haga, lo debo consignar (E6 p.14). Por ejemplo, si hay droga para devolver; nosotras debemos diligenciar el formato de devolución de cada paciente que se va de alta y anotar las drogas, llenar ese formato con el nombre, con la cédula y, todo, la cantidad de droga y qué cantidad, contar las ampollas que se devuelven, contar las tabletas, contar todo. (E7 p.16) Estar pendiente de todo incluye implementar estrategias para agilizar el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Estos procesos pueden ser indirectos o directos; los primeros les exigen a las enfermeras estar en todo lo que se necesite para la atención del paciente, denominado por ellas como “lo administrativo”, y son todas las actividades de la enfermera para administrar el personal auxiliar, administrar el servicio, cumplir con la tramitología para las pruebas diagnósticas y los procedimientos clínicos, así como la interacción con otros profesionales y personal del servicio. Sin embargo, estos procesos indirectos no siempre corresponden a la atención del paciente sino a tareas de administración y gestión hospitalaria, pero son delegadas por la administración general de la institución. El estar en todo lo ven también como una estrategia para agilizar las órdenes médicas.

DISCUSIÓN

En las conclusiones de una investigación titulada “Análisis crítico del cuidado de enfermería” (18) se pone de manifiesto el sentido humano en la relación enfermera – paciente. Muestra dicho estudio que desde la perspectiva de los pacientes, ese sentido se ha perdido, y sugieren profundizar en el tema desde la mirada de las enfermeras (como se ha hecho en el presente trabajo, donde las narraciones de las entrevistas y la observación reiteran que la ayuda enfermera se da con humanidad), tal como lo expresan otros autores (19). El cuidado humano amoroso constituye la capacidad de mostrar interés por la salud, el bienestar y la vida de la persona sana o enferma, capacidad para comprender su situación, conmoverse con su 2dolor y responsabilizarse por su bienestar (20), aspecto que destacan las enfermeras en las entrevistas realizadas para este estudio. Basadas en Geertz (21), quien afirma que la cultura es esencialmente un concepto semiótico y que el hombre está inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, como también que la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos los fenómenos de manera inteligible, podría entenderse que hay un contexto al que las enfermeras le dan su propio sentido, que surge aquí como resultado del análisis de los datos y que se ha denominado “el mundo de la enfermera”. Este mundo encierra una serie de aspectos puestos en escena por los profesionales de enfermería, aspectos que permiten comprender situaciones de la cotidianidad propia de estos servicios y que podrían caracterizarse como obstáculos a la posibilidad deprestar un cuidado de enfermería de calidad y bajo riesgo para los pacientes. CONCLUSIONES Los hallazgos deben servir para plantear una discusión seria sobre la carga de trabajo y las exigencias a las que están sometidas las enfermeras pues, según ellas, no paran de “hacer cosas” y el orden que siguen los procesos lo establecen las circunstancias, es decir, sobre la marcha. En tales condiciones las unidades de atención aparecen como contextos complejos descritos gráficamente en sus narraciones, y que pueden tomarse en consideración para estudiar contextos similares, es decir, servicios o unidades de atención a pacientes adultos sometidos a tratamiento quirúrgico, para profundizar el análisis hasta conseguir transformarlos en espacios seguros, tanto para los pacientes como para quienes se encargan de cuidarlos. No es fácil humanizar la asistencia, pues no basta con la voluntad de prestar un servicio de calidad, sino que es necesario unreplanteamiento conceptual y de la organización de las condiciones que lo haga posible, porque la enfermera se enfrenta con ungrandesafío, el de ejercer su actividad en un entorno marcado por numerosas exigencias y diversos obstáculos para un enfoque de gestión dirigido a ofrecer cuidados científicamente válidos, culturalmente competentes, con calidez y seguridad, a personas que viven experiencias de intervenciones quirúrgicas. Los datos de esta investigación permiten comprender también cómo la práctica de enfermería es un generador permanente de información, y las anotaciones que realizan las enfermeras en múltiples registros constituyen una forma de autorregular su trabajo, de conservar la memoria para no desatender cuestiones vitales en la atención de los pacientes y para el funcionamiento de los servicios o unidades de atención. Una cuestión que se sugiere profundizar en próximos trabajos, es la imagen de “estar en todo”, que puede expresar también la idea de control, que algunos autores, como Foucault, sugieren como instrumento de disciplina y, por tanto, puede estar expresando el poder que ejercen las enfermeras en su práctica. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Castrillón MC. La dimensión social de la práctica de la enfermería. Medellín: Universidad de Antioquia; 1997. p. 36-62. 2. Swanson KM. What is known about caring in nursing science. En: Hinshaw A, Fleetham S, Shaver J. Handbook of clinical nursing research. Thousand Oaks: Sage; 1999. p. 31-60. 3. Castrillón MC, Orrego S, Pérez L, Ceballos ME, Arenas G. La enfermería en Colombia y la reforma del sector salud. Invest Educ Enferm. 1999; 17(1):13-33. 4. Torralba F. Antropología del cuidar. Barcelona: Instituto Borja de Bioética; 1998. p. 311. 5. Duran M. Enfermería: desarrollo teórico e investigativo. Bogotá: Unibiblos; 1998. p. 77. 6. Meleis A. Theorical nursing: development and progress. 3ª ed. Philadelphia: Lippincott; 2005. 7. Kerouac S, Pepin J, Ducharme F, Duquette A, Major F. El pensamiento enfermero. Barcelona: Masson; 1996. 167 p. 8. Grupo de cuidado de la Universidad Nacional de Colombia. El arte y la ciencia del cuidado. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia; 2002. 385 p. 9. Fawcet J. Analysis and evaluation of contemporary nursing knowledge: models and theories. Philadelphia: Davis Company; 2000. 10. Taylor J, Bogdan R. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Barcelona: Paidos; 1984. p. 29. 11. Hammersley M, Atkinson P. Etnogtrafía: métodos de investigación. Barcelona: Paidos; 1994. 12. Boyle J. Estilos de etnografía. En: Morse J. Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Medellín: Universidad de Antioquia; 2003. p. 185–217. 13. Schwartz H, Jacobs J. Qualitative Sociology. New York: The Free Press; 1979. 14. Valles S. Técnicas cualitativas de investigación social: reflexión metodológica y práctica profesional. Madrid: Síntesis; 1997. p. 159-161. 15. Straus A, Corbin J. Bases de la investigación cualitativa: técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Medellín: Universidad de Antioquia; 2002. p. 111.




