"Soñar
a Martí"
Descubrir metáforas jamás imaginadas
en los versos del Ismaelillo,
encontrar matices insospechados en la palabra del poeta, en su prosa
lírica
de La Edad de Oro, aprender la lección de ternura
contenida en las
acciones de Pilar en Los zapaticos de rosa, descubrir el
infinito caudal
de amor en Piedad por su muñeca negra, es algo de lo mucho
que sugiere
Crispín Sarrá como fuente de inspiración en
esta muestra personal que
comparte con los pequeños que sienten y aman a Martí.
Porque pintar motivos de inspiración para el Hombre de la
Edad de Oro
es introducirse en sus sentimientos, compartir sus ideas, asumir
sus
verdades, sentir hondamente el peso de su palabra y llegar a las
honduras
de su pensamiento.
Pintar lo que dijo Martí es mucho más que retratar
sus personajes y
situaciones, es llegar a la raíz de su poesía, de
su prosa, de su verbo
encendido, es compartir aquellos momentos de encantamiento en que
nació el Ismaelillo, florecieron cuentos fantásticos
y se impuso el amor
a la historia y a los héroes.
Es regresar a la infancia y recibir el caudal maravilloso de su
ensueño,
es sentir en niño y amar como niño o sencillamente
ser un niño como
estos pequeños que dejan hablar sus crayolas y lápices,
sus temperas y
acuarelas. Es dejar hablar los colores de Martí y apresarlos
con el sol de
su verdad, es pintar soñando a Martí, es correr en
pos de un niño
travieso cazando mariposas y con el bribón darles un beso
y dejarlas volar
entre las rosas.
Pintar a Martí es ir al encuentro de Ismaelillo ,
de su caballero,
del Príncipe enano y vestirlo de fuego y nieve, de revelarle
los misterios
de la nube y de esos animalitos que no pueden verse de tan pequeñitos.
Pintar a Martí es sentir ese amor que alienta Crispín
y reir y cantar
y llenar de luz el espacio con el verbo del Apóstol, es elegir
la estrella
que ilumina y mata con pasión, ser el amigo sincero que te
da su mano
franca. Es arrancar los celajes y ver lo azul del cielo, es dejar
que la mano
corra en pos del verso. Es soñar a Martí.
Ada Oramas
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