El Día Mundial del Sueño se creó en el 2008, por iniciativa de la Asociación Mundial de Medicina del Sueño, siendo su objetivo principal disminuir el impacto y los trastornos que ocasiona el no dormir las horas necesarias. En pasadas ediciones el tema Dormir bien, estar sano, mantiene su vigencia. La somnolencia y el insomnio afectan la salud y la calidad de vida. Son trastornos que pueden prevenirse y tratarse. Es necesario tomar conciencia profesional y social, primer paso sobre el que hay que actuar.
El tema del 2015 fue «Cuando el sueño es reparador, la salud y la felicidad abundan».
Si dormimos bien, tranquilos, y durante el tiempo necesario, tendremos como resultado un sueño de calidad, reparador y así al día siguiente nos sentiremos descansados y alertas durante nuestra vigilia. En caso contrario posiblemente suframos de insomnio el cual afectará de forma negativa todas las esferas de nuestra vida (cognitiva, física y anímica).
Padecer insomnio aumenta el riesgo de sufrir alteraciones cardiovasculares, déficits cognitivos y de memoria. Los niños insomnes presentan dificultades en el aprendizaje y problemas de conducta. Las personas con sueño fragmentado y no reparador pueden presentar hipertensión arterial, diabetes, obesidad y otros trastornos médicos.
Numerosos estudios muestran que las personas con insomnio sufren más síntomas de ansiedad y depresión que los que duermen bien. La mala calidad de sueño afecta nuestro humor y nuestras relaciones sociales y personales.
Fuente: Infomed
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