Boletín de Enfermería

 
 

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Universidad de Antioquia / Facultad de Enfermería / Investigación y Educación en Enfermería / Medellín, Vol. XXV N.º 1, marzo de 2007.

Educación continua en el trabajo: Nuevos desafíos para los profesionales de Enfermería.

Nádia Chiodelli Salum (1), Marta Lenise do Prado(2).

RESUMEN

Este artículo se propone reflexionar sobre el proceso de educación continua en el trabajo para los profesionales de Enfermería. Aborda aspectos generales sobre el proceso educativo, las concepciones de educación continua en el trabajo y, específicamente en el trabajo de Enfermería. Destaca la necesidad de construcción de nuevas perspectivas teóricas y metodológicas en este campo, que valoricen al trabajador en sus múltiples dimensiones tanto objetivas como subjetivas.
Palabras clave: ENFERMERÍA, EDUCACIÓN CONTINUA.

  1. Enfermera. Maestra en Enfermería/UFSC. Coordinadora del Centro de Investigaciones del Hospital Universitario/UFSC. Correo electrónico: chiodelli@bol.com.br
  2. Enfermera. Doctora en Filosofía de la Enfermería/UFSC. Docente del Departamento de Enfermería y del Programa de Posgrado en Enfermería/UFSC. Investigadora CNPq. Correo electrónico: mpradop@nfr.ufsc.br

