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sábado, 20 de abril de 2024

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Amor truncado

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30 de diciembre de 1951.
                                        Mi adorable esposa,
Esposos RosenbergCuando recibas esta carta un año muy malo para nosotros habrá pasado a ser historia. Se ha logrado cierto progreso al organizar una campaña para que se nos haga justicia, pero ese progreso aún es muy poco y muy lento. Como soy realista, estoy plenamente consciente del gran esfuerzo que se requiere para contrarrestar la inercia paralizante que el Departamento de Justicia ha infundido al pueblo norteamericano. Con coraje, al que se suman confianza y esperanza, te deseo un feliz Año Nuevo, mi amor.
(…)
Amor mío, resarciremos a nuestros hijos de todo lo que les ha sido negado. Te repito una vez mas que en el año entrante seguiré viendo en ti mi sostén, mi inspiración y todo lo que es hermoso para mi en la vida.
Con todo mi corazón,
1952-MIS MEJORES DESEOS – AMOR – FELICIDADES – LIBERTAD - ¡PAZ!
Julie.

Así escribía el esposo a su amada sin imaginar que apenas comenzado el año 1952, conocerían la triste noticia de que el Tribunal de Apelaciones del Circuito había rechazado la apelación presentada por ellos. Imposible es imaginar cuantos sentimientos se agolparon en los corazones de los reos, es incalculable hasta donde llegó la desesperación por el futuro de sus hijos, y inenarrable el tormento de verse separados por la impenetrable muerte.

26 de febrero de 1952.
Cariño,
Amor mío, anoche a las 10 en punto oí la espantosa noticia. En estos instantes, carente casi por completo de elementos a los cuales atenerme, me resulta difícil hacer algún comentario, como no sea una expresión de horror ante la prisa con que el Gobierno parece estar presionando para precipitar nuestra muerte. No cabe duda que esto demuestra que todo el análisis hecho por nosotros en relación con la naturaleza política de nuestro caso ha sido asombrosamente correcto.
…; mientras tanto estoy tan atormentada, como también debes estarlo tú.
Cariño si tan solo pudiera consolarte de verdad. Te amo tanto.

Tu fiel esposa,
Ethel.


El centro de las cinco pruebas presentadas por el fiscal para argumentar la culpabilidad, eran unos esquemas dibujados de memoria por el hermano de Ethel seis años después de que según argumentó se los había entregado al agente Gol. Dichos croquis representaban la bomba de implosión de Nagasaki, y de los lentes empleados para hacer detonar la misma. A lo largo de todo el juicio ella fue presentada por el fiscal como una persona importante en la conspiración, al mecanografiar las notas de Julie. Ninguna de estas notas se presentaron en el juicio. Como Ethel amparándose en la quinta enmienda, no contesto ninguna de las preguntas ante el gran jurado y si declaró en el juicio, utilizaron este cambio totalmente legal para argumentar que ella tenía algo que ocultar.
Todo el proceso fue amañado y sin lógica, pruebas arregladas, argumentaciones irreales, y testigos comprados o amenazados, configuraron este injusto juicio que solo intentaba darle al pueblo norteamericano una muestra de cómo se luchaba en su país contra el comunismo, como se debía castigar a los traidores, y para mejor ilustración del porqué fue condenado el matrimonio Rosenberg las palabras de Carlos Rafael Rodríguez:

Julius y Ethel Rosenberg murieron porque los protagonistas del macarthismo creían – ciegos ante la historia- que su muerte iba a servir para acobardar a quienes en Estados Unidos no se resignaban a continuar soportándolos.

En la petición de clemencia enviada por Ethel Rosenberg al Presidente de los Estados Unidos, ella declara abiertamente su inocencia y su valiente posición.

