Síntesis histórica del Hospital Universitario General Calixto García

(Hospitales Alfonso XIII, Número 1 y General Calixto García)

Introducción

El 23 de enero de 1996 se conmemoró el primer centenario de la fundación del querido Hospital Universitario General Calixto García de La Habana y hoy avanza hacia su 113°aniversario, siendo una de las instituciones hospitalarias de mayor importancia histórica en Cuba, pues en ella se formaron o consolidaron verdaderas escuelas médicas que llevaron la docencia médica universitaria hacia diferentes hospitales y provincias que han hecho posible, en mucho, el desarrollo científico en el campo de las ciencias médicas alcanzado por Cuba en la actualidad, no solo por la gran calidad científica de la institución, sino también por el entrañable cariño que siente por ella nuestro pueblo y también porque dentro de sus límites han ocurrido hechos que la relacionan indisolublemente con la historia de Cuba en el último siglo; así se ha convertido en el símbolo de la atención médica hospitalaria en Cuba

Fundación del Hospital Militar Alfonso XIII

Comenzada la última de nuestras guerras independentistas contra España el 24 de febrero de 1895, las malas condiciones en que se encontraba el Hospital Militar de San Ambrosio de La Habana, principal unidad de atención hospitalaria de la sanidad militar hispana en la isla, determinaron que el gobierno colonial, presionado además por el número elevado de bajas de las tropas en campaña sobre todo por enfermedades infectocontagiosas, construyera en La Habana en el terreno propiedad del Estado conocido por Alturas del Príncipe el Hospital Militar Alfonso XIII, inaugurado el 23 de enero de 1886 y que más tarde cambiaría de nombres hasta su nominación actual, Hospital Universitario General Calixto García. Tenía un total de 2220 camas en 81 barracas, de ellas 59 dedicadas a medicina, 12 a enfermedades infecciosas, 6 para convalecientes, 4 para oficiales enfermos y otras instalaciones de dirección y administración.

Lo que significó este hospital para la sanidad militar española en la guerra lo pone de manifiesto de que casi la cuarta parte de las tropas recibieron atención e ingresaron 44 828 de 200 000 soldados, el ejército más numeroso mandado por una potencia colonial europea a América.

Nombramiento como Hospital Número Uno (Militar y después civil)

Concluida oficialmente la guerra el 24 de agosto de 1898 y frustrada nuestra independencia nacional por la intervención norteamericana, el ejército de ocupación tomó el hospital y el gobernador militar dispuso la inversión de una elevada suma de dinero para la reparación general de la institución y su mejor equipamiento, convirtiéndose en el Hospital Militar Número Uno y fue reinaugurado a principios de 1899.

En el mes de marzo de 1900 el doctor Julio San Martín Carriere, eminente histólogo y patólogo cubano, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana y entonces concejal del ayuntamiento capitalino inició gestiones encaminadas a trasladar la dependencia del hospital al ayuntamiento habanero, la que al hacerse efectiva el 19 de junio de 1900 quedó denominado Hospital Municipal Número Uno.

Los pabellones adquieren nombres ilustres

A partir de 1902 los pabellones recibieron nombres, en su inmensa mayoría de grandes figuras de la medicina cubana, característica esta única en el país que se mantiene hasta el presente; en enero de 1903 se fundó el Boletín Clínico Mensual del Hospital Número Uno, primera revista publicada en Cuba como órgano oficial de un hospital; en el propio año se organizó la Academia de Estudios de los Alumnos Internos del Hospital Número Uno.

Nombramiento del Hospital General Calixto García

Desde que tomó posesión de su cargo de Secretario de Sanidad y Beneficencia el eminente cirujano y coronel del Ejército Libertador doctor Enrique Núñez de Villavicencio Palomino, el 20 de mayo de 1913, se propuso mejorar en todo lo posible la atención médica hospitalaria en Cuba y como parte fundamental de ese proyecto la reconstrucción del Hospital Número Uno.

Para dar comienzo a empresa de tal magnitud encomendó al doctor Manuel F. Alfonso Seijas, general de brigada del Ejército Libertador, en esos momentos Jefe del Despacho de la Dirección Nacional de Beneficencia, que redactara un informe oficial sobre el estado de los hospitales en el país, lo que realizó el competente funcionario, con el título de La Beneficencia en Cuba y lo presentó ante el Secretario el 30 de abril de 1914. En aquellos momentos se contaba con 4 casas y 59 pabellones de madera, unidos entre sí por corredores del mismo material.

El propio año de 1914, el doctor Núñez de Villavicencio Palomino acometió la tarea de sustituir dichos viejos pabellones por sólidas edificaciones de mampostería y personalmente concibió y planificó los trabajos de las nuevas construcciones, los que distribuyó por especialidades y propuso a la Junta Nacional de Beneficencia, que los aprobó por unanimidad, los nombres de las edificaciones así como los de sus salas. Su prematura muerte ocurrida el 15 de septiembre de 1916 le impidió ver terminada lo que el profesor José A. López del Valle llamó su gran obra de piedra.

En junio de 1917 se le cambió el nombre a la institución por el de Hospital Nacional General Calixto García, como era voluntad del ilustre Secretario de Sanidad y Beneficencia fallecido, en homenaje al Lugarteniente General del Ejército Libertador de Cuba Calixto García Iñiguez, héroe de nuestras tres guerras independentistas contra España y jefe del doctor Núñez en la última de dichas contiendas bélicas.