INTRODUCCIÓN
El proceso educativo acompaña al ser humano desde su origen. Con su vocación ontológica de ser más, el ser humano es capaz de comprometerse con su realidad para poder actuar y transformarla. La educación es parte integrante de nuestra vida y ocurre de manera continua, dinámica, en el tiempo y en el espacio. El tiempo escolar no es el único espacio de formación, de aprendizaje y de cultura. El fenómeno educativo ocurre en otros espacios y tiempos sociales, las empresas, la calle, durante el ocio y en el trabajo. Como afirma Boff, “no sólo se aprende con el cerebro ni sólo en la escuela. Se aprende la vida entera y en todas las formas de vivir” (1).
Las prácticas educativas se derivan de la organización políticosocial y económica y, por tanto, reproducen la ideología vigente. El compromiso del ser humano con su realidad, entre tanto, puede contribuir para transformarla y esto se consigue con su participación. El proceso de enseñanza, al mismo tiempo que realiza la tarea de instruir, se constituye en un proceso formativo, toda vez que los educandos forman una conciencia crítica sobre los hechos y van desarrollando el sentido de la
responsabilidad, la firmeza de carácter y el sentimiento de solidaridad. De esta forma, su compromiso será tanto mayor cuanto mas amplia sea su participación en el proceso educativo.
Se sabe que se está educando cuando se estimula el gusto por el aprendizaje, cuando se demuestra la importancia de los conocimientos para la vida y para el trabajo, cuando se crean situaciones estimulantes del pensamiento, cuando se promueve analizar y relacionar aspectos de la realidad, cuando existe preocupación con la solidez de los conocimientos y por el desarrollo del pensamiento independiente (2).
La educación es un proceso continuo y permanente, durante toda la vida y en todos los lugares, y debe ser desarrollada de forma participativa. Esto quiere decir que la formación se recibe no sólo en la academia sino a lo largo de la vida, incluso como parte integrante del trabajo.
El humano es un ser productivo que, a través del trabajo, aprende a apropiarse de la realidad. Es a partir del trabajo como se logra la renovación de su existencia. El trabajo tiene un lugar central en la vida del ser humano y ocupa gran parte de su tiempo. Si consideramos la actividad educativa como fundamental en el desarrollo, es necesario que se dé también durante el trabajo.

El trabajo es concebido como una posibilidad de liberación, como una creación de proyectos. El trabajo complementa los seres humanos, pues ayuda el desarrollo de las dimensiones humanas (3).
La finalidad del trabajo de Enfermería es el cuidado, un cuidado ofrecido de forma compartida por profesionales con diferentes niveles de formación y con otros profesionales de salud.