No somos mártires ni héroes, ni aspiramos a serlo. No queremos morir. Somos jóvenes, demasiado jóvenes, para la muerte. Ambos anhelamos ver crecer a nuestros dos pequeños hijos, Michael y Robert, hasta que lleguen a ser hombres. Deseamos, con cada fibra de nuestro ser, que nos restituyan en algún momento al lado de nuestros hijos para reanudar la armoniosa vida familiar que disfrutamos antes de la pesadilla de nuestros arrestos y condenas. Deseamos que nos reintegren algún dia a la sociedad donde podamos contribuir con nuestras energías a construir un mundo en el que todos tengan paz, pan y rosas.

Sí, aspiramos a vivir, pero con la sencilla dignidad que inviste sólo a aquellos que han sido honestos consigo mismo y con sus semejantes. Por lo tanto, con honradez, solo podemos decir que somos inocentes de este crimen.


Más adelante Ethel hace un análisis de todo el proceso y la debilidad de las pruebas presentadas, y acota:

Solicitamos las conmutaciones de unas sentencias que producirían la indecible tragedia de la destrucción de nuestra pequeña familia, así como habrían de sentar un precedente para el abandono, en Norteamérica, de la apreciación civilizada del valor de la vida humana (…)

Nada valió: ni la apelación a la sentencia interpuesta por los abogados, ni la petición de clemencia, ni la amplia y combativa solidaridad que se gestó dentro de Estados Unidos y rebasó sus fronteras atrayendo a todas las personas honesta del planeta. El 18 de junio, aniversario de boda de los esposos Rosenberg, se llevaría a cabo la ejecución.

31 de mayo de 1953
Ethel querida,
¿Qué le escribe uno a su amada cuando se enfrenta a la siniestra realidad de que se ordenó quitarles la vida en dieciocho días, en el 14 aniversario de sus bodas? La proximidad de la hora más negra de nuestras penas y el grave peligro que nos amenaza exigen todo el esfuerzo de nuestra parte para evitar la histeria y el falso heroísmo…
(…)
Todo el amor que hay en mi es tuyo,
Julie.


En carta a su abogado, Ethel refleja la misma congoja que su esposo ante la inminente fecha:

11 de junio de 1953
(…)
Haz algo, Manny, haz el esfuerzo. Me parece imposible que nuestro aniversario de bodas se permita una crudeza tan monstruosa como nuestra ejecución. Pero, en fin, soy una persona incurable tonta que no puede comprender como los hombres pueden parecer hombres ¡ y no ser más que demonios sádicos disfrazados (…)
Ethel.


No obstante, los esfuerzos continuaron y el 17 de junio el juez concede el aplazamiento de la ejecución hasta que las cortes menores pudieran decidir nuevas cuestiones presentadas por la defensa. Pero el 19 de junio la Corte Suprema veta el aplazamiento, y el Presidente Eisenhower niega clemencia nuevamente, y en este dia son ejecutados los esposos Rosenberg. Se consumaba otro crimen en la historia de los Estados Unidos.

Aquí aparece, de nuevo, la justicia norteamericana, que produjo los “Mártires de Chicago”, sobre los cuales dejo Marti paginas inolvidables; la que condenó antes de Sacco y Vanzetti y a los “Negros de Scottsboro”; la que no pudo arrebatarnos, en esta época en que la conciencia popular maduró mucho más en Estados Unidos, a Ángela Davis.

Estas palabras de Carlos Rafael Rodríguez cobran vigencia en estos días en que una vez más la llamada “justicia norteamericana”, ha sido fiel a su historia de infamia, manteniendo presos a nuestros cinco héroes cubanos, víctimas de un juicio amañado, al estilo Rosenberg, donde las pruebas no se sustentan, y donde no se tiene en cuenta la realidad de los hechos, sino los intereses mezquinos de los grupúsculos anticubanos. Todas estas manipulaciones han dado lugar a que cada dia se levanten más y más voces en el mundo para exigir la liberación de nuestros hermanos, y que hasta jueces norteamericanos fuera del estado de la florida, reconozcan la arbitrariedad de las sentencias impuestas,

Deseamos que nos reintegren algún dia a la sociedad donde podamos contribuir con nuestras energías a construir un mundo en el que todos tengan paz, pan y rosas.

Ethel.

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