El hospital se define como Hospital Universitario

Con estas construcciones el Hospital Nacional General Calixto García quedaba convertido en la institución de mayores posibilidades de desarrollo futuro dentro de la atención hospitalaria en el país, en un formato de Pabellones independientes. En aquel entonces el claustro de profesores de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana, intensificó sus gestiones para la conversión del hospital en una unidad docente perteneciente a dicha Facultad.

En 1923 con la revolución estudiantil universitaria dirigida por el líder del estudiantado cubano Julio Antonio Mella Mac Partland, se determinó que el Congreso de la República aprobara un proyecto de ley por el cual se reorganizaba la enseñanza en la Facultad de Medicina y entre sus ventajas se hallaba el traslado para el hospital General Calixto García de todas las cátedras del viejo edificio de Zanja y Belascoaín y otras de nueva creación hasta la inauguración en 1940 del edificio de la Facultad, Dr. Angel A. Aballí en el área norte del hospital con entrada por la calle 25 entre J e I.

En plena revolución universitaria el doctor Eusebio Hernández Pérez, general de brigada del Ejército Libertador, la más eminente figura de la obstetricia cubana de todos los tiempos y profesor titular de la cátedra de Obstetricia con su Clínica de la Facultad de Medicina, había realizado múltiples gestiones ante las autoridades competentes de la nación para que el Hospital de Maternidad e Infancia Dr. Enrique Núñez que se encontraba dentro del hospital (hoy Pabellon Núñez) pasase también a la docencia.

Un hecho trascendente fue la fundación en 1937 del Instituto de Medicina Tropical, en el pabellón Domingo Cubas, por el profesor Pedro Kourí Esmeja y sus colaboradores los profesores José G. Basnuevo Artiles y Federico Sotolongo Guerra, primera institución de investigaciones científicas con la que contó la Facultad de Medicina y la Universidad de La Habana, ubicado fuera del hospital desde 1978, que le ha dado días de gloria a la medicina cubana.

Por Decreto Presidencial de 9 de noviembre de 1940 el hospital comenzó a ser regido por una Junta de Gobierno integrada por 5 profesores de la Facultad de Medicina, 2 médicos del hospital y el secretario de la Junta de Gobierno de dicha Facultad, lo que lo hacía en parte una unidad universitaria, aunque no completamente, ya que los acuerdos de su junta de gobierno debían ser aprobados por el Ministro de Salubridad y Asistencia Social y los pagos eran efectuados por la pagaduría de dicho Ministerio.

No va a ser hasta 1943 que por un nuevo decreto presidencial, pasa completamente a la Universidad de La Habana por conducto de la Facultad de Medicina. A partir de entonces recibe oficialmente el nombre de Hospital Universitario General Calixto García, y es formada su Junta de Gobierno por 7 profesores de la Facultad de Medicina designados por su claustro y los acuerdos de dicha Junta son aprobados por el Decano de la Facultad.

Como Hospital Universitario General Calixto García, en los primeros años de la década de 1950, estaba integrado por algo más de 30 edificaciones, con más de 40 servicios de consulta externa, 10 salones de operaciones, 8 salas de cirugía general, 18 salas de medicina interna y 31 de especialidades y contaba con 1200 camas. Hoy son 32 edificios con 30 quirófanos en 8 unidades quirúrgicas.

En esos años por impulso de la Asociación de Médicos y Alumnos Internos del Hospital Universitario General Calixto García (AMAI) y con la colaboración de todos los profesores y médicos de la institución, vio la luz en enero de 1949 el primer número de la revista medica bimestral Archivos del Hospital Universitario, cuarta publicación periódica de la institución en orden cronológico, que llegó a ser considerada una de las mejores de Cuba en su época, la cual completó su último volumen (XIII) en diciembre de 1961.

En la Clínica del Estudiante, fundada en el hospital el 28 de enero de 1949 en el antiguo pabellón de penados, fueron atendidos no solamente los alumnos universitarios, sino también los demás participantes heridos en manifestaciones de protesta contra la dictadura. Ejemplo de los primeros lo fue el primer mártir de la lucha contra la dictadura, el estudiante de arquitectura Rubén Batista Rubio, que fue herido en una manifestación el 15 de enero de 1953 y falleció el 13 de febrero siguiente, después de casi un mes de agonía en nuestra institución. Poco más tarde su nombre le fue dado a la Clínica, la que convertida en la actualidad en servicios de Quemados, sigue ostentando el nombre del mártir. Como ejemplo de heridos no estudiantes atendidos en la Clínica se encuentra el, años más tarde, legendario héroe de la guerra revolucionaria, comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán.

El hospital aportaría también su cuota de mártires en la lucha contra la dictadura, la que integran el estudiante de medicina Manuel Hernández León asesinado a la salida del hospital; los empleados del Servicio de Enfermedades Tuberculosas Rogelio Paredes Careaga y Raúl Plasencia Díaz, salvajemente torturados hasta dejarlos sin vida y el antiguo director del hospital doctor Antonio Pulido Humarán torturado y asesinado.

Con el desembarco de los expedicionarios del yate Granma comandados por el antiguo presidente de la Asociación de Alumnos de la Facultad de Ciencias Sociales doctor Fidel Castro Ruz y el inicio de la guerra de liberación en la Sierra Maestra, el Consejo Universitario, para evitar nuevas matanzas estudiantiles, suspendió las actividades docentes en la Universidad de La Habana en diciembre de 1956 por tiempo indefinido, las que se reiniciarían con la caída de la dictadura el 1 de enero de 1959. En este periodo las cátedras continuaron prestando asistencia médica dada por profesores, adscriptos, instructores, asociados, residentes, médicos y alumnos internos y otros alumnos de medicina, enfermeras, técnicos medios y trabajadores en general, manteniéndose los hábitos docentes en la asistencia.