El proceso educativo en el trabajo de Enfermería.
En la formación académica, el futuro profesional de Enfermería recibe conocimientos y desarrolla habilidades que deben prepararlo para prestar cuidados generales enfermeros, de forma eficiente, segura y competente, por un período indefinido, sin que sea necesario recurrir a educación adicional. Sin embargo, no podemos pretender que esa preparación sea eficiente y adecuada para los 10, 20 o más años de ejercicio profesional que siguen a la terminación de los estudios formales. La experiencia demuestra que el contenido inicial de un curso de Enfermería es rápidamente superado en la medida del progreso de las ciencias en salud y en Enfermería. Es explicable, pues, la relevancia y complejidad que adquiere la educación continua en el trabajo. Las instituciones de salud deben emprender acciones educativas con el fin de estimular el crecimiento de su equipo para que pueda atender las exigencias del avance tecnológico, así como, y principalmente, servir al ser humano en su vocación de crear, crecer, producir y obtener placer del trabajo (4).
El cuidado de Enfermería hoy exige una práctica alternativa al modelo biomédico. Los profesionales deben anclar su práctica en el escenario de su realidad, construyendo conocimiento y generando las transformaciones necesarias en su entorno. También necesitan superar una práctica que favorece el distanciamiento cuerpo / mente, la división entre lo subjetivo y lo objetivo, entre la razón y la emoción (5).
En Brasil, el saber en Enfermería, desde el inicio del siglo XX hasta los años 50 aproximadamente, estuvo marcado por una práctica del cuidado fundamentada en el modelo biomédico. Recientemente apenas, aparece la preocupación por los aspectos afectivos, espirituales y sociales del paciente, además de los físicos, o sea, el interés por las múltiples dimensiones que debe tener el cuidado de enfermería. La preparación de los profesionales se logra por medio de la enseñanza formal en las escuelas de Enfermería, y con la enseñaza en el trabajo, la educación continua, en las cuales se legitima y reproduce un saber basado en el modelo biomédico, y se cristaliza la división cuerpo/mente, así como la división social y técnica del trabajo. Tanto en la formación académica como en la formación en el trabajo (educación continua) de la Enfermería,, se dieron tres corrientes
pedagógicas principales: la tradicional, la tecnicista y, recientemente, la pedagogía de la escuela crítica. Sus influencias se reflejan directamente en comportamientos todavía hoy vigentes dentro de la Enfermería y que han servido para mantener las relaciones sociales existentes. Así, frecuentemente ofrecen una educación profesional centrada en la preparación científico-técnica y poco comprometida con la reflexión crítica sobre las cuestiones sociales, políticas y económicas del medio (6).
La Enfermería está en proceso de “incubación” de la pedagogía crítica. A nivel teórico avanzó cuando consideró que las enfermedades son producidas socialmente; que necesitamos ejercer actividades dentro de una reflexión crítica enmarcada en un proceso histórico, capaz de contribuir a la transformación de las precarias condiciones de salud de la población; que los contenidos impartidos deben partir de indicadores de salud. A nivel práctico, la Enfermería tiene todavía un largo camino por delante, si bien algunos grupos aislados lo están recorriendo ya. El discurso de la profesión es modernista, pero la práctica aún es conservadora. La enseñanza está prioritariamente compuesta de patrones para favorecer la habilidad técnica, para la ejecución de procedimientos y repetición de tareas dentro de moldes prefijados y de una rigidez jerárquica.
Algunos problemas, tales como la baja disponibilidad de profesionales, la concentración en los centros urbanos y las regiones más desarrolladas, la creciente especialización y la dependencia tecnológica, el predominio de la formación hospitalaria y centrada en los aspectosbiológicos y tecnológicos, son comunes a todos los profesionales de salud, Por eso su formación exige poner en marcha ambiciosas iniciativas de transformación (7).
Debemos considerar la necesidad urgente e imprescindible de incorporar nuevos paradigmas en los procesos de aprendizaje y en la práctica. En ellos se deben incluir las relaciones humanas presentes en la práctica de Enfermería, superando los modelos de educación sustentados en los conceptos biológicos, para una nueva construcción paradigmática que dé sustentación a todas las dimensiones del cuidado enfermero (8).
Teniendo en cuenta las condiciones socio-políticas y económicas, tanto de Brasil como de América Latina, se entiende que este camino no siempre haya sido fácil, Las personas luchan para sobrevivir con dignidad y casi no dedican tiempo a reflexionar y construir su propia realidad de forma más cualitativa. El sistema acaba sofocando sus deseos fundamentales, que son ser más, crear y recrear su historia. Para que tengamos una sociedad más igualitaria, habrá que respetar las diferencias y entendernos en nuestra multidimensionalidad.
Los instrumentos y técnicas de la profesión, tal y como fueron  concebidos en las primeras décadas del siglo XX, con la atención centrada en el procedimiento antes que en el enfermo, dio paso a una visión fragmentada del ser humano, reduciéndolo a su enfermedad en un sentido tecnicista e inhumano (9).
