En la Conferencia Internacional Sanitaria en Washington, Estados Unidos, el doctor Carlos J. Finlay anuncia la necesidad de un agente trasmisor intermediario de la fiebre amarilla. Fue el primer científico del mundo que expuso ante un auditorio de especialistas, su teoría. No fueron obra de la casualidad los merecidos y repetidos reconocimientos públicos y privados que se le hicieron. En los archivos de la Fundación Alfred Nobel se encuentran documentos que prueban cómo, entre 1905 y 1915, Finlay fue propuesto repetidamente para obtener el preciado galardón en Medicina; entre los peticionarios aparece sir Ronald Ross, premio Nobel de Medicina en 1902.
En 1907, la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, Gran Bretaña, entregó a Finlay su más alta distinción mientras que un año más tarde, el gobierno francés le otorgó la insignia de la Legión de Honor, reservada a personalidades de reconocido prestigio. El 8 de noviembre de 1911, el cubano fue nombrado miembro corresponsal de la Academia de Medicina de Francia.
|