El enfoque tecnicista aún se evidencia en Enfermería cuando observamos la división de tareas entre los miembros del equipo, con el propósito de economizar tiempo y lograr mayor agilidad en la ejecución del cuidado. Como el trabajo en Enfermería es ejercido por profesionalesde diferentes niveles de formacióna, se da la división de tareas entre los integrantes del equipo de acuerdo con su preparación formal y técnica, en donde las actividades son jerarquizadas según su complejidad, y para llevarlas a cabo se exigen habilidades y preparación diferentes.
Según este enfoque, las tareas son ejecutadas de acuerdo con el grado de complejidad y con el nivel de competencia del equipo y la enseñanza de Enfermería, por tanto, tendría la función de preparar
individuos para ejecutar determinadas actividades, atendiendo a las necesidades del mercado de trabajo. Así, corresponde al enfermero la concepción, el control, la supervisión y educación de los demás miembros del equipo, o sea, la parte más intelectual del trabajo, y a las demás categorías
la ejecución del trabajo manual.
El proceso educativo en Enfermería, sea en la educación académica o en la educación continua, está centrado en la adquisición de habilidades técnicas y manuales para la ejecución de procedimientos
técnicos, de modo automatizado y rutinario. Este aspecto encaja en el modelo de la escuela tradicional, en la que los aspectos cognitivos son supervalorados y los afectivos y culturales subestimados.
Las tendencias pedagógicas tradicionales contribuyen a la preservación de esa práctica asistencial reacia al análisis crítico, separando teoría/práctica de una forma rígida e inflexible que frena la ejecución de acciones efectivas de cambio. De hecho, la educación muchas veces está disociada
de la realidad y la utilización de sus resultados ha sido extremadamente valorizada cuantitativa y no cualitativamente.
La práctica de la educación continua se encuentra igualmente, disociada de la cotidianidad: las necesidades de los trabajadores son poco consideradas y se llevan a cabo programas de entrenamiento cuyos resultados son evaluados cuantitativa y no cualitativamente.
En una gran parte de los servicios de salud, la educación ha sido entendida como traspaso de informaciones técnicas dentro de la perspectiva del conocimiento positivista.
Esta forma de educación evidencia la desvalorización de la subjetividad en la que se relegan al olvido otras prácticas que no sean las técnicas, dejando de lado los aspectos afectivos y psicomotores.
Cuando se habla de educación continua es preciso entender que el trabajador, cuando asume una actividad profesional, trae un conocimiento previo, resultado de toda su historia de vida y de la preparación profesional formal exigida. La educación en el trabajo ha puesto el énfasis en la producción, en el mercado de trabajo, en suma, en una perspectiva más teórico/técnica de habilitación y calificación.
Existen, sin embargo, nuevas perspectivas de enfoque de la educación, centradas en la valorización del sujeto, tendencia a formar un profesional crítico, creativo, consciente de su importancia social, política y ética, sujetos capaces de enfrentar y transformar su realidad, promoviendo cambios profesionales.
Con esto, no queremos evidenciar la primacía de los aspectos subjetivos en detrimento de los aspectos técnicos, necesarios y fundamentales para la ejecución del trabajo de Enfermería. Sin embargo, es preciso apuntar a otros horizontes, vislumbrando la asociación de estas dimensiones como forma de hacer nuestra profesión más preparada críticamente para analizar, crear y actuar.
Así, de nuestra reflexión resulta que es fundamental la búsqueda del desarrollo global de los profesionales y de la profesión. Entender la continuidad de la educación como un proceso que no se agota en la formación académica, es el primer paso para el crecimiento de una profesión y de sus profesionales. El profesional que percibe esto, encontrará durante toda su vida situaciones de enseñanza-aprendizaje.
La comprensión de que necesitamos aprender un poco cada día para poder llevar a cabo el trabajo, es un paso muy importante en la tarea que proponemos. Es necesario conservar siempre la actitud
de estar aprendiendo. Un buen profesional, más que aprender, lo que hace es aprender a aprender. Aprender a aprender significa el aprendizaje “que queda” para la vida, independientemente del contenido. Aquel que no se renueva, puede quedar fuera del mercado de trabajo, pues hoy en el mundo del trabajo cuenta la calidad y no sólo la cantidad (10).
El proceso educativo dentro de una institución debe contribuir a que surjan nuevas potencialidades individuales y nuevos proyectos profesionales. La enseñanza como preparación para el ingreso en el mundo del trabajo, constituye un espacio todavía muy parcelado y fragmentado para la apropiación del saber, con reflejos en la organización del trabajo. En el espacio del trabajo se mantiene la fragmentación, la división en parcelas, sin desarrollar otros modos de realizarlo, o sea, sin la correspondiente apropiación de todo el proceso por parte de los diversos trabajadores. Es en ese sentido que la educación continua puede contribuir, favoreciendo un acceso al saber que permita participar del proceso productivo, de su organización, de la construcción histórica, social y política del trabajo en salud.
La forma de organización del trabajo en Enfermería confirma la necesidad de una educación continua como estrategia de fortalecimiento, para que el trabajador logre valorizar su trabajo y sentir satisfacción al realizarlo.
La Enfermería puede abrir caminos para la participación efectiva en la formulación de propuestas y en la intervención en la práctica institucional, una nueva organización del trabajo en salud que favorezca la unificación teoría/práctica, conducente a una reorientación de valores, formación de conciencias y cambio de actitudes (11).
La educación continua debe promover el desarrollo integral de los trabajadores. Debe utilizar los acontecimientos de su ambiente, del quehacer diario y el estudio de los problemas reales y cotidianos, así como los instrumentos y situaciones más apropiados, para producir el aprendizaje.
Para desarrollar esta actitud necesariamente debe haber respeto por el conocimiento previo y el reconocimiento de lo que el individuo sabe, para que pueda aprender lo que no sabe. Consideramos también, que el respeto a la individualidad debe permear todo el proceso educativo.
Por tanto, cuando se pretende educar a adultos en su trabajo o para su trabajo, como es el caso de los trabajadores de Enfermería, se debe tener en consideración que el punto de partida del aprendizaje es la experiencia adquirida en la vida diaria y que cada miembro del equipo ya viene con un bagaje específico. Se considera que es en lo cotidiano donde el adulto tiene sus experiencias más valiosas y donde percibe sus carencias. Al asumir su profesión, el trabajador tiene que integrar su “modo de ser” en una articulación y adaptación de sus características personales (sus creencias, personalidad, postura) a las exigencias institucionales (organización, compromiso, responsabilidad, jerarquía) (12).
El profesional debe estar comprometido personalmente y querer crecer, pues nadie educa a nadie, principalmente si éste no lo desea, ni nadie se educa a sí mismo; los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo. El aprendizaje no es apenas conocimiento o reconocimiento, sino también opción, decisión, compromiso (13).
El papel del educador es fundamental en la motivación, estímulo y búsqueda de estrategias de enseñanza-aprendizaje dentro de la educación continua que respondan a las ansias del grupo y mantengan al trabajador actualizado para poder asimilar el avance de la modernidad. De esta forma, se busca alcanzar los objetivos generales de la institución y favorecer el crecimiento personal de los trabajadores a través de una educación crítica, preocupada, no por la transmisión pura y simple de contenido, o por amoldar el comportamiento humano a objetivos preestablecidos, sino por su formación global. En este sentido, consideramos que el entrenamiento técnico que habilita para trabajar con la máquina, no es suficiente. Se hace necesaria una capacitación que vaya más allá del entrenamiento técnico, que prepare al individuo para lidiar con otros, que sepa crear, posicionarse, reflexionar y actuar.
Para la transformación de la realidad, es necesario concebir la educación como un proceso de relación interpersonal, que busque la comprensión del proceso vital en sus aspectos afectivos, cognitivos y motores, que favorezca el desenvolvimiento de sus potencialidades; asimismo, reconocer y valorar la complejidad de la existencia humana (14-15).
Muchos modelos de prácticas educativas vigentes escapan de este objetivo, porque tienen como método la transmisión formal de conocimientos. En ese sentido, la Enfermería puede recrear todo el proceso educativo, para dar cuenta de un trabajo que no es una simple transferencia de información.
El conocimiento, en su complejidad creciente, no se fundamenta más en la visión cartesiana del cuerpo como una máquina, sino en una comprensión mayor de sus procesos. Todo lo que es humano es al mismo
tiempo biológico, psíquico, social, económico, histórico, demográfico, afectivo y racional. Es importante que estos aspectos no sean separados, sino que concurran para una visión desde múltiples ángulos16. Por tanto, es un desafío para la Enfermería buscar bases pedagógicas con nuevos enfoques, que favorezcan la educación de sus trabajadores con una visión mutidimensional, más amplia, crítica y reflexiva de sus acciones.
La valorización del trabajador se da mediante la implantación de un proceso de formación continua que lo lleve a desarrollarse personal y profesionalmente, generando un compromiso que atiende a los dos sujetos de la institución de salud trabajador(a) y el ser humano asistido. El primero, a través de su trabajo, puede crear las condiciones necesarias para el desarrollo de una vida digna de ser vivida. El segundo, como consecuencia del trabajo del primero, puede llegar a recibir una atención ética, humana, técnica y políticamente competente (11).
Y, además, atender a la institución, una vez que, al tener trabajador y cliente satisfechos, se cumple mejor su función social. La educación continua debe tener la habilidad de hacer consciente al trabajador de que es un ser humano con valores y potencialidades, autónomo y responsable en el desarrollo de su papel social.

En busca de nuevos caminos y posibilidades.
Los avances del conocimiento apuntan para la totalidad y la complejidad del ser humano, para un conocimiento interdisciplinario mediante la interrelación e interacción de las disciplinas, con un enfoque hacia la transdiciplinaridad (16).
El objetivo de la educación moderna se basa en el principio de humanización del ser humano, para su emancipación, autonomía, libertad, individuación, y construcción intelectual y moral (17).
Este compromiso con la realidad implica considerar las diferentes dimensiones presentes en la educación: la técnica, la política, la histórica, la social, la cultural, la ética, la estética, la epistemológica, la afectivad (18).
Los nuevos abordajes educacionales en el trabajo apuntan a un enfoque que valore el potencial humano, el desarrollo de la competencia personal e interpersonal. Un enfoque que valore el ser humano como totalidad y considere las instituciones como un espacio en el cual convergen naturalmente valores y tendencias complementarias y contradictorias (19).
Estos abordajes incluyen estrategias pedagógicas capaces de motivar el adulto en su trabajo a vivenciar experiencias que posibiliten la reflexión de las acciones. Es indispensable pensar en nuevos enfoques metodológicos. Educar adultos requiere innovaciones metodológicas, para mantener su motivación hacia el aprendizaje.
El éxito de una propuesta para la formación integral depende mucho de la osadía de experimentar lo nuevo y no apenas pensarlo. Es preciso que creamos y defendamos la educación continua como fundamental para la calidad de vida. No una educación formal que apenas garantice la capacidad de conseguir un empelo, sino que cree oportunidades iguales, respete la diversidad, trabaje las relaciones interpersonales y proporcione crecimiento personal integral. Una propuesta que articule teoría/práctica. Así, estaremos dando un paso en el sentido de tener una educación continua mas “humanizada”, para el proceso de transformación de lo cotidiano del trabajo de Enfermería.
De esta manera, en una perspectiva de transformación, se impone que pensemos en una educación en el trabajo que supere la dicotomía teoría/práctica, amplia y preocupada por desarrollar la formación permanente del profesional, que sume a la competencia técnica el espíritu crítico, la capacidad de resolver problemas y asumir responsabilidades en el trabajo en equipo. Una educación con tal finalidad parte del reconocimiento de que la práctica pedagógica no es neutra, pues refleja la ideología del contexto en que se inserta y tiene como base una concepción de cómo se quiere que las personas aprendan.
Por tanto, nuestro compromiso consiste en delinear nuevas formas de hacer educación en el trabajo, para contribuir a la construcción de una sociedad democrática, fundamentada en el respeto y en el desarrollo; buscar la valorización del hombre-sujeto-trabajador, como forma de construir nuevas relaciones sociales. En este sentido, precisamos construir modelos de educación continua para los profesionales de Enfermería, que rescaten su identidad y apunten a la construcción de un sujeto-trabajador con compromiso ético y político.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Boff L. Prefacio. En: Assmann H. Reencantar a Educação -rumo a sociedade aprendente. Petrópolis: Vozes; 1999. p.11.
2. Libâneo JC. Democratização da escola pública: a pedagogia crítico-social dos conteúdos. 20ª ed. São Paulo: Loyola; 2005. 149 p.
3. Prado ML, Reibnitz KS. Inovação e educação em enfermagem. Florianópolis: Cidade Futura; 2006. 239 p.
4. Oguisso T. A educação continua como fator de mudanças: visão mundial. Rev Tec Enf Nursing. 2000; 20(1): 22-29.
5. Prado ML, Reibnitz KS. Salud y globalización: retos futuros para el cuidado de Enfermería. Invest Educ Enferm. 2004; 22(2): 104-111.
6. Nietsche EA. Uma proposta pedagógica emancipatória para o curso de enfermagem da universidade federal de Santa Maria. Revista do centro de educação. 1993; 18(2): 115-138.
7. Ceccim RB. Educação permanente em saúde: desafio ambicioso e necessário. Interface-Comunic Saúde Educ. 2004-2005; 9(16): 161-177.
8. Sena RR, Coelho S. Educación en Enfermería en América Latina: necesidades, tendencias y desafios. Invest Educ Enferm. 2004; 22(2): 120-127.
9. Almeida MCP, Rocha JSY. O saber de enfermagem e sua dimensão prática. 2ª ed. São Paulo: Cortez; 1989. 174 p.
10. Demo P. Educação e Qualidade. 10ª ed. Campinas: Papirus; 2004. 160 p.
11. Capella BB. Uma abordagem sócio-humanística para um “modo de fazer” o trabalho da enfermagem [Tese Doutorado em Enfermagem]. Florianópolis: Universidade Federal de Santa Catarina. Programa de Pós-Graduação em Enfermagem; 1996.
12. Leite E, Ferreira LC. Método de dinamização de grupos para o desenvolvimento interpessoal e de equipes. Centro de Aprendizagem Vivencial. Brasília: Centro de Aprendizagem Vivencial; 1999. 145 p.
13. Freire P. Educação e mudança. Rio de janeiro: Paz e Terra; 2001. 80 p.
14. Leite E, Ferreira LC. Resgatando o sujeito –trabalhador nos servidores públicos. Centro de Aprendizagem Vivencial (relatório geral). Brasília: GDF; 1998. 188 p.
15. Leite E, Ferreira LC. Treinamento do papel gerencial: relatório de acompanhamento evolutivo. Programa Vivendo e Trabalhando Melhor DE/HU. Brasília: GDF; 1998. 112 p.
16. Morin E. Os sete saberes necessários a educação do futuro. Brasília: UNESCO; 2000. 118 p.
17. Arroyo M. Trabalho – educação e teoria pedagógica. In: Frigotto G, coordinador. Educação e crise do trabalho: perspectivas de final de século. Campinas: Papirus, 1999. p.131-164.
18. Bagnato MH. Formação crítica dos profissionais da área de enfermagem. Texto contexto-enferm. 1999; 8(1): 31-42.
19. Kanaane R. Comportamento humano nas organizações: o homem rumo ao século XXI. 2ª ed. São Paulo: Atlas; 1999. 131 p.


 
Boletín 2007
Estimado profesional de la Enfermería en Ciego de Avila: Con el siguiente número nos proponemos continuar promocionando uno de los textos más valiosos que forman parte de la literatura que sobre enfermería atesora nuestro centro, nos referimos a la 7ª edc. de Enfermería Médicoquirúrgica, de Brunner y Suddarth. Esperamos sea de su utilidad.

PROMOCION DE SALUD.

En años recientes ha ocurrido una explosión de las actividades de fomento de la salud. El personal asistencial, que en forma tradicional se dedicaba a la curación de enfermedades, ahora dirige su atención a la prevención de ellas. El objetivo es mejorar la salud modificando el estilo de vida y los factores que predisponen a las enfermedades.

Definición de promoción de la salud.
El fomento de la salud se define como el conjunto de actividades que, al acentuar los aspectos positivos, ayudan a que la persona tenga los recursos que conservan o mejoran su bienestar general y mejoran la calidad de su vida.
Principios para el fomento de la salud:
-Responsabilidad de sí mismo: Implica reconocer que el sujeto, y sólo él, controla su vida.
-Nutrición: Este complemento de la salud ha recibido más publicidad que ningún otro. La conciencia nutricional adecuada es el factor más significativo del que depende el estado de salud y la longevidad.
_ Manejo del estrés: Cada vez se hace más énfasis en alertar a las personas para que manejen el estrés y reduzcan sus efectos dañinos. Técnicas como la relajación y el ejercicio físico son muy beneficiosas.
-Ejercicio físico: Un programa apropiado de ejercicios físicos surte efecto positivo de importancia en el funcionamiento general de la persona, su aspecto externo y estado general de salud.

FOMENTO DE LA SALUD A LO LARGO DE LA VIDA

El fomento de la salud, en tanto que concepto y proceso, no se limita a un grupo de edad específico, sino que se aplica a lo largo de toda la vida.

Niñez:
La evaluación periódica sistemática ha sido un aspecto importante de la atención de la salud de los niños. Su objetivo es la identificación de enfermedades a edad temprana.

Juventud y madurez: El fomento de la salud en adultos jóvenes y maduros ha recibido más atención que en ningún otro grupo de edad. Estos grupos están fascinados por la salud y el fomento de ésta .Es muy común que los adultos que desean mejorar su salud recurran a los programas de fomento de la misma, en busca de ayuda para el logro de los cambios deseados en su estilo de vida. El fomento de la salud ha entrado al campo de las oficinas y las industrias por el costo creciente debido a enfermedades, aumento del ausentismo y disminución de la productividad.

Ancianidad: El fomento de la salud en ancianos es tan importante como en cualquier otro grupo de edad. A pesar de que 80 % de las personas mayores de 65 años padece una o más enfermedades crónicas y que 50 % de los ancianos está sujeto a limitaciones en sus actividades.

Programas de fomento de la salud
Si se considera que el fomento de la salud abarca toda la vida y es aplicable a ambos sexos, a personas de todos los antecedentes socioeconómicos y culturales, y a quienes no tienen problemas de salud al igual que a los enfermos crónicos y minusválidos, se comprenderá la amplitud del número y tipos de programas que han surgido.

Papel de la Enfermera
Al igual que todos los profesionales en el cuidado de la salud, las enfermeras tienen la responsabilidad de promover actividades que fortalezcan el bienestar, autoactualización y realización personal.

La promoción de la salud es un proceso activo, cuyo objetivo está enfocado en el potencial de las personas para lograr su bienestar y estimularlo para que altere sus hábitos personales, estilo de vida y su ambiente de tal forma que sean capaces de potenciar su salud y su bienestar. Esto implica los principios de autorresponsabil

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Ing. Yanil Izquierdo Fernández
Editor Principal - Ing. Mecanizador de la Producción Agropecuaria - Infomed - Ciego de Ávila